Reacción tardía

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En varios cartones, caricaturistas mexicanos han retratado al dirigente del PAN, Ricardo Anaya, como alguien que reaccionó de manera lenta –por decirlo amablemente– ante temas como el de la diputada local en Sinaloa, Lucero Guadalupe Sánchez López. No es el único ejemplo de este tipo de reflejos tardíos, pues es una característica de muchos de nuestros políticos que comienzan a buscar soluciones hasta que se ha hecho público el escándalo.

Lentitud

En los entrenamientos para responder adecuadamente a una crisis de comunicación, la primera recomendación es que una crisis se resuelve previendo su surgimiento. Así, a los que reciben la capacitación –desde luego que entre estos deberían estar nuestros políticos– se les pide que reconozcan algún tema –incluso de carácter íntimo– que pudiera convertirse en un potencial escándalo que capitalicen sus adversarios. A los directivos de las empresas se les pide pensar en escenarios en los que sus productos o servicios pudieran generar una grave crisis, como pudiera ser el caso de un accidente aéreo.

De esta manera, la estructura puede crear un equipo que responda rápidamente ante tal eventualidad, incluyendo los manuales y los cursos al personal para que se concientice de esta posibilidad y los riesgos que implica para la organización, que puede poner en riesgo su supervivencia.

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Quien esto escribe tuvo la oportunidad de impartir cursos de este tema a políticos de Acción Nacional hace años. Por experiencia puedo comentar que este tipo de esfuerzos sirvieron de poco a dicho partido, en parte por la alta rotación de personal que tiene en sus estructuras estatales, y en parte porque los dirigentes azules están interesados en otros temas que les reditúen buena imagen, aunque no gustan de cuidar la propia ni la de la institución.

Ahora que en páginas de opinión, caricaturas y redes sociales cuestionan la razón por la que Ricardo Anaya, presidente nacional del PAN, reaccionó tarde ante la información que vinculó a la diputada local en Sinaloa, Lucero Sánchez López, con Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, recordé las experiencias que tuve en este campo hace años.

Como políticos, los panistas no toman en cuenta el factor imagen en un contexto tan dinámico como el que actualmente tenemos en materia informativa, en particular con el arribo de Internet y las redes sociales. En muchas ocasiones, no se elaboran planes o estrategias de comunicación, no se cuenta con personal preparado y muchos menos se analizan escenarios posibles que puedan detonar una crisis de comunicación, sea época electoral o no. Los nombramientos de los responsables del tema se hacen en razón de conveniencias políticas, no de la necesidad de contar con gente capacitada para el cargo.

La falta de respuesta a los señalamientos –hechos hace 7 meses, según han reportado distintos medios– de un posible vínculo entre la legisladora y uno de las narcotraficantes más conocidos del país, no hace sino confirmar que este tipo de temas no interesan a la dirigencia panista. Ahora mismo, como si tuvieran la intención de confirmar esto, surgen de nueva cuenta datos sobre otros posibles vínculos de uno de sus candidatos a gobernador, Francisco García Cabeza de Vaca, en una entidad asolada por el narco, Tamaulipas, y de nuevo la respuesta será lenta o nula, pues parece que el interés está en otros ámbitos.

Pero no es esta incompetencia exclusiva de panistas, pues en multitud de casos nos hemos enterado de candidatos con pasados cuestionables, relaciones de dudosa calidad ética de gobernantes en activo o de intimidades que hubieran restado el voto en plena campaña. Mucho de eso se conocía al interior del partido en el que militan –o militaron– los señalados pero poco se hizo para prever esto.

Es claro que si un partido sabe que su abanderado cometió un delito, un pecado o es sospechoso de algo, cualquier asesor les recomendaría adelantarse a la revelación y plantear posibles soluciones, pues no es lo mismo confesar una infidelidad junto a la esposa por parte de un candidato, que el escenario en el que tenga que defenderse porque ésta se dio a conocer en medio de un escándalo mediático.

Pero nuestros políticos no entienden y piensan que la mejor arma en contra de una crisis de comunicación es el olvido que el pueblo les regalará en pocas semanas. Cómo si ya se hubiera olvidado los fajos de billetes que René Bejarano se embolsó en las oficinas de Carlos Ahumada o tantos otros ejemplos que pudieran llenar un diccionario enciclopédico.

Del tintero

Hoy se cumple un año de la explosión en el hospital materno infantil en Cuajimalpa, en donde esperamos que la reconstrucción haya sido para mejorar y que la apuesta al olvido no aparezca.

Otro aniversario que debemos recordar, sólo que este corresponde al día de mañana sábado, es el de la cancelación del proyecto para construir el tren rápido entre México y Querétaro, así como el que uniría Quintana Roo con Yucatán.

Cancelaciones que marcaron la presidencia de Enrique Peña Nieto y que demuestran que, sin importar el nivel de gobierno, la planeación no es algo que se les dé a nuestra clase política.

Twitter: @AReyesVigueras


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