Tocamos el tema en una colaboración anterior, al referirnos a los préstamos que están pidiendo algunos partidos para enfrentar las campañas electorales pese al millonario financiamiento que reciben del INE. En particular, la situación del PRI era alarmante pues tenían que hacer frente a adeudos derivados de las multas que les fueron impuestas por la elección del año 2000, pero también del caso del PAN que necesita más recursos para sus candidatos. Ahora el PRD se suma a la lista de partidos endeudados.
Deudas y más deudas
Algo extraño sucede en las finanzas partidistas que los tres partidos políticos más grandes del sistema necesitan recursos extras. El PAN ha solicitado un préstamo para las elecciones de este año y no es descabellado pensar que hará lo mismo en 2017 –en particular por la elección a gobernador en el Estado de México– y en el 2018 por la votación para renovar la Presidencia de la República.
El PRI aún tiene cuentas pendientes con la autoridad electoral, debido a las multas que ha recibido desde el año 2000 con motivo del Pemexgate. Sus finanzas no están todo lo robustas que se quisiera y no podrán apoyar a sus abanderados como antaño, en que eran conocidos como candidatos del “partidazo”.
A esta lista se suma el PRD, partido en el que no es extraño que tengan problemas financieros. Cabe recordar que durante la administración de Rosario Robles, se vieron comprometidas sus finanzas por distintos adeudos –uno de ellos con Televisa– e, incluso, por la compra de un edificio en la Glorieta de Insurgentes que no pudo ser utilizado por que necesitaba prácticamente ser reconstruido. Claro que Carlos Ahumada tuvo participación en este episodio, pero esa es otra historia.
Ahora, varios medios informativos han señalado que el Sol Azteca tiene deudas con proveedores y analiza la solicitud de un préstamo. El Universal apuntó que el CEN perredista continúa analizando pedirlo a Banca Afirme por ser “la única institución que todavía le presta al PRD”, de lo que se puede concluir que no es buen cliente o que dicho partido se encuentra en el buró de crédito con reporte negativo.
Y ni que hablar del Partido Verde, quizá el más sancionado por la autoridad electoral –aunque para muchos no lo suficiente de acuerdo a su actuar para evadir las reglas–, aunque de dicho partido no se señalan preocupaciones para apoyar a sus candidatos, pero sí que continúan con los regalos para obtener el voto.
Así las cosas, surge la pregunta de si los partidos grandes no cuentan con todos los recursos suficientes para apoyar las campañas de sus candidatos, por lo que tienen que abstenerse de hacerlo o recurrir a créditos bancarios, ¿quién financia en realidad las campañas?
Si se revisan las cuentas de campaña, uno podrá notar que hay gastos que pueden inflar la contabilidad, pues la compra de artículos promocionales puede representar cifras millonarias, además de los gastos diarios de la actividad proselitista, como es el transporte, alojamiento, viáticos.
Además en las campañas siempre hay que otorgar recursos a los llamados operadores políticos, unos personajes que no se sabe a ciencia cierta de donde surgen pero que prometen llevar personas a los eventos de campaña o votantes a las urnas, además de un sinnúmero de tareas que pueden ir desde convencer a líderes sociales a sumarse a la causa o compartir información estratégica de los adversarios. Sin duda este es un rubro que más de un candidato prefiere que no se aborde, pues estaríamos en posibilidad de descubrir charlatanes, actividades que pueden considerarse ilícitas o simplemente faltas de ética política, aunque como el fin justifica los medios, los llamados operadores políticos pueden seguir actuando a sus anchas en las campañas que los contraten, pese a no ofrecer resultados tangibles.
Algunos candidatos recurren a empresarios para recibir apoyos, tanto en efectivo como en especie, a fin de contar con los recursos necesarios para una campaña de un par de meses y ganar una presidencia municipal, una diputación o una gubernatura.
Hay varias anécdotas en las que los candidatos aseguran recibir de empresarios afinen regalos para sus campañas, como puede ser vehículos –en especial camionetas– que no entran a la contabilidad que se entrega a la autoridad electoral. La falta de sancione por este tipo de prácticas ejemplifica muy bien la forma en que se esconden, pese a que se conoce por filtraciones que algunos abanderados han recibido “apoyos” como viajes en avión para acudir a eventos proselitistas.
Así que la pregunta sigue abierta, en particular por lo costoso para nosotros como ciudadanos de todo un sistema de partidos que consumen recursos millonarios y que, además, deben recurrir a la banca comercial para contar con más recursos, créditos que son pagados con el financiamiento que reciben del INE. Sin duda algo extraño sucede con los partidos mexicanos.
Del tintero
¿En verdad hay necesidad de que un candidato a gobernador aclare que “mientras yo esté aquí, mi papá no pisará el estado”? Y no, no se trata de una declaración vieja de Rodrigo Medina o de Aristóteles Sandoval, exmandatario de Nuevo León y actual de Jalisco, sino de quien busca serlo en Oaxaca. Lo dicho, estas campañas no se basan en propuestas sino en quien es menor peor. Que no nos sorprenda el abstencionismo ante estos hechos.
Twitter: @AReyesVigueras
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