La civilización política ha intentado ha intentado el bienestar y armonía, con distintos sistemas, desde los más autoritarios y centralistas, hasta los más democráticos y equitativos
Ha quedado despejada la duda acerca del posicionamiento del viaje del papa Francisco a México, algunos apostaban a que vendría más como Jefe de Estado y otros como Jefe de la Iglesia, ni unos ni otros, vino como ambas cosas fundidas magistralmente, a veces ganando su mensaje apostólico, a veces el diplomático, pero me parece que finalmente presentó, donde debía ser, en el corazón del poder político del país, el Palacio Nacional, el mensaje en el que dejó ver, en la cara de los políticos y empresarios de este país, su propuesta político-religiosa de avanzada, con la que exhibió el atraso de la filosofía política y social con la que se ha conducido la actual civilización.
Desde hace miles de años, el ser humano ha intentado organizarse y cohesionarse de múltiples maneras a través de la fuerza, la comunicación, el trabajo y la defensa, para lo cual ha creado instituciones, reglas, estructuras sociales y leyes, en una palabra, la política, como actividad y estructura articuladora de la sociedad, con la que se establecen relaciones sociales, económicas y de poder, conformándose así civilizaciones completas dirigidas desde el poder político como centro de las principales decisiones relacionadas con la distribución de los bienes, la propiedad, la justicia, seguridad, salud, educación y la cultura; pero también la protección de la vida y derechos humanos.
La política, desde las civilizaciones faraónicas e imperiales egipcias, orientales, helénicas, nórdicas y mesopotámicas, ha conformado sociedades con diferentes características, distintos sistemas políticos y niveles de desarrollo, entendido como la condición de bienestar y armonía entre sus integrantes, lo que ha conformado países más avanzados y otros atrasados, unos más ordenados, justos y equitativos que otros.
En aquellos países en los que hay pobreza en la mayoría de su población, corrupción en sus gobiernos, violencia y desigualdad, la política no ha funcionado, la civilización política ha fallado, las instituciones, leyes, autoridades, poderes públicos, gobiernos, no han logrado bienestar y armonía.
Ahí entra la propuesta del papa Francisco, ahí donde la civilización política no ha podido generar bienestar y armonía, en palabras del Papa, cuando los líderes políticos y económicos no han sido hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común, y por el contrario se empeñan en buscar el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, éste tarde o temprano, dice el Papa, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo, lo que significa que la civilización política ha fallado, punto en el que entra, a mi juicio, la principal propuesta y lección que ha dejado el Papa Francisco, promover la edificación de la civilización del amor.
La civilización política ha intentado el bienestar y armonía, con distintos sistemas, desde los más autoritarios y centralistas, hasta los más democráticos y equitativos, inspirados en distintas filosofías y teorías sociales, políticas y económicas, algunos apostándole al mercado, la propiedad privada y otros a la planeación centralizada, economías de estado y dictaduras del proletariado, sin embargo, más que de las leyes de la oferta y demanda del marcado o de planes estatistas y decretos dictatoriales, el desarrollo como condición de igualdad, bienestar, orden y armonía, va a ser posible si hay hombres justos y honestos en la política y en la sociedad, de buen corazón, que no busquen privilegios para unos cuantos, es decir, si somos más los convencidos de la necesidad de edificar la civilización del amor que haga posible el bien común.
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