Pese al discurso triunfalista, el panorama electoral azul es de claroscuros pues si bien las alianzas le dan alguna oportunidad de victoria, el pronóstico es negativo en la mayoría de las entidades en las que participará. A excepción de Puebla, los triunfos podrían ser escasos para el blanquiazul.
Panorama electoral
Las 12 gubernaturas, los comicios municipales y de la legislatura local en Baja California y la elección de la Asamblea Constituyente en la Ciudad de México, podrían representar una cosecha pequeña para el PAN.
Puebla representa la única victoria con posibilidades reales de concretarse, pero eso se debe a la operación del gobernador de la entidad, Rafael Moreno Valle, en combinación con los errores y conflictos internos del tricolor –como la ruptura con la organización Antorcha Campesina–; la presencia de Ana Tere Aranda como candidata independiente podría restar votos.
En Veracruz, primeros lugares en los sondeos realizados antes de empezar las campañas, una alianza con el sol azteca para apoyar las aspiraciones de Miguel Ángel Yunes –además de la pésima reputación y administración de Javier Duarte–, pero si se lanzan las campanas al vuelo antes de realizar un trabajo eficiente en los distintos distritos, ocurrirá lo que en el pasado: quedarse cerca del triunfo.
Por cierto, la candidatura independiente de Juan Bueno Torio podría complicar los planes del panismo veracruzano para ganar.
En Durango se vive una situación parecida, un candidato con posibilidades, una alianza con el amarillo y un gobierno estatal cuestionado. La historia de hace seis años podría repetirse y José Rosas Aispuro obtener otro segundo lugar.
En Quintana Roo, el panismo no es una fuerza que por sí misma pueda obtener la gubernatura. Ahora la alianza con el amarillo y el contar con un expriísta como candidato, en la figura de Carlos Joaquín, da cierta esperanza en una entidad en la que también se cuenta con un mandatario con mala imagen.
Chihuahua, una entidad que ya gobernó el PAN, ahora repite con Javier Corral como candidato, sin alianza formal con el PRD –aunque con el apoyo de la tribu Galileos–, ofrece un escenario complicado para un triunfo azul pese a los desatinos de César Duarte, por ser un partido que ha perdido fuerza y que el voto opositor se dividirá entre varios prospectos, incluido un independiente.
Tamaulipas y el arranque en los primeros lugares de las encuestas de Francisco García Cabeza de Vaca, ha generado entusiasmo en el azul, con un marco en la que la inseguridad es uno de los principales problemas, al igual que las pugnas internas del Partido. Si se logra que los ciudadanos acudan a las urnas, la sorpresa podría producirse.
Oaxaca es otra plaza en la que el panismo es diminuto. Van en alianza con el PRD con la candidatura de José Antonio Estefan Garfías, que enfrentará a un cuestionado Alejandro Murat por parte del tricolor y con otro gobernador en duda, como es Gabino Cue. Morena podría reducir las posibilidades de ganar, al igual que la candidatura de Benjamín Robles con otra fuerza de izquierda.
En Sinaloa el panorama es complicado. Sin alianza como en el pasado, con un candidato elegido en medio de divisiones internas y con el peso negativo del asunto del tema de la diputada local Lucero Guadalupe Sánchez, las posibilidades de éxito son menores.
Zacatecas es otro lugar en la que el panismo no pinta, pero eso no importa para que se hayan sumado a una alianza con el perredismo en un proceso complicado para elegir candidato –mismo que no se ha definido del todo–, y con la presencia de Morena como una fuerza que los podría dejar en el tercer lugar.
Aguascalientes es ejemplo de un estado ya gobernado por el blanquiazul que puede ofrecer un buen resultado, pero en donde los problemas internos pueden arruinar los planes de su abanderado Martín Orozco. El reto luce difícil para un partido que no pudo retener las posiciones ganadas.
Tlaxcala tuvo un gobierno azul. La candidatura de Adriana Dávila y su posición en las encuestas ha dado confianza al partido, pero ante una competencia que luce para una elección cerrada.
En Hidalgo el panismo es una fuerza política sin posibilidades. Poca presencia, escasa fuerza, sin alianzas y una perspectiva de repetir el tercer lugar con la candidatura de Francisco Javier Berganza.
En Baja California, entidad con una tradición de baja participación, se podría repetir el resultado negativo para el azul en elecciones intermedias, pues en otros comicios han ganado uno o dos de los cinco municipios en disputa y variando en la composición de la legislatura local, pues han pasado de tener la mayoría a ser un grupo de legisladores más. Es claro que el empeño que el panismo en el estado está más enfocado en retener la gubernatura que en municipios y distritos locales.
Finalmente, en la elección de para elegir a los integrantes de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, el panismo tiene poco que hacer al aspirar a unas escasas posiciones en el nuevo órgano legislativo. Su perspectiva es ocupar el tercero o cuarto lugar, en un contexto de división interna y reducidos liderazgos.
Lo único seguro es que pese a los resultados, adversos en su mayoría, el discurso tras las elecciones será el de justificar un mal saldo y anunciar que ya se prepara la siguiente elección.
Twitter: @AReyesVigueras
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