Informes recientes sobre intensos combates entre policías comunitarios y un grupo criminal mexicano ofrecen una mirada a la potencial amenaza que posan los grupos de autodefensa para el crimen organizado.
Como informó El Universal a finales del mes pasado, miembros de los Caballeros Templarios se enfrentaron a las organizaciones de autodefensas comunitarias que operan en tres ciudades del estado suroccidental de Michoacán: Buenavista Tomatlán, Tepalcatepec y Apatzingán. El enfrentamiento dejó al menos 14 muertos y un número indeterminado de heridos.
La semana pasada, los mismos grupos estaban de nuevo en las noticias, ya que 37 miembros de la policía comunitaria de Buenavista Tomatlán fueron detenidos por el ejército. Estos miembros fueron acusados posteriormente de tomar el control de la estación de policía municipal, donde tenían en cautiverio al jefe local y a cinco de sus oficiales, bajo la sospecha de que estaban trabajando con los narcotraficantes locales (probablemente los Caballeros Templarios). El ejército también confiscó un número indeterminado de armas de fuego y removió tres bloqueos en la carretera.
Más recientemente, uno de los líderes de los Caballeros Templarios publicó un video acusando a los grupos de autodefensa – llamada "policía comunitaria" en el video – de matar a inocentes, y los retó a un "combate a muerte". (Vea el video abajo).
Análisis de InSight Crime
Este estallido de violencia refleja la creciente tensión e inestabilidad derivadas del aumento de la actividad de los grupos de autodefensa. El gobierno ha intentado tanto dialogar como deslegitimar a estos grupos comunitarios. Del mismo modo, los grupos criminales amenazados por su existencia respondieron con actos de confrontación abierta, como la masacre mencionada anteriormente, e intentando igualmente deslegitimarlos. En resumen, aunque ambos están inquietos, ni el gobierno ni los grupos criminales parecen tener la mejor respuesta para hacerle frente a estas organizaciones de policia comunitaria.
Para los criminales, los Caballeros Templarios son el grupo más amenazado por las autodefensas; y el último incidente refleja una campaña por sacarlas de la escena.
Los esfuerzos de los Caballeros incluyen una campaña multifacética de relaciones públicas. El mes pasado, una serie de mensajes, a los cuales se hace referencia como narco-mantas, aparecieron en Michoacán con acusaciones de que las autodefensas eran poco más que un frente del Cartel de Jalisco – Nueva Generación (CJNG), uno de los rivales locales de los Caballeros. Las mantas, que iban dirigidas al Presidente Enrique Peña Nieto, y que aparecieron en las tres ciudades más grandes del estado, acusaban a la policía comunitaria de participar en actividades de secuestro y extorsión.
Las mantas precedieron otro mensaje a las autoridades. El líder de los Caballeros Templarios, Servando "La Tuta" Gómez, también dio a conocer un video a finales del mes pasado, un día antes de la ronda de homicidios. En el video de 14 minutos, Gómez, quien en los últimos años había concedido entrevistas periódicamente para abordar cuestiones relacionadas a la política de seguridad en Michoacán, pidió a Peña Nieto que limitara el funcionamiento de los grupos comunitarios. También acusó a Fausto Vallejo, gobernador de Michoacán y miembro del Partido Revolucionario Institucional de Peña Nieto, de ignorar sus responsabilidades de seguridad, dejando un espacio abierto para el crecimiento de los grupos de autodefensa.
Estos grupos comunitarios han surgido en varios estados del país, pero en ninguno de ellos han entrado en conflicto, tan directamente, con los intereses de los grupos criminales existentes, como lo han hecho en Michoacán. Esto refleja algo de la naturaleza única de los Caballeros Templarios entre los grupos criminales mexicanos.
Dado que la policía comunitaria ha surgido como respuesta a la criminalidad e inseguridad, los roces con los narcotraficantes locales era inevitable, y gran parte del reciente conflicto en Michoacán se debe a los intereses irreconciliables de las dos partes.
Pero, va más allá de esto. A diferencia de muchos de los grupos criminales más establecidos, como el Cartel de Sinaloa o el Cartel del Golfo, que están más abiertamente enfocados en las ganancias, los Caballeros siempre se han retratado como los protectores de la gente en Michoacán. Surgieron como parte de la Familia Michoacana alrededor de 2006, en gran parte, en oposición a grupos externos como los Zetas; su victoria dejó al mundo criminal del estado en manos de los criminales locales. El grupo operaba bajo un tinte moral y cuasi religioso, en el que prohibían el uso de drogas y el secuestro. La supuesta verdad detrás de todo esto es que los Caballeros (y su predecesora, la Familia) son diferentes en que son una fuerza para el bien.
El surgimiento de grupos de policía comunitaria revela que las pretensiones de los Caballeros eran vacías. Si la identidad del grupo era genuina, no habría necesidad de grupos comunitarios, porque solo los Caballeros serían suficientes para garantizar una cierta cantidad de seguridad. Por supuesto, esto es una tontería; los Caballeros han intimidado y asediado a la población local, como lo hacen casi todos los grupos criminales en México. Los grupos comunitarios reflejan una frustración popular con los Caballeros que es comparable con la de todas las poblaciones aterrorizadas por los grupos criminales. Y mientras los dos bloques estén compitiendo por el mismo espacio, los ataques de los Caballeros del mes pasado probablemente continuarán, tanto contra medios de comunicación como en las calles.
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Tomado de: InSight Crime publicado el 14 de mayo del 2013
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