Partidos maltrechos

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El panorama para los partidos políticos se ve mal en cuanto a su futuro. En mayor o menor medida, todos son víctimas tanto del desgaste natural por el ejercicio de gobierno como por sus pugnas internas, a lo que se suma el creciente rechazo ciudadano por su ineficacia para resolver los problemas del país. Este escenario ha generado que haya quienes vean la desaparición de algunas siglas en el corto plazo.

Camino a la extinción

Los partidos políticos no gozan de su mejor momento tanto en México como en el mundo. El surgimiento de movimientos que compiten por los votos, los ha puesto a la defensiva, a la vez que más candidatos carismáticos –quienes no necesariamente necesitan de ellos para triunfar– les arrebatan amplios sectores del electorado.

         A esto se suma el rechazo de los electores a sus actividades, dándoles bajísimas calificaciones en temas como confianza o credibilidad las cuales conocemos a través de encuestas.

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         Otro factor que se agrega a este escenario es el de las propias pugnas internas, que hacen que la viabilidad de este tipo de instituciones se ponga en entredicho respecto a su futuro inmediato.

         Toda esta combinación apunta, para muchos ciudadanos, a la extinción de algunos de los partidos que actualmente forman parte del sistema político nacional, lo cual también comienza a comentarse en medios tradicionales, digitales y redes sociales.

         Y es que no les falta razón a quienes piensan que hay partidos que viven sus últimas horas, luego de pésimos resultados electorales y del completo alejamiento en su relación con la ciudadanía.

         Quizá los ejemplos más claros de esto son el PRI y el PRD. En el primer caso, luego de los resultados electorales del pasado 5 de junio, pasando por la designación y el acarreo que encumbraron a Enrique Ochoa Reza como su presidente nacional, hay quien considera que es su última oportunidad para renovarse y continuar en la batalla política.

         En el caso del sol azteca, la pérdida constante de posiciones electorales, así como de preferencias ciudadanas hace que muchos piensen que su fin puede estar cerca. Las continuas peleas por su dirigencia nacional, en un contexto de falta de acuerdos, también suma a esta impresión, por lo que ya hay quien pretende escribir su epitafio.

         Algo similar se puede, o ha podido decir, del resto de los institutos políticos de México, en particular después de descalabros electorales que los mandaron a un tercer sitio, como fue el caso del PAN en 2012.

         Así, se tiene que considerar que el resultado electoral es lo que genera buena parte de este tipo de consideraciones, en un contexto en el que el repudio a los partidos es la constante, sin tomar en cuenta que la política nacional es como una rueda de la fortuna en la que algunas elecciones les toca estar arriba y, otras, abajo.

         Pongamos como ejemplo al PRI mismo, ejemplo claro de lo que se opina en estos momentos acerca de su futuro. En el año 2000, no fueron pocos los que consideraban que su ciclo había llegado a su fin, sin considerar que era el partido con más gubernaturas y legisladores en sus filas, por lo que a muchos sorprendió su regreso triunfal en el 2012.

         No hay que dejarse llevar sólo por este tipo de indicadores, pues si bien luego de las elecciones de este año el PRI no es el partido con el mayor número de gubernaturas, si conserva buena parte de su estructura y la Presidencia de la República, lo cual no es poca cosa y por esto no se puede dar por enterrado al tricolor.

         Para algunos, en 2017 si pierde la gubernatura del Estado de México estaría en la antesala de la derrota en el 2018, lo cual no necesariamente se produzca si tomamos en cuenta que una eventual alianza PAN-PRD para dicha elección podría no concretarse, por lo que los que ahora empiezan a tocar “Las Golondrinas” para el tricolor tendrían que posponer las exequias para dicho partido.

         Es probable que el año entrante, de las tres gubernaturas que el PRI defenderá pueda perder una o dos –escojan entre Nayarit y Coahuila–, pero se ve muy difícil que ceda la plaza en la tierra del Presidente, en particular porque sus oponentes no cuentan con la estructura o con un candidato que garantice competencia en dicha entidad, además de la presencia de Morena que les arrebatará votos.

         Así, también es probable que los pronósticos funestos acerca del futuro tricolor se tengan que rehacer en función del resultado electoral, al parecer el único índice para medir la eficacia de un partido en México.

         El caso del PRD es ilustrativo en este sentido, pues no sólo se trata de malos resultados electorales, sino de la perdida de militantes además del agravamiento de sus pugnas internas y pérdida de posiciones de gobierno. Aquí sí hay preocupación por el futuro del sol azteca.

         El hecho de que los partidos vean peligrar su porvenir por un resultado electoral, sin más consideraciones, habla de la calidad de análisis que se hace en nuestros medios y de la forma en que pesan más las fobias en contra de ciertos institutos políticos que los datos objetivos.

Del tintero

Otros que se creía eran cosa del pasado regresaron para ungir a Ochoa Reza: los sectores del PRI volvieron del más allá para ayudar en la cargada. Sería buena saber si fue a través de un pentagrama o una ouija que se hizo la convocatoria.

 

@AReyesVigueras


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