PAN: ¿Todo está perdonado?

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En su congreso de Rennes, en 1990, los socialistas franceses se confrontaron de tal modo que el PSF tardó 15 años en recuperar su estatura ante el electorado.

Uno de los ejes del enfrentamiento era la redacción de una nueva declaración de principios que tuviera en cuenta el fin de la Guerra Fría.

Disgustado, un simpatizante escribió una electrizante carta a la redacción de un periódico: “Si entre ustedes no se quieren, ¿por qué habría yo de votar por el Partido Socialista?”.

Aquel congreso todavía es recordado como el “suicidio colectivo” del Partido Socialista francés.

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Por razones muy distintas, los panistas también parecen dispuestos al suicidio.

No hay, en Acción Nacional, una gran confrontación de principios en el actual pleito interno. No es un debate de fondo sobre ideología, como aquel de Laurent Fabius con Michel Rocard.

¡Qué va! Lo de los panistas se parece al salón de clases de la escuelita de El Chavo del Ocho. Nada se entiende en la gritería, y, cuando alguna voz domina es para dejar salir una ñoñez. Incluso la supuesta reconciliación, ayer en Los Cabos, se percibe como una vacilada.

Lo irónico es que esto le pasa al PAN cuando por fin parecía haberse repuesto de los escándalos del verano pasado: los que desataron los videos de la pachanga de Puerto Vallarta. Éstos se calmaron, en buena medida, por la tragedia de Iguala, que llevó al primer plano al PRD.

Por un tiempo, los medios nos olvidamos del PAN y los panistas dejaron de lado sus diferencias.

Unos días después del ataque contra los normalistas de Ayotzinapa, el dirigente nacional Gustavo Madero solicitó licencia para cumplir sus deseos de convertirse en candidato a diputado.

Mientras arreciaban las tormentas de Iguala y la casa de Las Lomas, Madero tuvo el tino de desaparecer del radar informativo. Pronto se olvidó que, el 6 de septiembre, había acusado a los medios de provocar la mala imagen de su partido. Y el PAN pudo vivir 112 días de paz.

Apareció la voz sensata de Ricardo Anaya, convertido en jefe nacional suplente, quien restañó algunas de las heridas e impulsó la propuesta de un Sistema Nacional Anticorrupción que va al corazón del disgusto ciudadano con el desparpajo de los partidos para mezclar política con intereses.

¿Qué fue lo siguiente que se supo del PAN? Que crecía en las encuestas rumbo a las elecciones de junio. Que quizá había dejado atrás el desgaste que le produjeron 12 años en la Presidencia de la República. Que los votantes parecían darle una nueva oportunidad, luego de que el regreso del PRI a Los Pinos no trajo la efectividad prometida.

Pero no, los panistas no quisieron abrazar eso. Era demasiado bueno. Había que volver al lodo. Y se impuso la soberbia de los protagonistas.

Los ataques se reiniciaron, hace una semana, con el regreso de Madero a la dirigencia nacional, una vez cumplido el periodo de su licencia, y tras del desaire que la Comisión Permanente —órgano de dirección panista, en el que los maderistas tienen al menos 49 de los 58 votos— hizo a la ex primera dama Margarita Zavala en sus intenciones de ser diputada.

Los antimaderistas, identificados con el expresidente Felipe Calderón, la emprendieron contra el chihuahuense, a quien acusaron de avorazado. “Es un exceso la ambición de Gustavo Madero”, acusó el senador Javier Lozano, refiriéndose a los objetivos del jefe nacional, quien será diputado en septiembre y, casi seguro, coordinador de su fracción parlamentaria. “Va a querer ser hasta Papa”.

La mayoría maderista no supo aguantar la crítica, como tocaba, en aras del objetivo mayor del partido, que es enfrentar la temporada electoral. Y contra la blasfemia de Javi Hebdo de caricaturizar a Madero, el mulá Juan Molinar Horcasitas lanzó una fatwa para que Lozano sea sancionado.

Luego, Molinar arremetió contra el expresidente Calderón, quien a su vez respondió a su exsubalterno con una carta llena de ironía. Como si fueran iguales.

En fin, el PAN no ha sabido reconocer su suerte. Parece dispuesto a quemar el futuro para calentar el presente, y ha renunciado a cualquier sentido de elegancia. ¿Será que no quiere dejar a la izquierda el monopolio del disenso interno?

Hoy mismo —pese a la foto de ayer en Los Cabos— es muy difícil imaginar a Madero haciendo campaña en Michoacán junto a Luisa María Calderón, como tocaría a un partido que quiere aportar algo de estabilidad a ese estado y al país.

Puede ser que el ridículo haga caer en razón a los panistas, o que los una el espanto. La cuestión es, si cuando eso ocurra, no será demasiado tarde.

Apuntes al margen

¿Funcionó el desalojo en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa? Saque usted cuentas: el primer llamado de auxilio por la fuga de gas ocurrió 20 minutos antes del estallido. De acuerdo con el secretario de Salud del DF, Armando Ahued, había 110 personas en el lugar al momento de la explosión. Tres murieron y 73 resultaron heridas.

Quizá por la falta de reacción demostrada por autoridades de todos los niveles en el caso Iguala, ayer los funcionarios delegacionales, defeños y federales se atropellaban para mostrar que estaban atentos  y conmovidos por la tragedia. Parte del exceso fue dar a conocer cifras no confirmadas.

¿No más Tri? La Federación Mexicana de Futbol jubiló la playera verde de la selección, que comenzó a usarse hace 57 años, en el Mundial de Suecia. Curiosamente, México tiene el doble de efectividad en Mundiales vistiendo la verde que la de cualquier otro color.


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