Ey, carnales, ¿se imaginan una Suprema Corte de Justicia de la Nación que arranca su «nueva era» no con un juramento solemne a la Constitución, sino con un ritual chamánico invocando a Quetzalcóatl, el dios emplumado, y recibiendo bastones de mando como si fueran varitas mágicas de Harry Potter? Pues eso es lo que, según los rumores y chismes que circulan como reguero de pólvora en redes sociales, pasó el 1 de septiembre de 2025. Y ojo, todo esto son versiones no confirmadas, trascendidos de usuarios en X (antes Twitter) y sospechas que flotan por ahí, nada oficial, ¿eh? Pero vamos, el escándalo está servido, y yo, como buen chismoso de Off the Record, no me lo pierdo.
Empecemos por el principio, o mejor dicho, por el amanecer. A las 5 de la mañana, en la zona arqueológica de Cuicuilco, los nueve nuevos ministros electos –encabezados por el mixteco Hugo Aguilar Ortiz, el flamante presidente de la Corte– se plantaron ahí para una «ceremonia de consagración» de bastones de mando. Según posts en X de cuentas como @Melissa_Bely y @DerechaDiarioMX, no fue un cafecito matutino, sino un ritual con médicas tradicionales, marakames y caracoleos que invocaron directamente a Quetzalcóatl para que les dé «guía» en esta nueva etapa. ¡Imagínense! Los ministros arrodillados, pidiendo bendiciones divinas mientras el sol apenas asomaba. Un usuario, @domenica_sole, lo llamó «una Suprema Corte ignorante, nefasta e ilegítima», y bromeó con que el nuevo presidente parece un «indígena mixteco vendido con maquillaje de superchería india». Ay, qué ironía: de la toga y la balanza a los inciensos y hierbas para «purificar» las malas vibras de la vieja Corte. ¿Y la imparcialidad? Ni se menciona en los rumores.
Luego, a las 16:00 horas, en el mismísimo Zócalo, representantes de pueblos indígenas y afromexicanos entregaron los bastones de mando en una ceremonia masiva con calendas, ofrendas y todo el show. Fuentes como La Jornada y El Universal lo describen como un acto «plural y digno», pero en redes, como puro circo. @JoseMarioMX lo tildó de «liturgia» en lugar de justicia, diciendo que «la toga se sustituye por el rito» y que no hay contrapesos, solo símbolos populistas. Otro, @jeancarlopmag, ironizó sobre la hipocresía del Estado laico: «Los defensores de la laicidad no tienen problema con iconos indígenas, pero ni se te ocurra rezar en público o eres fascista». Y ni hablemos de las protestas del INAH afuera de Cuicuilco, donde gritaban que el bastón es un invento de AMLO y viola acuerdos presidenciales. Rumores en X sugieren que esto es puro marketing para legitimar una elección controvertida, llena de «acordeones» de Morena que, según @XochitlGalvez, fue un «atentado a la división de poderes».
Pero lo que más me hace reír –con amargura, claro– es la falta de garantías sobre independencia. En posts como el de @padrehayen, se advierte que estos rituales invocan «fuerzas desconocidas y poderes ocultos», fomentando una «mentalidad mágica» contraria a la religión verdadera. ¿Y la Constitución? @lpazosp bromea que el señor mixteco fue electo por «la voluntad de los dioses ancestrales», no por méritos. Sospechas corren de que esta Corte será un sello de goma para el gobierno de Sheinbaum, itinerante y «cercana al pueblo», pero ¿cercana a quién? ¿Al Ejecutivo? Usuarios como @Vivianolala lo llaman «impostor y farsante», usando el indigenismo como cortina de humo para tapar la falta de legitimidad.
En fin, amigos, esto huele a un Poder Judicial domesticado, donde la independencia se evapora como humo de copal. ¿Veremos sentencias guiadas por Quetzalcóatl en vez de la ley? Son puras suposiciones de redes, pero el chisme está que arde. Si sale mal, culpemos a los dioses; si sale bien, ¡alabada sea la 4T! Ja, ja. Manténganse sintonizados para más off the record.
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