Ocurrencias del IFT

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La relación de nuestros actores políticos con los medios de comunicación ha sido, por decirlo de alguna manera, «singular». Desde aquellos tiempos en que la prensa escrita se escribía en las oficinas gubernamentales, pasando por el control de los medios electrónicos por parte del gobierno.

Llegada la alternancia podemos decir que los medios siguieron, salvo excepciones, casi igual. Y los políticos también. Las ganas de controlar la información y la opinión siempre estarán presentes en el gobernante. Y las ganas de quedar bien con el poderoso siempre estarán presentes en algunos medios. En esa lógica queda atrapada la libertad. Y como nuestros gobernantes —la clase política, pues esto incluye legisladores y partidos— no quieren ver a una sociedad madura, por eso quiere controlar, regular las libertades. Es el drama, por ejemplo, de nuestra ley electoral y de la relación de la política y sus actores con los medios de comunicación.

Los que vienen de la queja del gobierno autoritario quieren a todas luces someter a los medios, no a la libertad, sino al control de ellos mismos. Se aplaude que El Bronco ya no se anuncie en las televisoras —lo que me parece bien—, pero queda como bravuconada, no como política pública.

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En el Legislativo, los defensores de los ciudadanos, reflejan más al censor que al libertario. En diversas columnas se ha mencionado que ahora ha salido el IFT a la defensa de los «tontitos» ciudadanos que no saben discernir una opinión de una información, una nota de un comercial. El IFT quiere que se anuncie que se emitirán opiniones en coberturas noticiosas. Ya podemos imaginar lo modernos de nuestros programas de televisión: cuando alguien comente algo deberá aparecer un letrero que diga: «Esto es una opinión». Cuando salga la noticia podrá aparecer uno que diga: «Esto no es una opinión» o «Esto es una noticia». Qué gran idea. De hecho, de ahí podrían pasar a los programas cómicos para poner letreritos que digan «Esto fue un chiste». Es absurdo porque, por ejemplo, hay opiniones de ciertos actores políticos que son noticia. Tendrían que poner un letrerito que dijera: «Esto es una opinión que se convirtió en noticia».

El IFT quiere también que se avise lo que es anuncio en los programas. Hoy en la televisión —salvo se supone que en los de noticias— se vende todo. Tendría que haber una flechita en todo diciendo que tal computadora es un anuncio, que el litro de leche arriba de la mesa en un anuncio, en fin, los comisionados del IFT acabarían con el cine y las series en las que domina el llamado product placment o producto integrado, es decir, el coche en el que aparece tal actor es un patrocinio o el lugar al que viaja también. Para que vean que en política, no solamente El Bronco es ocurrente.


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