Ayer (14 agosto 2014) fui duramente cuestionado y criticado durante una intervención al seno de la FUCIDIM (Fundación Ciudadana para el Desarrollo Integral de Michoacán) sobre mi visión de la estrategia federal en Michoacán.
Valientes y preparadas señoras me encararon cuestionándome el por qué me atrevía a señalar como acertadas las declaraciones del Gobernador del Estado en las que reconoció que al ser su gestión, una administración de transición, aceptaba que no alcanzaría a realizar muchas de sus metas, pero que se enfocaría en tratar de dejar un gobierno fuerte como principal aportación.
Al final, terminamos la reunión, intercambiamos puntos de vista y coincidimos en los temas de fondo… Te comparto mi reflexión.
Creo que este es un momento de sumar y sumar, de encontrar en nuestras ideas y hechos los puntos de coincidencia, que hoy son muy escasos. Por eso destaco la postura del gobernador, no desde una posición meramente gobiernista, ni idealista, ni ilusa, mucho menos, conformista…lo cual no puede aceptarse en las condiciones extremas de nuestro estado. Lo destacaría de cualquiera…Fortalecer las instituciones implica que funcionen por sí mismas con el riesgo de equivocación, señal de que están.
Lo celebro por la simple razón de que es lo más sensato y prudente que he escuchado desde el sector público en los últimos tiempos. Tiempos que se han caracterizado por la actuación de un gobierno que no ha sido, ni es autoridad, que se rehusa a entender que la legalidad es fuente importantísima de su legitimidad… que ha perdido fuerza…dignidad. Y que hoy al menos en sus intenciones, lo reconoce.
Por supuesto que en 13 meses no logrará que Michoacán cuente con un gobierno fuerte, ni él ni nadie, pero parte de una intención y del planteamiento de una idea, de una visión…muestra voluntad de hacer algo. Y eso nos lleva necesariamente a pensar en los cómos. Es indispensable tener la intención de hacer algo para después llevarlo a la práctica. En Michoacán todos somos expertos en generar ideas y soluciones, pero fracasamos en esos “cómos”, no logramos ponernos de acuerdo, rompemos la voluntad de cambio de muchos, antes incluso de empezar un proyecto… y la “grilla” termina por dejarnos peor… estancados, sin cambio… estáticos…
Es cierto que en política –y en la vida misma- no valen sólo las buenas intenciones… son importantes, pero no suficientes…se requieren hechos concretos y objetivos que impacten en la realidad. Más aún en este crucial momento por el que atraviesa Michoacán. Pero sumemos y reconozcamos cualquier atisbo de sensatez -venga de donde venga- en un ambiente repleto de surrealismo y cinismo puros. Y por supuesto, como reza el dicho… obras son amores y no buenas razones…
El autor es abogado y consejero ciudadano de la CEDH.
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