No fueron primero los pobres, sino los ricos los principales beneficiarios del lopezobradorismo

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En una investigación realizada por Oxfam México se analiza la extrema concentración de la riqueza en México, mostrando cómo 14 ultrarricos poseen una parte desproporcionada de la riqueza nacional, especialmente Carlos Slim.

Dicha concentración ha provocado desigualdad, la cual es resultado de décadas de políticas gubernamentales que favorecieron la acumulación de poder corporativo a través de privatizaciones y concesiones, permitiendo a las grandes empresas controlar precios y obtener ganancias excesivas a costa de la población.

De acuerdo al documento hay una relación entre poder económico y político necesita ser regulada para lograr una distribución más justa de la riqueza y promover un desarrollo económico inclusivo.

Concentración

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La concentración económica tiene un impacto significativo en la desigualdad en México, donde un pequeño grupo de personas acumula una gran parte de la riqueza del país. Esta concentración de riqueza se debe, en gran medida, a la relación entre el poder económico y el poder político, donde las decisiones de los gobiernos han favorecido a los ultrarricos a través de privatizaciones, concesiones y permisos.

Aquí te presento algunos puntos clave sobre cómo la concentración económica impacta la desigualdad en México:

Concentración extrema de la riqueza: Un pequeño número de individuos, conocidos como «ultrarricos» (aquellos con más de mil millones de dólares), poseen una porción desproporcionada de la riqueza privada en México.

Por ejemplo, 14 ultrarricos concentran 8.18 de cada 100 pesos de la riqueza privada nacional. Carlos Slim por sí solo acapara 4.48 de esos 100 pesos, una cantidad similar a la riqueza de la mitad más pobre de la población mexicana. La riqueza de Slim es incluso mayor que la de los otros 13 ultrarricos mexicanos juntos. La fortuna conjunta de Carlos Slim y Germán Larrea es equivalente a la riqueza de la mitad más pobre de América Latina y el Caribe.

Poder de mercado: Las grandes empresas con poder monopólico tienen la capacidad de fijar precios en sectores clave de la economía, lo que afecta negativamente el poder adquisitivo de la población. Estas empresas aprovechan las crisis económicas para aumentar los precios y sus ganancias.

Las ganancias de las empresas capturaron el 60% del incremento en precios de la economía mexicana entre septiembre de 2021 y septiembre de 2022. Este aumento de precios impacta a la población en general, ya que deben pagar más por los mismos bienes y servicios.

Relación con el poder político: Los ultrarricos en México han logrado acumular sus fortunas gracias a las decisiones políticas de los gobiernos, quienes han renunciado a regular su poder e influencia.

Las privatizaciones de empresas públicas y las concesiones otorgadas a particulares han sido la base de las fortunas de muchos de los ultrarricos. Al menos 11 de los 14 ultrarricos se han beneficiado de concesiones del Estado, principalmente en los sectores de comunicaciones, transportes, minería, telecomunicaciones y radiodifusión.

Impacto en las empresas: El poder económico de las grandes empresas también afecta a las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES). Las reglas del juego parecen tratar por igual a actores muy desiguales, lo que dificulta la competencia para las MIPYMES. Las leyes mexicanas no diferencian entre empresas de distinto tamaño y poder.

Beneficio a los accionistas: Uno de cada cinco pesos del valor agregado del sector privado en México se destina a los dividendos, el doble que en Alemania o Brasil. Las grandes corporaciones usan su poder económico para evadir impuestos, privatizar servicios públicos y agravar la crisis climática.

Evasión de impuestos: Las grandes empresas utilizan su poder económico para influir en las reglas fiscales y evadir impuestos, además de usar guaridas fiscales para esconder sus ganancias.

Privatización de servicios públicos: Las grandes empresas presionan al sector público para mercantilizar servicios básicos como educación, salud y acceso al agua potable, buscando convertirlos en oportunidades de ganancias privadas.

Crisis climática: Los ultrarricos se benefician económicamente de actividades que contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero, mientras que las personas en situación de pobreza sufren desproporcionadamente los efectos del cambio climático.

Poca contribución social: A pesar de sus ganancias, las empresas mineras, por ejemplo, contribuyen poco al país, con una baja tasa de impuestos y con un impacto ambiental negativo. En 2022, la recaudación de impuestos a las mineras representó solo el 17.9% del total de sus ganancias.

En resumen, la concentración económica en México es un problema que se deriva de la relación entre el poder económico y político, donde la falta de regulación y las decisiones gubernamentales han permitido que un pequeño grupo de personas acumule grandes fortunas, mientras que la mayoría de la población se ve afectada por la fijación de precios, la evasión fiscal y la falta de oportunidades.

Sexenio de la 4T: aumentó la riqueza… pero de los ricos

La desigualdad extrema de la riqueza en México no ha dejado de aumentar, incluso en el sexenio del presidente que enarboló el discurso de «primero los pobres», algo que no se reflejó en la realidad económica del país, como se puede apreciar a continuación:

Aumento de la riqueza de los ultrarricos: La fortuna total de los 14 ultrarricos mexicanos casi se duplicó desde el inicio de la pandemia (2020), lo que indica una tendencia de crecimiento de la concentración de riqueza. Específicamente, las fortunas de Carlos Slim y Germán Larrea crecieron un 70% en los últimos cuatro años, representando una gran parte de la riqueza privada en el país.

Concentración de riqueza en pocas manos: En México, 8.18 de cada 100 pesos de la riqueza privada nacional se concentra en 14 ultrarricos, y uno de ellos, Carlos Slim, posee 4.48 de esos 100 pesos. Esta concentración es tan alta que la fortuna de Slim es casi igual a la de la mitad más pobre de la población mexicana.

Relación entre poder económico y político: El documento enfatiza que los ultrarricos en México han acumulado su riqueza gracias a décadas de gobiernos que han evitado regular su poder e influencia. Once de los catorce ultrarricos se han beneficiado de privatizaciones, concesiones y permisos otorgados por el gobierno.

Poder de mercado de las grandes empresas: Las grandes empresas con poder monopólico pueden fijar precios en los principales sectores de la economía, lo que perjudica al resto de la población. Estas empresas han aprovechado las crisis para aumentar sus ganancias, capturando el 60% del incremento de precios en la economía mexicana entre septiembre de 2021 y septiembre de 2022.

Beneficio para accionistas: En México, uno de cada cinco pesos del valor agregado del sector privado se destina a dividendos, el doble que en países como Alemania o Brasil. Esto significa que una gran parte de las ganancias de las empresas se concentra en manos de los accionistas.

Impacto en la distribución del ingreso: El documento menciona que ha habido avances en la política social y salarial, como el aumento del salario mínimo y la reducción de la pobreza multidimensional. Sin embargo, estos avances no son suficientes cuando las reglas del juego para el resto de la población siguen siendo muy distintas a las que rigen a los ultrarricos.

Disminución de la riqueza del gobierno: La proporción de la riqueza nacional que corresponde al gobierno ha disminuido, pasando de 23.2% a 9.3% entre 2003 y 2020, mientras que la de las empresas privadas ha aumentado de 18.2% a 25.2% en el mismo periodo.

La tendencia de concentración de la riqueza ha continuado durante el sexenio anterior, dada la falta de cambios significativos en la regulación del poder económico y la persistencia de prácticas como las concesiones y los monopolios.


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