El INE ha obligado al PAN a retirar un spot en donde muestra al presidente del PRI, César Camacho Quiroz, con relojes de muy, muy alto precio. Ello respondió a la queja del aludido, alegando que era una CALUMNIA. La decisión favorable a la queja, se dio porque consideraron que se insinuaba, según ellos, que eran resultados de actos de corrupción.
Pero veamos la historia del doctor Camacho. No hay antecedentes de provenir de una familia rica, más bien parece ser al contrario, resultado (brillante, por cierto, es listo y dedicado el muchacho) de la llamada “cultura del esfuerzo”, académicamente hablando. Colaboró un tiempo con un despacho de abogados, pero el resto de su historial profesional es de dedicación a puestos de administración pública y en su partido, el PRI.
No hay duda de que en algunos de los cargos ocupados su remuneración salarial, las prebendas legales y beneficios del cargo, sean de buen nivel. Sin embargo, sin embargo, sí, es difícil pensar que debiendo hacer un patrimonio para su familia, en bienes inmuebles y otras inversiones, haya optado por invertir en relojes de tan altísimo precio, con sus sueldos y prestaciones en dinero. Difícil es pensar que pudiera hacer las dos cosas: patrimonio y lujos en la muñeca izquierda, y llevar una vida del nivel de sus ingresos, algo más que razonable de suponer.
La duda sobre su capacidad para haber comprado esas joyas que dicen la hora, o que las haya recibido sin interés alguno del donante, son más que razonables. Exponer esa duda a la ciudadanía no es una calumnia. Nadie lo está acusando de corrupto por ello, para que se considere calumnia. Pero poner en duda el origen de tan caros relojes es legítimo, es legal. Presentar el tema como una posible causa de uso indebido de recursos públicos o de recibir obsequios tan, pero tan caros “nomás porque sí” es justificable.
Curiosamente, don César no ha dado explicación pública alguna sobre esta carísima costumbre de traer relojes-joyas, que tampoco tiene por qué hacerlo, aunque políticamente sería astuto decirlo si no tiene nada que esconder. Le habría beneficiado, aunque la razón fuera que así le gustan los relojes y que puede pagarlos.
La única respuesta de César Camacho fue agredir vía Twitter, al PAN, acusando, él sí, de recibir moches e involucrar directamente en ellos a Gustavo Madero, pero al parecer eso no lo ve Camacho como calumnia. Evadió, claro, el tema.
Pero a final de cuentas, como político de carrera y no como heredero afortunado o empresario muy exitoso, el portar semejantes relojes dice algo de su personalidad, de su seguridad en sí mismo y su imagen proyectada. Puede tratarse de esa inseguridad o de desplante, ostentación de riqueza, él lo sabe. ¿Alguna otra explicación por allí?
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