Liderazgo

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La política debe ser una práctica de sencillez, de simplificar lo complejo.

La ética es una floración de la bondad humana.
Papa Francisco.

Una nueva realidad exige una nueva política. México ha cambiado, ha habido alternancia en el poder, pero no hemos conocido una nueva forma de hacer política.

Un tema es recurrente en la historia de la humanidad: el poder, la forma de obtenerlo, de ejercerlo, de castigar sus desviaciones. En la Biblia y en las culturas de la antigüedad encontramos principios básicos para los hombres que asumen responsabilidades públicas. En la antigua Grecia se hablaba de la Hybris, enfermedad que consiste, en términos sencillos, en un alejamiento de la realidad.

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Requerimos de una nueva política, la cual no consiste en un ejercicio de imaginación. Mal estaríamos si a estas alturas se tratara de inventar algo, con toda la experiencia, la sabiduría y los conocimientos de los más preclaros pensadores. No, no es cosa de inventos, es cuestión de memoria; no es un ejercicio de creatividad, sino de acudir a la maestra de la política: la historia.

Guadalupe Loaeza (Reforma, 22/10/15) transcribió un precioso pensamiento de su padre en una carta a Manuel Gómez Morin, el 3 de junio de 1947. Dice don Enrique Loaeza:  “… a usted es la única persona a quien me atrevo a confiar mis dudas e incertidumbres, pues, hoy, como nunca, confío en su talento clarísimo, en su recto juicio, en su conocimiento de nosotros y de la gente, y en su corazón generoso y humano, y en esa certera visión que de las cosas tiene usted, que me lo figuro como con la capacidad de irse a una cuarta o quinta dimensión, desde la cual vislumbra usted lo que los demás somos incapaces de ver”.

Me parece un excelente párrafo sobre las características de un buen líder:

1) Confianza: sin ésta, todo intento de dirigir un pueblo es estéril. La confianza es la energía que fortalece el vínculo social.

2) Capacidad de entendimiento, la cual implica esmero para atender al prójimo y para percibir sus problemas y reclamos.

3) Principios éticos que permiten enrumbar la acción colectiva.

4) Conocimiento de la condición humana, indispensable para poder sumar voluntades y lograr coordinar esfuerzos comunes.

5) Bondad, calidad humana, indispensable para hacer propio el dolor ajeno.

6) Entender las necesidades de los gobernados. La política se ejerce en el momento adecuado; en caso contrario, se torna obsoleta y anacrónica.

7) La necesaria visión de largo plazo para precisar fines y objetivos.

Bien escribe Claudio Magris: “La memoria realmente importante no es la memoria nostálgica, la memoria sentimental, sino aquella que es vista como presencia de las cosas (…) es muy diferente mirar hacia adelante, cargando siempre con todo pero no con los resentimientos”. Es preciso retornar a lo elemental, hacer un ejercicio de humildad, reconocer que no hay soluciones globales, sino fragmentadas y paulatinas. Hoy más que nunca la política debe ser una práctica de sencillez, de simplificar lo complejo.

Los eventos con que iniciamos el año reflejan una profunda crisis. La política no puede entenderse desvinculada de la cultura y hoy, más que nunca, hay un enorme abismo entre ellas, a pesar de anunciarse con bombo y platillo la creación de una instancia burocrática más, la Secretaría de Cultura.

La clase política ha perdido el sentido del pudor, del respeto a sí misma, de la autoestima, elementos fundamentales de liderazgo. Como dijera un buen amigo: “Hemos arribado a un sistema político en que se da lo mismo, pero más caro”.

La relevancia otorgada a la recaptura de un delincuente nos debe conducir a una reflexión sobre sociedad y liderazgo, para enfrentar estos difíciles tiempos.


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