Las próximas 24 horas

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Por: Margarita Zavala El populismo que se ha instalado en México es el reflejo de una técnica cínica del gobierno para mantenerse en el poder. Y una de las características propias de dicha «técnica» es el cortoplacismo. Es decir, que no les importa el futuro. Por eso, no hay planes a largo plazo. No les importa la salud ni la educación, ni el crecimiento económico ni el medioambiente. Las «mañaneras» son la demostración más clara de su cortedad de visión, pero también de la convicción de que lo que se debe hacer no es comunicar ni hablar con la verdad, sino distraer y hacer propaganda. La distracción es el instrumento que más utiliza el presidente. Como se trata del presidente entiendo que tengamos que contestar sus provocaciones y sus distracciones. Sin embargo, no podemos distraernos sin llamar la atención de los temas importantes que requieren de la intervención inteligente del gobierno. Hago referencia a cinco: Primero, el crimen organizado se ha expandido como nunca. Las «mañaneras» deberían al menos servir para informar que tienen un plan de contención del crimen organizado en la vida electoral del país. Segundo, en materia social hay dos catástrofes: la educativa y la de salud. Siguen sin planear ni ejecutar algo. En cuanto a la salud, nada se les ha ocurrido para combatir el déficit hospitalario, el desabasto de las medicinas y mantienen abandonados a niños y niñas con cáncer. Tercero, los expertos señalan que no habrá crecimiento económico. Sin inversión no hay empleos, no hay ingreso, no hay crecimiento. Cuarto, los ataques directos a la libertad de expresión. La violencia contra los periodistas es la mayor de este siglo, pero lo más cruel ha sido el desprecio por parte del gobierno a la tragedia de los asesinatos a periodistas. Cinco, la corrupción de familiares, funcionarios y exfuncionarios de este gobierno ha sido quizás lo que más ha desnudado a este gobierno. Mientras esto pasa, el presidente chacotea y distrae en las «mañaneras». Su propio partido debería pedirle que gobierne. La popularidad de un Presidente sólo sirve para el ánimo del mismo presidente, pero no es importante para el bien de un pueblo. Para construir el bien común necesitamos que el gobierno responda y trabaje con visión de estado, no con la de un tracking de popularidad de las próximas 24 horas.  
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