De acuerdo con el último informe presentado por Reporteros Sin Fronteras (RSF), la libertad de expresión y de prensa en el mundo atraviesa uno de sus momentos más críticos en las últimas décadas. El documento, difundido recientemente, revela que la situación actual es “un descenso sin precedentes” en muchos países, incluso en aquellas naciones que históricamente han sido consideradas bastiones de la democracia.
El informe señala un deterioro generalizado en 2023, con gobiernos autoritarios, conflictos armados prolongados y una creciente desinformación como factores principales que ponen en peligro a periodistas y medios independientes. Según los datos recopilados, al menos 45 países se encuentran en una situación crítica respecto a la libertad de prensa, mientras que en otros 30 el clima informativo es calificado como «muy difícil» o «difícil».
Ucrania encabeza la lista de países donde más riesgos enfrentan los comunicadores debido a la guerra con Rusia. Hasta ahora, más de 15 periodistas han perdido la vida en zonas de conflicto, muchos de ellos víctimas de ataques deliberados. En Oriente Medio, especialmente en Gaza, la situación es igualmente dramática: cientos de periodistas palestinos están detenidos, han desaparecido o han sido afectados por bombardeos israelíes, lo cual representa una grave crisis para la información veraz y transparente.
Pero no solo en zonas de guerra sufre la prensa. Países como Turquía, China, Irán, Corea del Norte y Eritrea continúan liderando la lista negra de RSF, donde la censura, la represión y la vigilancia estatal son moneda corriente. En América Latina, Venezuela y Nicaragua también figuran entre los lugares más hostiles para ejercer el periodismo independiente, con medios cerrados, reporteros exiliados y leyes represivas que limitan la crítica al poder.
Lo preocupante es que esta tendencia no se limita a regímenes autoritarios. Incluso en Europa y Estados Unidos, se registran avances en la criminalización del periodismo, presiones políticas sobre medios públicos y una creciente polarización que pone en riesgo la diversidad de voces. En Francia, por ejemplo, se han denunciado casos de agresiones contra reporteros durante protestas sociales, mientras en Hungría e Italia se ha visto un retroceso en la independencia mediática bajo el gobierno actual.
Para Reporteros Sin Fronteras, este escenario refleja una combinación tóxica de desconfianza hacia la prensa, manipulación informativa y violencia institucionalizada. La organización advierte que si no hay una reacción inmediata por parte de organismos internacionales y la sociedad civil, el acceso a información fiable podría convertirse en un privilegio en lugar de un derecho universal.
En medio de esta tormenta, RSF llama a fortalecer redes de apoyo a periodistas en riesgo, promover la educación mediática y exigir responsabilidades a quienes atentan contra la libertad de expresión. Porque sin una prensa libre, sostiene el informe, no puede haber democracia verdadera ni justicia social.
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