¿Quiénes hacen campaña día con día a favor de un liderazgo mesiánico y populista en nuestro país? Justamente quienes más los cuestionan y rechazan.
Para el mesiánico trabajan la impunidad y la corrupción que provocan hartazgo, indignación y restan credibilidad y confianza a las instituciones.
Trabajan gobernadores que han endeudado a sus ciudadanos y empeñado con irresponsabilidad y cinismo a generaciones completas.
Trabajan quienes desde la frivolidad y “su México” de privilegios y excepciones lastiman a la mayoría provocando dolor e incluso resentimiento. El clasismo, que lejos de desdibujarse se ha acentuado en diversos sectores de la población, con desprecio y desdén por aquellos cuyo origen, color de piel, apariencia, no corresponde a los de “su clase”.
Los campañeros más entusiastas son aquellos quienes desde partidos políticos y gobiernos se sirven con la cuchara grande, violan la ley y desprecian a los ciudadanos. Las promesas incumplidas y las redes de negocios y complicidades que dan lugar a fortunas inexplicables en apenas unos meses o un par de años.
La profunda desigualdad e iniquidad trabaja minuto a minuto para fortalecer a los mesiánicos y populistas.
Trabajan quienes insisten en resolver los desafíos del México de hoy con las recetas del México del pasado.
Se suman aquellos empresarios que obtienen jugosas rentas y castigan a los consumidores con altos precios y pésimos servicios, producto de concesiones, prebendas o prácticas proteccionistas.
Cuando jueces y autoridades, cuyo mandato es la impartición de la justicia, se corrompen y provocan que la mayoría de los mexicanos crean que la ley sólo sirve para proteger a los poderosos.
Los populistas se fortalecen –aún sin moverse ni hacer campaña– cuando la sociedad organizada se fragmenta y no construye vías más amplias de participación y redes que les den mayor representación y fuerza.
Bajos crecimientos económicos, falta de oportunidades y economías predominantemente informales suman también a los populistas. Es un terreno fértil para atraer amplios sectores de la población con creciente frustración y desesperanza.
El desprecio por los jóvenes y las grandes distancias y dificultad para encontrarse con ellos y abrirles espacios por cauces institucionales, echarán a los brazos de los populistas a muchos de ellos. Jóvenes más y mejor preparados promoverán nuevas formas de hacer política y de relacionarse. Algunas de ellas con un propósito institucional, pero habrá otras que partan del rechazo al statu quo y se pondrán del lado de todo aquello que sea antisistema.
El crimen y la delincuencia organizada también trabajan a favor de los populistas y de los líderes mesiánicos. Entre la complicidad de diversas autoridades locales, el dominio de los territorios que dejan sin ley ni protección a los ciudadanos, entre el miedo y terror que siembran día a día, la gente ya no está dispuesta a seguir esperando y entonces la apuesta por un ‘Mesías’ que venga a “rescatarlos” será mayor.
El populismo, como recientemente afirmó Jesús Silva Herzog, “sólo es posible en regímenes políticos y democracias que no están funcionando. Cuando los partidos ofrecen señales de que no hay diferencia, las democracias pierden irremediablemente y la vida pública se debilita”.
El ejercicio de la política al margen de la rendición de cuentas, la debilidad del Estado y una economía con altas restricciones para la mayoría, son los vértices que dan poder y posibilidad de triunfo a los mesiánicos.
Bajo estas premisas, resulta que las campañas a favor de los mesiánicos no surgen sólo de ellos mismos o de sus propios grupos. La fuerza más poderosa que juega a favor de ellos son las decisiones, usos y costumbres, la resistencia al cambio, la frivolidad e indiferencia, la corrupción e impunidad de quienes hoy se dicen profundamente preocupados y hasta alarmados frente a la posibilidad de que México quede en manos de un líder mesiánico y populista.
O dejamos de hacer campaña y de crear las condiciones para el arribo de un mesiánico al poder, o no nos sorprendamos de las consecuencias frente a la regresión democrática y pérdida de libertades.
Hoy los mesiánicos y populistas tienes más aliados de los que nunca imaginaron.
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