En muchos análisis políticos, comentarios de café, redes sociales y mensajes en Internet se puede leer acerca de la ideología, como uno de los elementos que identifican a los partidos políticos de cara a los electores. En plena campaña electoral, como la que ahora vivimos, vale la pena preguntarnos si este elemento aún tiene peso en la decisión del ciudadano o, si como todo apunta, es algo del pasado.
Discusión sin ideas
Cuando se habla de ideología, se habla de un conjunto de ideas que definen la identidad de un instituto político. Los partidos que se identifican con la izquierda, lo son porque enarbolan conceptos que provienen de los conceptos manejados por el marxismo, así como los que se identifican como liberales lo son con base en lo que se conoce como liberalismo.
Para Althusser, la ideología es un “sistema de ideas, de representaciones que domina el espíritu de un hombre o de un grupo social”, en tanto que para Gramsci las ideologías no son instrumentos para entender la realidad sino una serie de principios morales para orientar las acciones prácticas y el comportamiento humano. De ahí, que los partidos den –al menos desde el plano teórico– importancia a este tipo de conceptos para orientar sus trabajos de cara a la ciudadanía.
No obstante lo anterior, en la actualidad acudimos a campañas electorales en las cuales este tipo de ideas –principios, valores o guías si se gusta– están ausentes de los discursos y acciones partidistas. Es más fácil prometer algo en concreto –empleos, un puente, una carretera, por ejemplo– que enredarse en confusos conceptos que, a decir de muchos candidatos, atraen pocos votos.
Es por lo anterior que hemos visto que ahora los partidos dejan de tener presencia ante un electorado desencantado de ver a éstos en contradicciones, pues quién puede confiar en una fuerza política que pregona la honestidad o la ética pero que cuenta entre sus filas a corruptos.
Más sencillo es apostar por una persona que sabemos que puede cumplir mejor sus promesas.
Pero también este fenómeno ha generado, a la par de la desconfianza en los partidos, la falta de asistencia ciudadana a las urnas, por lo que el candidato se convierte en un actor central del proceso electoral, lo que ha dado lugar al surgimiento de los independientes y a fenómenos que apuestan más al nombre que a la institución.
Otra característica de este tipo de procesos, es que las líneas de identificación de los partidos se van desvaneciendo, pues es raro que el discurso y las ideas expresadas ayuden a identificar a los mismos ante el electorado. Por citar un par de botones de muestra, el concepto de solidaridad es empleado tanto por el PAN como por el PRI, aunque los militantes del primer partido clamen la paternidad del tema; asimismo, la libertad es algo invocado por fuerzas tan disímbolas como el PRD o el Partido Verde, lo cual genera rechazo entre los ciudadanos –amén de otras causas–.
En las actuales campañas, seremos testigos de cómo los discursos y propuestas de los abanderados partidistas se relacionan cada vez menos con este tipo de conceptos, utilizando más las consignas en contra del mandatario en turno, el partido oficial o la situación económica que se vive, además de las promesas que buscan otorgar algo material al votante a cambio de su sufragio.
No es gratuito que ahora las dádivas estén siendo consideradas en las estrategias electorales, además de los incentivos para votar por determinada opción, a la par del desarrollo de estructuras de movilización que contribuyan a la victoria el día de la elección, junto a una campaña que busque enlodar al adversario.
Los debates son una muestra de lo comentado en el párrafo anterior, pues en lugar de debatir ideas o propuestas, los asistentes a los mismos se dedican a golpear al contrario sacando sus trapitos al sol.
Las ideologías podrían llegar a ser conceptos que se utilizan cada vez menos y los partidos podrían ayudar a darle la puntilla a este tema. Como referencia, el INE –en el marco electoral que le corresponde vigilar en su cumplimiento– señala la obligación de los partidos a publicar una revista trimestral de carácter ideológico. Si se revisa el tema, se podrá conocer como algunos institutos no cumplen con tal obligación –algunos, incluso, tienen amenazas de multas por esta omisión–, lo cual es síntoma de la poca importancia que le dan a este particular, sin mencionar la escasa difusión de las publicaciones que sí se editan, o usted amigo lector ¿conoce alguna?
Del tintero
Las redes sociales han sido implacables con el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, quien –de acuerdo con lo que circula en éstas– estaría siendo obligado a aplicar el hoy no circula a su posible candidatura en 2018, aunque una cosa es lo que pasa en las redes y otra la que sucede en la vida real…
En ese sentido, también en las redes se ha pedido la salida de la secretaria de Medio Ambiente, Tania Müller, pero esto no ha sucedido pese a las críticas.
Pero, tal vez, si los usuarios de redes sociales la alabarán y la mencionarán como posible aspirante a la jefatura de gobierno de la Ciudad en 2018, con eso sería suficiente para que salga del gabinete.
Twitter: @AReyesVigueras
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