Generación de transición

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¿Cómo dialogar con quien no quiere dialogar?, ¿cómo acordar y construir con quien tiene abiertamente intereses opuestos?, ¿cómo generar ese cambio de mentalidad y de paradigmas para resolver los agudos problemas de Michoacán?

La política es el arte de conciliar los intereses, incluso los que parecen contrarios, en aras de la consecución del bien general. Actividad sumamente compleja que en la práctica exige habilidad, verticalidad y mucha generosidad.

En el fondo estoy convencido que debe existir al menos algún punto en común…a partir de cual sea posible construir un proyecto conjunto…el objetivo debe ser encontrarlo. Sin duda esa es la tendencia en las actuales sociedades plurales que requieren definir la base mínima a partir del reconocimiento de los puntos compartidos (lo que los teóricos llaman transversalidad). Ya conocemos de sobra nuestras diferencias, trabajemos entonces en las coincidencias…construyamos.

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Comparto la urgencia y el sentimiento de frustración ciudadana al constatar una y otra vez la situación de estancamiento y “bloqueo” permanente que como sociedad hemos generado y tolerado. Estoy cansado de escuchar que nuestros problemas son tan grandes que no podemos resolverlos y que estamos condenados a padecerlos de manera crónica…porque simplemente no lo creo.

Es una actitud cobarde y comodina esa de asumir que no existen condiciones sociales, políticas o económicas para superar los obstáculos… Una actitud que solo provoca la pulverización de la responsabilidad personal excusándose en la masa y que implica una renuncia tácita a la posibilidad de siquiera intentarlo, incluso de manera distinta a lo común o históricamente seguida. Esas condiciones las generamos nosotros mismos, no dependen de fuerzas ajenas o externas, sino de nuestro propio compromiso y aceptación de la realidad…lo contrario supone en la práctica desentendernos de su solución manteniendo el statu quo.

Urge “salir” de nuestro pequeño mundo…desdramatizar y desmitificar nuestros límites y dimensionar correctamente nuestros problemas…que aunque serios y muy profundos…tienen solución…claro, siempre y cuando queramos solucionarlos. Los michoacanos no hemos decidido hacerlo aún. Si quisiéramos, con toda seguridad ya hubiera pasado algo.

Esa es la función de lo que llamo la generación de transición. Ese conjunto de ciudadanos idealistas –que no ilusos-, responsables, que sostienen este estado a pesar de los pesares… que le apuestan día a día, que aún tienen esperanza en que las cosas pueden cambiar…que quieren hacer algo, pero que, ante el tiradero de la casa son tentados por la inacción y el pesimismo… y que además somos mayoría…casi 4 millones en Michoacán…

Ser parte de esa generación de transición implica animarse a hacer las cosas de distinta manera…asumir el riesgo y la aventura de lo desconocido…andar un camino nuevo dejando atrás la seguridad de los pequeños logros del pasado. Decidirse a entender la realidad y aportar –casi siempre desde la ordinariez y el anonimato- propio del ciudadano estándar. Implica comprender que en los difíciles tiempos actuales, a nadie le es lícito permanecer ocioso…reconocer que se suma o se resta, pero que la pasividad no puede ser neutral…que la propia actividad por pequeña que sea cuenta. Entender que somos responsables de la conservación de un gran legado que nos ha sido confiado…que sabe dialogar con todos…que respeta y exige respeto. Que acepta.

Esta generación de transición –que tu y yo- conformamos tiene la obligación y el compromiso de encontrar los cómos…El diagnóstico lo conocemos de sobra pues lo vivimos y lo sufrimos a diario…el objetivo es acordar a dónde queremos llegar, visualizar qué futuro queremos y a partir de ello construir, construir y construir…con todos.

La realidad actual no debe condicionar la meta futura, en todo caso nos marca los obstáculos y los retos que debemos superar hoy, pero su dificultad de ninguna manera debe hacernos claudicar sobre los proyectos y objetivos planteados. Debemos dejar los miedos y los condicionamientos para ir en pos del estado y sociedad que queremos y anhelamos…sabiendo de antemano que los frutos vendrán después…reconociendo que somos solo una, y al mismo tiempo, la generación de transición.


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