Las redes sociales, actualmente, tienen un profundo impacto en la discusión pública. En ellas, la sociedad visualiza lo mejor de su dinámica y deseos colectivos, pero también sus peores abusos, ya sea que provengan de autoridades o ciudadanos.
De ahí la importancia de aprovechar la tecnología para enriquecer la discusión pública. Lo cierto es que, a través de ella, podremos construir la comunidad justa que todos deseamos Periscope ha sido el nuevo frente de batalla. La polémica abierta por la delegación Miguel Hidalgo en la Ciudad de México, es relevante por haber definido los cauces sobre el uso de las plataformas digitales en el sentido correcto. Ahora bien, de poco servirá si la tecnología profundiza la polarización, en vez de sumar al fortalecimiento de la certidumbre y del tejido social.
La delegación Miguel Hidalgo ha conectado con el ciudadano común en su cansancio con la impunidad. La impunidad del vecino que con la mayor de las indiferencias, arroja basura en los espacios comunes; o bien; la impunidad del escolta que estaciona su vehículo en la banqueta obstaculizando la seguridad de peatones o que, amparado en una suerte de exención, es capaz de suplantar a la autoridad al no recibir la infracción correspondiente.
Existe una legítima preocupación social sobre el alcance en el uso de las redes sociales. Sin duda, el captar actos en flagrancia ayuda a hacer valer la legalidad sobre quien intenta evadirla. Pero conseguir regular su uso en hechos que no se encuentran en contextos de la misma flagrancia. De ahí que resulte tan pertinente comenzar a hacerlo. De esta manera, se le comenzará a proveer al ciudadano un marco de protección a su privacidad y observancia de derechos esenciales frente a potenciales abusos de la autoridad, sea ésta de cualquier orden de gobierno.
Si bien es cierto que Periscope se ha convertido en una herramienta útil en el ámbito político en términos de rendición de cuentas para ciudadanos y funcionarios, los límites pueden ser fácilmente violentados cuando se trata de la vida personal de los involucrados en el mismo.
Así, se vuelve absolutamente inaceptable recurrir a estas aplicaciones para vulnerar la vida privada de las personas en un evento, en donde sus asistentes no han infringido la ley, realizado ninguna acción que violente a los ciudadanos o causado algún motivo para ser transmitidos en vivo desde dicha red social.
En ese sentido, lo que observamos este fin de semana por parte de Xóchitl Gálvez, delegada de Miguel Hidalgo, quien se presume en evidenciar las faltas de funcionarios, es una grave falta a la privacidad ciudadana. Tan malo es un escolta que viola el reglamento de tránsito o un funcionario que agrede a un individuo, como una funcionaria que expone en una red social la vida de los asistentes a una fiesta evidentemente privada.
Esta vez, Xóchitl Gálvez pasó de ser la vigilante a la agresora. Lo que hizo, dentro y fuera de Periscope es una violación a las garantías individuales de los asistentes a dicho evento.
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