El periodismo antes, durante y después de Manuel Buendía (1984-2016) Parte I

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Manuel Buendía Tellezgirón nació en 1926 y fue asesinado en 1984. Su ciclo profesional –de sus inicios como reportero de la revista La Nación del PAN en 1948 a su muerte– transcurrió en dos tiempos políticos del sistema político priísta:

  • Del fortalecimiento del caudillismo con el tránsito de Obregón a Calles en 1924 y la reforma constitucional al artículo 83 el 22 de enero de 1927 para liquidar el principio de no reelección y permitirla sólo por un periodo más de cuatro años, pero dejando pasar uno evitando la continuidad, decisión que abrió la reelección de Obregón; fue hasta 1933, bajo la presidencia del interino Abelardo Rodríguez, que se reformó el 83 para establecer que “en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto”.
  • Al México de 1984: el inicio, a nivel municipal, una reforma política de facto vía el reconocimiento a las victorias de la oposición y encaró una de las ofensivas políticas más severas por parte del gobierno de los Estrados Unidos, y sobre todo el inicio del que criminal del narcotráfico como crimen organizado y como debate nacional por la publicación de un desplegado periodístico firmado por los obispos del sur de la república, cuyo seguimiento como investigador periodístico lo llevo al asesinato.

Nacido profesionalmente en los tiempos del viejo régimen –el colapso político 1920-1929– y de las estructuras de control y subordinación de medios de comunicación impresos como parte del sistema político, a Buendía le tocó la fase de transición política, generacional y de modernización periodística. Como funcionario de prensa de oficinas del gobierno y al mismo tiempo autor de una columna de análisis político desde la perspectiva progresista y nacionalista del Estado– y en ese escenario vivió el salto cualitativo a partir de las experiencias de 1968:

  • El periodismo de Estado. Como funcionario de prensa en la Comisión Federal de Electricidad, Nacional Financiera, el Departamento del Distrito Federal y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología pudo sostener también dos columnas políticas –la diaria Para control de Usted en El Día y la dominical Concierto político, ambas en El Día, un periódico progresista de la línea de izquierda dentro del PRI, dirigido por el ex comunista Enrique Ramírez y Ramírez.
  • La columna política. Buendía desarrollo una columna política de investigación, redactada con pulcritud de estilo, abandonando el viejo modelo de la columna política como forma de enviarse mensajes entre políticos y funcionarios públicos.
  • Y la independencia de la crítica. Formado como periodista en La Prensa y el semanario Crucero de El Día, Buendía mantuvo sus tareas de comunicador oficial en dependencias públicas y simultáneamente como columnista político de 1965 a 1976; al finalizar el gobierno de Luis Echeverría abandonó sus tareas públicas y se dedicó sólo a escribir su columna a través del formato de la sindicación o venta simultánea a una treintena de periódicos del interior del país, logrando la autosuficiencia en ingresos.

El tiempo político del periodismo de Buendía atravesó por las agitaciones, sobresaltos y reacomodos en el sistema político en el periodo 1964-1984, del cual la prensa escrita formaba parte con una función de aparato de propaganda del sistema o bocina de los gobiernos en turno y desde 1968 como espacio de crítica al poder. Como profesional de prensa y difusión en empresas del Estado, contribuyó a la profesionalización de las oficinas de prensa como espacios de circulación de información y no control de periodistas y medios; en sus clases de periodismo en la UNAM, inclusive, en sus clases de periodismo introdujo el modelo de profesionalización universitaria de las oficinas de prensa y de reporteros más allá de las redacciones de periódicos.

La prensa escrita comenzó a ganar algunos espacios de autonomía a partir de la crisis estudiantil de 1968, a la que le siguió la apertura de Echeverría, el colapso en Excelsior con maniobras desde el gobierno, el nacimiento de periódicos por iniciativas de periodistas y ya no como parte de grupos de poder de la clase dominante, la reforma política de López Portillo y el salto cualitativo en las élites gobernantes de los políticos a los administradores y de ahí a los economistas tecnócratas. Como periodista en ese agitado y estimulante tiempo de redefiniciones políticas y periodistas Buendía transitó varios sexenios:

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  • Miguel Alemán Valdés (1946-1952). En 1948 Buendía ingresó como reportero de la revista La Nación, propiedad del Partido Acción Nacional y estuvo bajo la dirección del legendario reportero Carlos Septién García, forjador de reporteros. Con Alemán comenzó la urbanización del país, nació la clase media y México entró en la fase de industrialización, pero también proliferó la corrupción sin acotamientos.
  • Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958). En 1952 Buendía comenzó su larga carrera como maestro de periodismo en la Escuela Carlos Septién García y siguió laborando en La Nación. El gobierno ruizcortinista creó la política al estilo PRI, con todo y la picardía del poder, pero también fue el periodo en que se incubó la más grandes oleada de protestas obreras impulsadas por el Partido Comunista y con su sucesor Adolfo López Mateos como secretario del Trabajo. La prensa escrita poco a poco tuvo que abrir espacios a la disidencia y la crítica, pero también a la represión.
  • Adolfo López Mateos (1958-1964). Fue un sexenio de contradicciones entre las dos alas políticas del régimen de la Revolución Mexicana: la institucional basada en la disciplina sistémica y la de izquierda, con las rebeliones obreras, el activismo estudiantil del PCM, el cardenismo y la Revolución Cubana como telón de fondo y factor disruptor. La prensa escrita declinó su presencia por esconder la realidad. En 1958 inició Buendía la columna Red Privada en el periódico policiaco La Prensa, ascendió a director en 1960 y fue depuesto por conflictos como organización cooperativa. En 1964 dirigió el semanario Crucero de El Día y en El Día comenzó su columna Para control de usted.
  • Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970). El sexenio diazordacista destacó por el endurecimiento del poder y el fortalecimiento autoritario de la presidencia de la república y por la multiplicación de protestas sociales, sobre todo estudiantiles. La crisis de 1968 comenzó por un enfrentamiento entre dos escuelas secundarias, la presencia violenta de granaderos como detonador y la movilización de cientos de miles de estudiantes exigiendo el fin de los dos instrumentos de control social: el delito de disolución social y el uso de la fuerza pública –granaderos y soldados– para contener protestas. La violencia en Tlatelolco, dialécticamente, estalló la lucha por la democracia. Buendía inició en 1965 su doble tarea de funcionario de oficina de prensa y columnista político crítico de la derecha, con aportaciones nuevas en ambas tareas: transitó la oficina de prensa a oficinas de comunicación social y estableció el modelo de la columna analítica y de opinión reflexiva. Buendía se convirtió en una especie de vocero del sector progresista del sistema político priísta.
  • Luis Echeverría Álvarez (1970-1976). Secretario de Gobernación en los años de endurecimiento diazordacista, Echeverría rompió con su antecesor desde la campaña presidencial y como presidente desarrollo un gobierno de discursos críticos, de regreso a la Revolución Mexicana y de propuestas populistas. El Estado aumentó el gasto y la política exterior se acercó a los países No Alineados, a los gobiernos socialistas de Salvador Allende en Chile y Fidel Castro en Cuba y colocó a México en el espacio político del Tercer Mundo vinculado al discurso antimperialista. Buendía encontró un espacio extraordinario ara su periodismo de Estado y progresista; fueron sus mejores columnas: contra la derecha fascista, la Casa Blanca y la CIA.
  • José López Portillo (1976-1982). Echeverría rompió la continuidad sucesoria al designar a López Portillo como candidato, porque no reunía el conocimiento del sistema, las alianzas entre los grupos y las complicidades del poder y el país pagó con crisis política los errores sistémicos. López Portillo legalizó el Partido Comunista y abrió un poco la información del Estado. El país dio otro salto cualitativo en la configuración del sistema político priísta. Buendía renunció a su cargo público en áreas de comunicación y se dedicó de tiempo completo a su trabajo como columnista político. Aunque con apertura –ya existían Uno más Uno, Proceso y El Financiero–, los medios en general no se abrieron tan rápidamente a la crítica. Buendía padeció la censura en El Sol de México y en El Universal y llegó a Excelsior. Antes que las páginas informativas, la prensa escrita permitió la crítica en las columnas como espacios aislados.
  • Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988). El sistema político pasó de los administradores a los economistas neoliberales, la economía quedó presa en las cartas de intención con el Fondo Monetario Internacional y el sistema político se reorganizó para el nuevo modelo económico sin dominio del Estado, con efectos políticos en las relaciones políticas y sociales. El PRI comenzó a perder municipios y el PAN se perfiló hacia la alternancia. Buendía le dio un vuelco a su columna, la convirtió en espacio para la crítica al neoliberalismo, publicó en exclusiva la carta de México con el FMI y abrió indagatorias periodísticas sobre el narcotráfico. Inclusive, tuvo enfrentamientos con el gobierno de De la Madrid. En 1984, cuando había comenzado a reproducir en su columna las denuncias de los obispos del sur por la llegada de narcos a las comunidades campesinas ante la pasividad del Estado y del PRI y a dar indicios de que los narcos tenían la protección del aparato de poder del gobierno, Buendía fue asesinado la tarde del 30 de mayo de 1984 en el estacionamiento público junto a su oficina en la zona rosa mientras esperaba su auto.

 

@carlosramirezh


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