El ganón

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El miércoles escribí en este espacio que si la actual exigencia ciudadana de combatir la corrupción no termina en medidas para hacer eso realidad, lo hará en un gran charco de cinismo.

Y adivine quiénes ganan cuando la ciudadanía concluye que todos los partidos son iguales y que nada se puede hacer al respecto.

Exacto: los partidos que tienen la mayor disciplina interna.

En un entorno de alto abstencionismo, como el que probablemente pudiera darse en junio, el PRI luce como el partido con mayores posibilidades de éxito.

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xscaPara comenzar, gobierna 19 estados, y en tres más tiene gobernadores que son filopriistas (Sinaloa, Michoacán y Chiapas).

Ya sabemos que los mandatarios resultan clave en la movilización de los votantes.

Si usted es de los que creen que la última Reforma Electoral sacó completamente a los gobernadores de la jugada electoral en sus estados, piénselo dos veces.

Los patrones de los integrantes de los nuevos Organismos Públicos Locales Electorales podrán estar en la Ciudad de México (en Periférico Sur y Viaducto Tlalpan, para mayores señas), pero ¿de dónde cree que sale el dinero para sus sueldos y asesores?

Nuevamente adivinó: de los presupuestos estatales. ¿No dicen que quien paga, manda?

Además de tener de su lado a la mayoría de los gobernadores, lo cual implica una gran capacidad para mover a las bases el día de la elección —sólo para el registro de su precandidato de unidad en Campeche, el 26 de enero, el PRI sacó a la calle a unas 60 mil personas—, los priistas están enfrentando el proceso electoral con filas absolutamente cerradas.

Mientras la izquierda va dividida en Guerrero, el PRI puso de acuerdo a sus aspirantes y sacó un solo precandidato. E hizo lo mismo en los otros ocho estados que tendrán elección de gobernador.

La oposición no ha tenido tanta suerte. De manera sorpresiva, el PAN tuvo que echar mano de su coordinador senatorial Jorge Luis Preciado para entrar de emergente en Colima, luego de que el alcalde manzanillense Virgilio Mendoza, quien iba arriba en las encuestas, se bajó de la contienda.

Fuentes panistas cuentan que Mendoza no aguantó que Preciado quisiera imponerle candidatos en alcaldías y diputaciones, y le aventó los trastes a Madero, quien perdió en ese estado la contienda interna por la dirigencia contra el senador Ernesto Cordero, en mayo pasado.

Hace apenas unos días, Preciado no tenía pensado irse a su tierra como candidato. Me lo dijo ayer en la radio el senador Fernando Herrera, quien acaba de reemplazar a Preciado como coordinador. “Para mí fue una sorpresa”, afirmó.

Por supuesto, al PAN no le pintan tan mal las cosas a nivel nacional como en Colima. Sin duda es competitivo en la mayoría de los estados donde habrá comicios para gobernador.

Inteligentemente, Madero ha planteado las elecciones de junio como un enfrentamiento de dos, entre el PRI y el PAN. Sin embargo, su partido no acaba de cerrar filas. La disputa que generó el regreso del chihuahuense a la dirigencia no ha cesado, al punto que los panistas han filtrado que la elección para la renovación de la jefatura nacional, que estatutariamente podría hacerse en diciembre, quizá se adelante para julio.

En la izquierda, el signo es la debilidad. La división que implicó el registro de Morena, así como la salida de prominentes miembros del PRD a raíz del caso Iguala, podría costarle millones de votos al conjunto de fuerzas en que está dividido ese espectro.

En Guerrero, como digo arriba, la izquierda llevará tres candidatos a la gubernatura: Luis Walton, por el Movimiento Ciudadano; Pablo Sandoval, por Morena, y Sofío Ramírez o Beatriz Mojica por el PRD.

La renuncia que el gobernador con licencia Ángel Aguirre presentó como miembro de ese partido no acabará con la maldición que el caso Iguala ha traído para el PRD. Las recientes revelaciones de desvíos de fondos en la familia y el equipo de Aguirre ya han comenzado a manchar a Sofío Ramírez, quien era el precandidato apoyado por el entonces gobernador.

A raíz de la declinación del senador Armando Ríos Piter de buscar la gubernatura, Ramírez quedó como puntero. Es quien probablemente tiene mejor manejo de la estructura partidista, pero el derrumbe del clan Aguirre amenaza con llevárselo.

Ése es el ambiente en el que el PRI podría salir ganando en junio próximo: muestra disciplina interna, tiene a 22 de 32 gobernadores a su servicio, tiene un voto duro que aun en las peores circunstancias le garantiza un piso de 28% de los sufragios (elección para la Cámara de Diputados de 2006), enfrenta a una oposición no tan enfocada en la elección y, por si fuera poco, lleva de aliado al Partido Verde, el que más ha crecido según las encuestas.

Y quienes por enojo, desánimo o apatía se abstengan de votar, seguramente, contribuirán a su éxito. La mayoría de ellos, téngalo por seguro, no votarían por el PRI aunque los arrastraran a las urnas.


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