Varias notas de prensa dan cuenta la dificultad de negociar algo al interior de los partidos políticos nacionales, en primer lugar en el seno del PRD, lo que muestra que sin esta herramienta es difícil que se logre algo cuando alguno de los institutos políticos llega a ser gobierno. El diálogo que no llega a ningún lado en Gobernación con los maestros de la CNTE es un buen ejemplo de esto que comentamos.
Diálogo cero
Cada cierto tiempo, una de las notas principales en medios y redes sociales tiene que ver con los problemas para conciliar algunas posiciones al interior de los partidos. Ya sea por la elección de su dirigente o por una candidatura, por alguna alianza o alguna medida que tenga que ver con su papel de oposición, las voces en contra en el seno de las distintas fuerzas políticas se alzan para detener lo que consideran negativo para su partido.
El PRD es, quizá, el mejor ejemplo de esto, aunque en otros institutos sucedan episodios similares.
Llama la atención que en el sol azteca –y no es la primera vez que esto sucede–, los acuerdos para elegir a su dirigente nacional lleven a enfrentamientos, al menos en el plano discursivo, entre sus integrantes, agrupados en lo que en el sol azteca se denomina “expresiones” o corrientes –y que al exterior se conocen como tribus–, pues cada quien busca impulsar a su candidato y evitar que llegue el contrario.
La historia perredista muestra hasta donde han llegado este tipo de desencuentros y lo que ha provocado en el que se considera el mayor representante de la izquierda en México.
Pero también en otras fuerzas esto sucede. En el año 2000, varios militantes panistas hicieron campaña para evitar que Vicente Fox fuera el candidato presidencial –pese a la tendencia que favorecía al, en ese momento, gobernador de Guanajuato–, por lo que llegaron incluso a pedir el voto en contra en la sesión de Consejo Nacional –en ese tiempo, máximo órgano de deliberación en el blanquiazul– para evitar lo que consideraban sería un error del Partido.
Igualmente, hubo opositores que llegaron a amenazar con renunciar a las siglas en las que habían militado durante décadas por temas como el Pacto por México, alianzas en las pasadas elecciones estatales y un amplio catálogo de temas.
Es decir, los espacios para negociar, procesar las diferencias, alcanzar acuerdos, mostrar que el diálogo funciona como uno de los instrumentos principales de la política, se da poco al interior de los partidos, lo que nos lleva a preguntar qué sucede cuando los partidos llegan al gobierno.
No tenemos que esperar mucho tiempo para descubrirlo, pues en estos días a las negociaciones del gobierno federal con la CNTE les sucede lo mismo que al interior de los partidos: ante las nulas capacidades para dialogar los resultados son inexistentes.
Es así que nos debemos preguntar cómo se resolverán los conflictos que van surgiendo –y los que tenemos de hace años–, si nuestros políticos no saben negociar, a menos que nos compartan su definición de negociación, pues los escándalos de corrupción que hemos conocido en los últimos años nos demuestran que en algo si se pueden poner de acuerdo y negociar hasta alcanzar un punto de arreglo.
Y para el futuro, tendremos nuevos desencuentros por la elección de un dirigente nacional –como será el caso perredista en 10 días–, las alianzas para las elecciones estatales del año que entra, la elección del candidato presidencial en 2018 y varios temas que surjan en el camino.
De hecho, esta tendencia también se observa en las bancadas que representan a los partidos en el Legislativo, pues también se han conocido casos de enfrentamientos por decisiones que se toman y que, en varios ocasiones se ha dicho, no cuentan con el consenso de los integrantes de las fracciones partidistas, pues se acusa que se trata de una imposición de la dirigencia del instituto político.
Basta como botón de muestra la discusión – ¿se podrá llamar así?– de la ley #3de3 y el Sistema Nacional Anticorrupción.
¿Cuál será la razón para que la negociación, el diálogo y el acuerdo no encuentren el lugar que merecen en nuestro sistema político?
En tiempos de enfrentamiento, como los actuales, uno pensaría que este tipo de recursos serían usado al por mayor para encontrar soluciones, pero lo que se percibe es que si se llegan a utilizar o no sirven para nada o son empleados para posponer lo que se debe hacer y que sea la próxima administración la que cargue con el problema.
Tal vez se trate de un tema cultural, de esos que a Peña Nieto le gusta mencionar para explicar por qué suceden fenómenos como la corrupción o la impunidad y como contra la cultura, así como contra los usos y costumbres, no se puede ir –no hay que meterse, diría otro–, pues tendremos que seguir con este panorama.
Del tintero
Lo que encuentra uno en las redes sociales. Ahora, no sólo hay defensores a ultranza de los aspirantes a la candidatura presidencial en 2018, sino que además salen los correctores de artículos o columnas… aunque no hayan leído los textos con los que están en desacuerdo.
@AReyesVigueras
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