Cosas que importan en las campañas

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Ya faltan unos cuantos días para las elecciones en más de diez estados el próximo domingo. Por falta de espacio no podemos comentar todas y cada una de las elecciones, pero hablemos de algunas cuestiones significativas que podemos sacar como lecciones por aprender de este proceso.

No basta el desprestigio del adversario a vencer. Es el caso de Veracruz y de Chihuahua. En el puerto, la llamada guerra sucia llegó a niveles insospechados, fue brutal. Quien iba a la cabeza, el Yunes panista, cae al empate técnico con el Yunes priista. Mientras caía la avalancha de lodo, el candidato de Morena creció a la costa de ambos. Se trata de un agitador de vida aparentemente honesta, que aprovechó el pacto de AMLO con Duarte para llevar la elección —según algunas encuestas— a tercios. Como se ve, el más feliz con esta elección es el gobernador Javier Duarte que se puede permitir margen de negociación, ya sea con el PRI o con Morena, en una contienda que hace dos meses el PRI perdía por más de siete puntos.

El candidato sí importa. Los partidos pueden estar arriba en las encuestas, pero eso no garantiza nada. Por ejemplo, otro Duarte, César Duarte gobernador de Chihuahua, cuenta con un amplísimo rechazo en la población. La elección para la oposición podía ser un día de campo. Pero el PAN decidió imponer —siempre lo impone, porque no puede ganar ni las internas— a Javier Corral. Un pésimo candidato que no ha podido encabezar las encuestas a pesar de que Duarte tiene una desaprobación de 59 por ciento (encuesta de El Financiero 31/05/16). Repudiado por una gran franja de su partido que conoce la innegable vocación de Corral por la miseria moral, decidió comenzar su campaña invitando a Fernández Noroña, Cuauhtémoc Cárdenas y otros personajes contrarios al panismo y ajenos a los chihuahuenses. ¿Qué señales eran esas para un electorado que nunca ha optado mayoritariamente por esas opciones de izquierda? Las locuras ideológicas del señor Corral, su confusión mental traducida en homenajes a sí mismo, sintiéndose paladín de la pluralidad y adalid de la democracia. Los chihuahuenses interpretaron que el que quiere representar todo es porque en el fondo no tiene nada.

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Además hay un candidato independiente con cierto arraigo en la entidad, El Chacho Barraza. El empresario trae un nada despreciable porcentaje que haría ganar a Corral pero se niega, justificadamente, a cederlo. En primera porque no necesariamente todos los votos le pertenecen, hay muchos que no quieren votar por partidos y, seguramente, porque Corral no le parece una persona fiable en el poder —lo cual es absolutamente comprensible—. El resultado es que, según todas las encuestas, el PRI va a ganar. El gobernador César Duarte debe estar feliz, además de agradecido con el PAN por el favor recibido con ese candidato.

Como se ve, no son muchos los factores que cuentan en las campañas. Un buen candidato es una de ellas. El resultado está a la vista.


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