El caso de David Korenfeld es una muestra más de las maneras de nuestra clase gobernante y es un reflejo fiel del equipo del Presidente. Que el sujeto intentara una respuesta vía Twitter resultó peor porque lo exhibió como cínico, como una persona que no sabe distinguir los límites de su responsabilidad, un tipo desfasado de la realidad para quien lo importante es cuidar de su rodilla e irse a esquiar.
Varias cosas salen a relucir. En el gobierno no entienden el enojo de la gente. Creen que todo es exageración. Uno puede imaginar que no era la primera vez que el helicóptero estaba en ese lugar. También que no era la primera vez que el Señor K cometía “errores inexcusables”.
Manda fotos de su rodilla porque cree que eso le autoriza el uso del helicóptero. Dijo que ya había subsanado el error, pues había “procedido” con un depósito a la Tesorería de la Federación. Nadie ha visto copia del depósito. ¿Cuánto depositó? ¿Por qué depositó esa cantidad (si lo hizo)? ¿Quién le fijó la tarifa? ¿La Tesorería cobra rentas de aeronaves? ¿En qué avión se fue a Vail? Además, algo inusitado, el señor obligó a mentir públicamente a una institución, a difundir información falsa, al decir que iba a un “tema de índole médico”.
La irritabilidad ciudadana está a flor de piel. El abuso de los recursos públicos no se paga con el dinero que cueste el uso de éstos en el mercado. El precio es el puesto porque esa actitud traiciona uno de los elementos clave de la relación entre gobernante y gobernado: la confianza. Hace tiempo que este gobierno ha perdido la confianza de sus gobernados precisamente por el abuso de los recursos públicos.
Paralelo con el caso del Señor K se difundió la foto de un helicóptero en la Universidad Anáhuac y se le atribuía a una de las hijas del presidente Peña haber llegado a clases en esa aeronave. El dueño de la misma desmintió la información y el vocero presidencial, Eduardo Sánchez, dedicó varios tuits en su cuenta a desmentir la información respecto de la “Srita. Paulina Peña”. No dijo nada del Señor K. La cuenta de Sánchez en Twitter dice que es “Vocero del Gobierno de la República”. No nos dice nada de la República porque se ha convertido en el vocero de la familia Peña.
Este gobierno enloqueció. Ya no quieren ni que el chofer los lleve al aeropuerto. Nada, que venga el helicóptero. Ya no quieren decir, informar de las cuestiones gubernamentales, sino cuidar a la familia. Los perdimos. No tienen llenadera.
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