Hace unos días quienes ocuparán las curules de San Lázaro a partir de septiembre empezaron a definir asuntos importantes para el funcionamiento de los grupos parlamentarios y de la propia Cámara de Diputados. Las y los diputados electos del PRI, Morena y del Partido Verde Ecologista de México anunciaron que los diputados Rubén Moreira, Ignacio Mier y Carlos Puente serán sus respectivos coordinadores y se espera que en próximos días los demás grupos parlamentarios hagan lo propio.
La figura del coordinador de bancada es por demás relevante en el quehacer parlamentario mexicano, y de manera particular en la Cámara de Diputados, donde la concentración de facultades del órgano de gobierno integrado por las y los coordinadores, es decir, la Junta de Coordinación Política (Jucopo), es mayor que en el Senado de la República y que en otros parlamentos del mundo.
De acuerdo con la ley, la Junta de Coordinación Política es la expresión de la pluralidad de la Cámara; es el órgano colegiado en el que se impulsan entendimientos y convergencias políticas a fin de alcanzar acuerdos para que el pleno esté en condiciones de adoptar las decisiones que constitucional y legalmente le corresponden.
Así, la Jucopo, por acuerdo o por votación mayoritaria, es la responsable de proponer a la Mesa Directiva los asuntos a discutirse en cada sesión, así como de proponer al pleno la integración de las comisiones; designar las delegaciones para atender la celebración de reuniones interparlamentarias con parlamentos de otros países o de carácter multilateral; aprobar el anteproyecto del presupuesto anual de la Cámara de Diputados; proponer la regulación del servicio de carrera administrativo y financiero, y coordinar la mayor parte del proceso de elección de consejeros electorales y de los titulares de los Órganos Internos de Control de los organismos constitucionales autónomos, como el INE, el Inegi o el Inai.
Todas las anteriores son funciones relevantes para el trabajo legislativo, pero la tarea más importante y compleja de un coordinador es la de mantener la cohesión de su grupo parlamentario porque sólo de esa manera el trabajo del grupo será eficaz. Y de cara a los retos que enfrentarán las bancadas la siguiente Legislatura, mantener la unidad de propósito será fundamental para alcanzar sus objetivos: como en el futbol, será indispensable que cada equipo llegue a cada partido completo y en concordancia.
A diferencia de la actual Legislatura, en un mes y medio Morena no tendrá mayoría para aprobar por sí mismo reformas legales ni el presupuesto, por lo que tendrá que asegurar el apoyo de todos y cada uno de sus diputados y de sus aliados del PVEM y del PT para seguir construyendo el marco legal que su proyecto de gobierno requiere y, en el caso de reformas constitucionales, necesariamente tendrá que construir acuerdos con otros grupos parlamentarios, además de sus aliados.
Para la oposición, mantenerse unidos y completos será aún más importante porque sobre ellos recae la enorme expectativa de que serán un dique de contención a los intentos de la autollamada Cuarta Transformación de seguir avanzando en un proyecto que millones de mexicanos no comparten y que así lo expresaron en las urnas el pasado 6 de junio. Algunos de los temas en los que ya se ha anticipado discrepancia con Morena son el intento de desaparecer o minar los órganos constitucionales autónomos, como el INE, las reformas al sector eléctrico y de hidrocarburos o la militarización de la Guardia Nacional.
Así que la definición de los coordinadores parlamentarios es una decisión importante no sólo para los asuntos internos de la Cámara de Diputados, sino para el país, y habrá que estar atento a su actuación.
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