Constitución CDMX ¿de izquierda o plural?

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La declaración, en enero pasado, del jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, en el sentido de que la nueva constitución que será redactada y aprobada este año será de izquierda, no ha motivado una reacción de los partidos políticos ni de la ciudadanía. No se trata de oponerse sin razón o pugnar porque sea de derecha, sino que si lo que se busca es reflejar la pluralidad que existe en la metrópoli, el apellido de la próxima Carta Magna capitalina no debe ser «izquierda».

Pluralidad

La Ciudad de México es no sólo la capital del país, sino una urbe en la que conviven millones de ciudadanos que reflejan una diversidad de pensamientos. Aquí se pueden apreciar expresiones en las calles, lo mismo de quienes defienden a la vida y se oponen al aborto, como de aquellos que se dicen anarquistas y luchan por ampliar los espacios de autogestión.

También es una metrópoli en la que conviven los nacidos en lo que fuera el Distrito Federal con personas que provienen de todos los estados de la nación e, incluso, del extranjero. En esta zona se puede escuchar a gente que habla francés, inglés, alemán, así como náhuatl u Otomi, a la par de presentarse expresiones artísticas de distintos géneros tanto nacionales como internacionales.

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Creer que es una ciudad en la que predomina una sola corriente de pensamiento, es negar su riqueza en prácticamente todos los campos del saber y su cualidad como crisol en variados ámbitos.

Por lo anterior, extraña el silencio ante los dichos del jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, acerca de que la nueva Constitución de la Ciudad de México será de izquierda, pese a que matizó que esto no significa no incluir todas las líneas de pensamiento.

Decimos que sorprende el silencio ante esta declaración pues afirmar que la Cuidad es de izquierda, es excluir a otras formas de entender no sólo la política, sino la vida misma de la capital.

Los resultados de la elección a jefe de gobierno reflejan que no hay la afirmada mayoría de esa ideología en cuanto a la tendencia política entre los votantes, pues si bien es cierto que Mancera ganó postulado por una alianza de izquierda con el 63.58% de los sufragios, la participación fue del 65.98%, lo cual hace imposible que se califique como de izquierda a quienes no acudieron a las urnas. Es decir, los votos que dieron el triunfo al actual mandatario, representan sólo el 41.94% de los inscritos en la lista nominal, incluso si dividimos en partes iguales a los abstencionistas en ambas corrientes, la conclusión más cercana a la realidad es que esta urbe está más cercana al empate ante ambas corrientes de pensamiento… si sólo existieran estas dos expresiones, lo que nos da para pensar que adjetivar desde ahora el texto en preparación es no concebir lo que en realidad es la Ciudad de México.

Y es que la oportunidad de que el otrora DF tenga una nueva Constitución puede ser tiempo perdido si no se atiende a que una de las cualidades principales de esta región es la pluralidad, tanto de pensamiento como en preferencias de variada índole. Aquí es donde se han dado las primeras medidas para apoyar a minorías sexuales, pero también es el mayor centro religioso del país; es sede de espectáculos artísticos que la definen como cosmopolita a la vez que se mantienen tradiciones comunitarias en algunos de sus barrios.

En sus calles se puede encontrar tecnología de punta a la par de artesanías hechas con las manos enseñadas por tradición oral. Es una ciudad en la que se puede pasar junto a edificios inteligentes o reliquias que datan de la época prehispánica.

Es así que la Constitución, antes de asignarle un apellido por la agenda política de un gobernante, debe ser un texto que refleje la pluralidad de su gente y responder a una amplitud de necesidades, tanto de sus habitantes como de su estatus político.

Pero no sorprende que Mancera busque –quizá porque piensa que él es el padre y por eso la intención de ponerle apellido– que surja una Constitución de «izquierda», sino el silencio de partidos, organizaciones ciudadanas y electores, quienes se han opuesto a decisiones del jefe de gobierno como el Corredor Chapultepec o la Rueda de la Fortuna, ya sea porque ahora sí están de acuerdo o porque no entienden de que se trata este tema.

Del tintero

¿Qué sucede en una campaña electoral, en la cual un candidato independiente se postula con las mismas propuestas que un partido político ha venido proponiendo por años? Eso está sucediendo en la Ciudad de México con motivo de la elección de los integrantes de la Asamblea Constituyente. El candidato Gabriel García Colorado, que obtuvo el registro como independiente, ofrece a los ciudadanos las mismas banderas conservadoras que el PAN, partido en el qué militó durante muchos años y por el cual llegó a ser candidato a jefe delegacional en Cuauhtémoc en 2012.

De llegar a la Asamblea, ¿se unirá al grupo blanquiazul para apoyar sus propuestas dadas las coincidencias; qué entenderá por «independencia» este candidato si mantiene afinidades con un instituto político al cual abandonó hace poco? Cabe recordar que lo que el electorado busca es no sólo otros rostros, sino una nueva agenda política, no que se disfracen de independientes para volver a presentar las mismas ideas de los partidos tradicionales.

 

Twitter: @AReyesVigueras


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