Comunicación ‘underground’

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Al margen de los medios tradicionales, y combinándose con la explosión de las redes sociales, diversos grupos buscan hacer llegar sus mensajes a través de uno de los sistemas que pone a su disposición a una gran cantidad de personas: el Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México. A través de periódicos, revistas y videos, buscan hacer llegar sus mensajes, servir a su causa y ensayar otra forma de comunicación debajo de la superficie de la urbe.

Impresos e imágenes

A pesar de la prohibición de que vendedores ambulantes trabajen en el Metro del Distrito Federal, tema que en raras ocasiones se cumple, diariamente los usuarios tienen hasta la comodidad de sus lugares una amplia colección de productos, desde accesorios para celular, juguetes, discos con los éxitos musicales del momento o con la recopilación incluso de música clásica, así como comida y algún tipo de pomada para dolores musculares.

La oferta incluye libros de autores reconocidos, como Gabriel García Márquez, a una fracción del precio en librerías. La red de Metro, con datos del propio organismo en el periodo enero-marzo de 2015, transportó a más de 400 millones de personas en sus 12 líneas, lo que la convierte en un gran mercado no sólo para la venta de mercancías, sino también para la difusión de ideas.

Publicaciones como “Machete-Arte”, “La Fuerza del Sol” o “El Salto” son promovidas principalmente por jóvenes, quienes explican el contenido de cada número a la vez que señalan que el precio por adquirir un ejemplar es de cooperación voluntaria, pero sugiriendo una cantidad que puede ir de los 10 a los 20 pesos.

De igual manera, algunos de estos activistas promueven –con la misma mecánica y precio–, una serie de videos en formato DVD con temas de actualidad, haciendo mención de que se trata de asuntos de importancia y que el objetivo de la difusión es crear conciencia sobre la importancia de atender problemas que afectarán a toda la ciudadanía.

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El tema del agua, en el marco de la discusión sobre la iniciativa de reforma a la Ley Nacional de Agua, dio pie a que redoblarán su activismo y ofrecieran un par de documentales sobre el tema.

En uno de ellos, titulado “Agua: nuestra vida, nuestra esperanza”, se puede conocer la lucha que algunos sectores sociales –que al igual que los activistas que lo promueven en el Metro, simpatizan con la izquierda– contra la privatización del líquido.

Producido en 2007 por la asociación civil Promedios de Comunicación Comunitaria y dirigido por Nicolás Défossé y Daniela Contreras, el documental expone las carencias de comunidades enteras en esta materia, contrastando con la abundancia que se tiene en zonas urbanas de clase alta. Con una duración de una hora, el video busca crear conciencia sobre los intentos privatizadores de quienes controlan el Poder político. Puede verlo en YouTube:

{youtube}NHAZdtjJs7w{/youtube}

Otra pieza audiovisual que se promueve por esta red, es el documental de Florian Optiz “La Gran Venta”, que ofrece un conjunto de testimonios acerca de las consecuencias de la privatización de servicios considerados públicos –energía eléctrica, agua, por citar un par de ejemplos–, comúnmente impuesta por instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, a decir del trabajo, y las reacciones de la población en países como Bolivia o Sudáfrica. Si desea conocer este trabajo puede revisarlo a continuación:

{youtube}z8P8GmkIiUY{/youtube}

Aunque no son los únicos videos que se han difundido a través de este mecanismo. Desde la década de los 90, se daban a conocer por este medio algunas producciones de Canal 6 de Julio, un colectivo encabezado por el cineasta Carlos Mendoza y que mostraba su simpatía, inicialmente, por el PRD. A través de sus reportajes se criticaba al sistema priísta, a la vez que se denunciaban sus excesos en materia política y económica.

Despertando a México

Uno de los aspectos más llamativos de esta estrategia, es que se trata de un esfuerzo que busca coordinar trabajos impresos, piezas audiovisuales y redes sociales para hacer llegar sus ideas a la mayor cantidad posible de personas, con costos bastante bajos.

En el caso de la revista mensual “El Salto”, en la segunda de forros se puede leer que es una publicación con un tiraje de 20 mil ejemplares editado por “Despertando a México S.R. de C.V”, que cuenta con el registro de nombre en derechos de autor, institución a la que le dan la autorización para reproducir sus textos con la siguiente leyenda: “queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del Instituto Nacional del Derecho de Autor”.

Con un formato similar a la revista Algarabía, en sus 20 páginas ofrece tres trabajos en los que se critica al gobierno de Peña Nieto porque “se ha querido desmarcar de los reclamos que lo increpan como actor intelectual y material de la masacre en Guerrero”, así como otro que aborda el tema de la lucha por los energéticos y el que cierra la edición, que bajo el título “¿qué hacer?” apunta sobre la “importancia de los marcos teóricos”, explica la necesidad de contar con una serie de teoría para apuntalar la lucha contra “los narco-políticos-empresarios de México (quienes) tienen bien claro cuál es su objetivo final: mantener el poder y seguir generando ganancias”.

Heredero de “El Machete”

Quizá uno de los más antiguos en este renglón, pues fue fundado en 1998, que continúa circulando e, incluso, incorporando una página en Facebook y con una entrada en Wikipedia, es Machetearte, el cual de acuerdo a su página en el último portal mencionado, surge como suplemento cultural de otra publicación ligada al Partido Comunista de México, “El Machete”, misma que al desaparecer este instituto político decide circular como publicación independiente en consideración de distintos factores.

Quien redactó la entrada en Wikipedia, explica que el periódico surge debido a que “las personas no mostraban suficiente interés por leer textos ideológicos ni analíticos sobre la situación política y económica del país; es así como en 1998, por iniciativa del activista Enrique Cisneros surge la idea de emitir Machetearte de manera paralela, como parte de un mismo proyecto periodístico pero con diferente función: estaría conformado con notas cortas y consignativas(sic), redactadas en lenguaje coloquial, versificaciones en tono humorístico, acompañado de muchas imágenes y presentaría información más coyuntural que llamara la atención de los lectores”.

Con el apoyo de una autodenominada organización político cultural llamada CLETA, el periódico es editado y distribuido por simpatizantes del movimiento, el cual también se encarga de talleres de teatro en la UNAM y de montar obras en foros en otras zonas de la ciudad. Sin datos acerca del tiraje, en Wikipedia se menciona que el diario ha editado 16 millones de ejemplares en 16 años de vida, lo que equivale a un millón de ejemplares al año, cifra digna de periódicos con más recursos, tema que no es aclarado en la entrada mencionada.

Otra publicación, esta eminentemente partidista, que hace uso de los espacios en las estaciones y vagones del Metro es el periódico La Fuerza del Sol, del Comité Directivo en el DF del PRD. La publicación se entrega a cambio de una colaboración voluntaria tanto en el interior como en el exterior de las estaciones del Sistema de Transporte, y a decir de algunos de sus distribuidores, la cooperación es para ayudarlos a ellos a tener algún ingreso.

Editado en papel diario, La Fuerza del Sol ofrece la visión del sol azteca sobre los principales temas de la agenda del país y del DF, así como las actividades del Partido en la capital de la República. De acuerdo con la publicación, son 30 mil ejemplares los que tira aunque no se específica su periodicidad.

Si bien, fue uno de los periódicos que circulaban con más amplitud en las estaciones del Metro capitalino, en fecha recientes ha visto decaer su presencia, incluso en la página de Internet del PRD DF se mantiene la edición de diciembre de 2014, lo que podría significar problemas ya sea de índole financiera para mantener un esfuerzo de esta naturaleza o la falta de continuidad propia de los partidos políticos en temas de comunicación.

Junto con El Salto, estas publicaciones son las que circulan en las entrañas de la ciudad, aunque no necesariamente las únicas en una urbe de millones de habitantes y expresiones políticas.

Estrategia subterránea

Tanto las publicaciones, como los videos y reportajes mencionados en la entrega anterior, se inscriben en una clara estrategia de distribución en los vagones del Metro. Quienes anuncian este tipo de productos, también sirven de voceros de las principales ideas del grupo para el cual colaboran dando a conocer, principalmente, los riesgos de las privatizaciones que se avecinan o algún otra amenaza contra la que hay que luchar. La reseña que en estas páginas hicimos no es exhaustiva por el tamaño de la ciudad y de los interesados en distribuir sus ideas y productos de esta manera.

Llama la atención que en tiempo de redes sociales haya quien aún apuesta por este tipo de instrumentos impresos para hacer llegar sus ideas a los demás, pero se entiende en una Ciudad en la que no todos los usuarios del Metro lo son de Twitter o Facebook. Así que la estrategia se podría complementar con otros recursos pero, de nueva cuenta, sorprende la falta de información para conocer los resultados de este tipo de experiencias.

Asimismo, es de destacar que la apuesta por un medio impreso no vaya aparejada a una similar en redes sociales, con el fin de llegar a la mayor cantidad de público posible.

Finalmente, hay que mencionar que esto es un esfuerzo de grupos de izquierda que, bien o mal planteados, ayudan a sus respectivas causas. La derecha se muestra distante de este tipo de recursos, si no es que los desdeña, aunque su presencia y actuar en redes sociales hace ver que tal vez la comunicación no sea lo suyo.

 


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