Bitácora de una columnista perezosa

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En el género de opinión siempre ha habido hombres y mujeres que señalan culpables, condenan personas, dictan la verdad irrefutable y tienen las llaves de la justicia. Apuntan su dedo flamígero para expulsar del jardín de la honestidad a quienes consideran corrompidos y azotan con el látigo de sus palabras a los indignos que ostentan un cargo público. Se trata de los nuevos moralistas, personajes que sin importar su ideología o sus convicciones, solamente creen en sí mismos. Los hay de izquierda y de derecha, liberales y conservadores.

Quizá uno de los más exitosos y conspicuos personajes de ese mundillo moral es la señora Denise Dresser. Ya se sabe de alguno de sus plagios (León Krauze lo ha documentado: Letras Libres, mayo, 2006). Ahora, el sitio Yalochecaste.com registró la vocación dresseriana por el autorreciclaje. La pereza mental es un feo hábito. Engañar a los lectores es una falta grave. Veamos: 7/06/04, Reforma, escribe sobre Fox: …padece un autismo político que alarma y se manifiesta en todos sus síntomas. Como cualquier autista, ríe sin tener motivos aparentes para hacerlo; actúa como si estuviera sordo; no tiene ninguna apreciación del peligro; habita un mundo propio. Ahora, Reforma 28/09/15, sobre Peña: … padece un autismo político —con perdón de los autistas— que alarma y se manifiesta en todos sus síntomas. Como cualquier autista, ríe sin tener motivos aparentes para hacerlo; actúa como si estuviera sordo; no tiene ninguna apreciación del peligro; habita un mundo propio. Como este hay otros párrafos idénticos en ambos artículos.

Más: los artículos publicados en Reforma 08/03/10 sobre Marcial Maciel llamado «En familia» y en Proceso 25/02/13 llamado «Carta abierta a Ratzinger», son prácticamente idénticos, renglón tras renglón. Lo mismo se puede decir de «Se busca perredista perdida» (Reforma, 15/03/04) y de «La progresista perdida» (Reforma, 29/04/13).

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Otra: «Llamado a hablar mal de México» (Proceso, 1713 Agosto de 2009): A los que alzan un espejo para que un país pueda verse a sí mismo tal y como es. A los que dicen ‘no’. A los que resisten el uso arbitrario de la autoridad. A los que asumen el reto de la inteligencia libre. A los que piensan diferente. A los que declaran que el emperador está desnudo. Compare usted con el publicado en Reforma el 28/05/12, titulado «Primavera al fin»: A los que alzan un espejo para que un país pueda verse a sí mismo tal y como es. A los que dicen ‘no’. A los que resisten el uso arbitrario de la autoridad. A los que asumen el reto de la inteligencia libre. A los que piensan diferente. A los que declaran que el emperador está desnudo.

Es insuficiente el espacio para transcribir los párrafos que delatan el engaño a los lectores de la señora. Pero como bien dice en uno de los textos en los que se copia a sí misma, el oficio del buen ciudadano parte del compromiso de llamar a las cosas por su nombre. Cierto, y así hay que decirlo: la señora Dresser es un fraude moral.


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