Aplica estos días: ‘No creas todo lo que dicen’

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La guerra sucia, las descalificaciones y las insidias están a todo vapor los días álgidos de las campañas electorales para el 7 de junio. Por esta razón hay que tener suma desconfianza de todo, pero de todo lo que aparezca en la Red y los medios en contra de cualquier candidato.

Sobre todo hay que poner en duda las acusaciones sobre los “probables”. ¿Cuáles son éstos? Todos aquellos dicho sobre que “probablemente” cierto candidato o su gente hicieron algo ilegal, y que se presentarán denuncias ante quien corresponda, el INE, la PGR, el TEPJF, las PGJ’s o los institutos o tribunales electorales locales.

Otros casos para desconfiar son algunas acusaciones de asuntos ajenos al proceso electoral, que a sabiendas de su falsedad, se dan a conocer en la prensa para que el electorado desconfíe de tal o cual candidato, de su partido o de su gobierno.

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Estos señalamientos son diferentes de los que se presentan con presuntas pruebas ante el Ministerio Público o el INE. Al menos en estos casos, “parece” que las acusaciones, a juicio posterior de un juez o tribunal, podrán tener valor probatorio de la comisión de algún delito, electoral o no.

Pongamos un ejemplo de lo más rastrero de las acusaciones por parte de encargados de campañas sin escrúpulos morales. Se acusa a un candidato queretano de que firma como licenciado sin serlo, e inmediatamente él muestra su título original como graduado en esa carrera por el ITESM.

Otro caso es del momento, que la agencia Reuters circula un reportaje diciendo que Peña Nieto declaró como donación una casa que compró en once millones de pesos. Inmediatamente, la alegría de los anti-peñistas. Pero, error y mala fe, esos once millones de pesos fueron de los “viejos” pesos, es decir once mil pesos de ahora, y los pagó el padre del ahora presidente.

Ni hablar de las conversaciones telefónicas interceptadas, que son fácilmente manipulables, y lo han sido a veces sí y a veces aparentemente no.

Ha circulado una grabación de una supuesta declaración de la esposa de un candidato neoleonés diciendo que la golpea. Pero la señora de inmediato dice que es falso, que ella no lo ha dicho.

El problema de fondo, es la enorme falta de sentido moral de quienes hacen y asesoran la propaganda política (también abunda esto en publicidad comercial). Para ellos, todo se vale, así que hay que mentir sin remordimiento, y estar preparados para las mentiras en su contra del adversario político.

Por supuesto que los candidatos y sus dirigentes de partido que aceptan estas vergonzosas prácticas propagandísticas y de ataque político, son copartícipes de la inmoralidad, no pueden hacerse tontos, diciendo que ellos no saben nada.

Hay muchos casos, que aumentan por día, sobre falsas acusaciones, que buscan mellar la confianza en los candidatos opositores, aunque con prontitud se demuestre la falsedad por los inculpados, a veces en sólo horas. “Miente, que algo queda”; es verdad. Con un poco más de tiempo, que por estos días no abunda, el inculpado exonerado puede incluso salir mejor posicionado, al quedar en evidencia la mala fe de sus adversarios inescrupulosos.

Otra forma de engañar al electorado, es la pretensión de hacer extensivas culpas ajenas a un candidato, que pueden ser de parientes, amigos o socios. Así, si una persona fue acusada de secuestrador, eso no convierte al candidato pariente ni en secuestrador, ni en cómplice, ni en encubridor, es más ni siquiera en sospechoso.

Pero también se abusa en protegerse por anticipado, declarando que se dirá tal o cual cosa para perjudicar la imagen de un candidato. Lo curioso es que esas advertencias pueden ser de señalamientos ciertos a los que se tiene miedo verlos divulgados.

La novedad: ¡las falsas declinaciones de candidatos! Que las advierten personas ajenas al candidato.

Así que hay que estar alerta y, efectivamente, no dar credulidad a nada de lo que se afirma así como así de un candidato o partido, sin ofrecer ningún intento de prueba. Y aun cuando se intenta presentar a la ciudadanía alguna presunta prueba, hay que ponerla en duda, todo esto puede ser verdad o puede ser un truco.

Cuidado, mucho cuidado antes de tomar una decisión sobre las campañas, y más para decidir un voto personal, o influir en los de otras personas por lo que “se dice, se supo, se publicó hace rato” de tal candidato. Sobre todo cuando es algo muy distante de su perfil conocido. Esto es por dignidad y respeto a la integridad personal del ciudadano.

La “duda metódica”, es la mejor regla a seguir ante descalificaciones a candidatos. Ante un “¡óyeme! ¿Ya sabes lo que acaban de decir de fulano?” hay que responder(se): “¿Será cierto? déjame investigar, preguntar o esperar a ver qué dice esa persona”.


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