La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es muy clara cuando habla de la ciudadanía, de sus derechos y obligaciones, claro el carácter legal de ciudadano se da a partir de los 18 años de edad, pero eso no implica que un mexicano menor de edad esté impedido a expresarse en favor de México. Y la misma Constitución es clara cuando señala que la soberanía nacional reside en el pueblo, y el pueblo somos nosotros los ciudadanos de cualquier edad.
Es el pueblo el único que puede modificar la forma de gobierno. Además recordar que el pueblo, los ciudadanos, ejercemos nuestra soberanía a través de los Poderes de la Unión y a los ciudadanos se nos da el derecho y la obligación de votar para elegir. Votar libremente y amparados por la certeza que se da en la Constitución de contar con una Institución Autónoma para organizar las elecciones. Esa institución es el INE que cuenta con autonomía jurídica y patrimonial.
Y de igual manera la Constitución obliga a la división de Poderes, para el funcionamiento del Supremo Poder y esa división es Legislativo, Judicial y Ejecutivo. El Poder legislativo es la representación del pueblo. El Ejecutivo recae en una sola persona que es el Presidente de México y el judicial para velar por la Constitución.
Estos artículos constitucionales nos dejan en claro el valor de la ciudadanía en la toma de decisiones para el Bien Común y las funciones que deben tener aquellos funcionarios electos por el voto ciudadano y de aquellos electos de manera indirecta como los Ministros de la SCJN. Todos se deben a la ciudadanía, al pueblo de México. En las facultades del Presidente nunca se menciona el que use su Poder para denostar, para presionar, para el abuso del poder a través de las instituciones a su cargo. Sí se menciona en la Constitución como delito para juzgar al Presidente de México la corrupción y meterse en los procesos electorales. Mentir también es corrupción.
Hoy en México después de casi 5 años de gobierno vemos un vacío de poder legal, vemos un vacío de acciones a favor de los mexicanos, vemos a un Mandatario dedicado en cuerpo y alma a dividir a los mexicanos, no hablo de la división en opiniones que es válido, la libertad de expresión es válida entre los ciudadanos incluso entre gobernantes y gobernados. Hablo claramente de como se ha dedicado a dividir y etiquetar a los mexicanos: En los buenos y en los malos, en los honestos y en los corruptos, en los pobres y en los ricos y un sin fin más de adjetivos que usa todos los días provocando una polarización entre ciudadanos, en lugar de buscar la unidad para resolver tantos problemas que hoy tenemos.
El inquilino de Palacio habla de democracia y él no es demócrata, habla de libertades y él no las favorece, habla de que respeta los Poderes de la Unión y no es cierto, claro que influye y se mete, no olvidar en el 2019 como presionó para que el Ministro Medina Mora renunciara, no olvidar como agrede a Ministros, Magistrados y jueces insultando constantemente a sus personas. No olvidar como se mete en el Legislativo y a los que no lo obedecen los insulta. Por eso AMLO no es un Presidente de México, es un candidato peleonero y separatista.
Ahora veamos el mayor de los pecados de AMLO, que es ofender y agredir a los ciudadanos. Y no solo eso: amenaza, genera temor, los usa con las dádivas que da en sus programas sociales. No es posible que el Presidente de México día a día ofenda e insulte a los mexicanos que sostienen a esta Nación. No se da cuenta que para poder regalar el dinero en programas sociales o derrochar el recurso económico en sus fantasías y ocurrencias, que para seguir provocando daño patrimonial en malas inversiones, necesita de los impuestos, de los derechos que cobra, de las aportaciones y esos recursos económicos los obtiene de los que pagan impuestos, de los que trabajan, de los que luchan por aspirar a una mejor vida. Todos conocemos la frase de “No hay que patear el pesebre que te da de comer” pues AMLO lo patea y lo patea diario. Sin el cumplimiento de las obligaciones fiscales de esos mexicanos que diario insulta su mal gobierno no tendría recursos para nada. ¿Qué pasaría si cansados de las ofensas dejaran de pagar? ¿Cuánto aguataría el gobierno sin ingresos? Pues AMLO debe abrir bien los ojos.
Cada vez que la ciudadanía de manera libre, pacífica, coordinada entre ellos sale a manifestarse por no estar a favor de las políticas tiránicas e ilegales, el Presidente en lugar de analizar, de dialogar, de recomponer y de respetar la Constitución sale a agredir, sale a minimizar, sale a envalentonar a sus admiradores para que lo secunden en sus mentiras. Los ciudadanos no solo tenemos el derecho, también tenemos la obligación de manifestarnos, de expresar nuestro sentir, de exigir el respeto a la ley y a la Constitución, tenemos la obligación de cuidar por el futuro de México.
Y lo que pasó el 13 de noviembre del 2022 y el 26 de febrero del 2023 no fueron una ocurrencia, no fueron unos ataques dirigidos por buscar prebendas para nadie, fueron la manera de expresar el descontento por la violación a la ley, fueron las maneras de demostrar que queremos libertad y democracia, fueron las maneras de demostrar que el pueblo manda y vigila que se cumpla la ley. Esas expresiones ciudadanas se realizaron para evitar la regresión, para evitar otra vez dictaduras para apoyar a los Ministros de la SCJN que con tranquilidad e inteligencia cumplan su deber de velar por la Constitución, democratizar la justicia. La ciudadanía participó libremente a una convocatoria hecha por los mismos ciudadanos sin amenazas, acarreos, pago por asistir y ahora resulta que es un acto de corrupción y aspiracionista.
Pues AMLO deberá entender y junto con él sus aliados en el Congreso que no nos van a doblar, que no nos van a callar y que lucharemos siempre por la libertad, por la legalidad, por la democracia y en este caso por el respeto al INE y a nuestro voto. Los estamos vigilando, los estamos mandando que cumplan. Somos el Poder Ciudadano.
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