A pesar de Obrador y la CNTE, la Marea Rosa tomó el Zócalo.

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En el Zócalo los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que un día antes habían manifestado que dejarían la plancha del Zócalo libre, seguían nerviosos en su plantón, en sus casas de campaña en la Plaza de la Constitución; temprano habían puesto vallas que simulaban separar y proteger a los maestros de la CNTE, la realidad era que sus dirigentes, a cambio de dinero, habían recibido la orden de que a toda costa se impidiera la concentración a favor de Xóchitl Gálvez.

El presidente de la República ya había ordenado a sus esbirros instruir a los líderes de la CNTE, como lo informó Pedro Hernández, líder de la Sección 9, diciendo que:

“Recibí una llamada de la Secretaría de Gobernación (Luisa Alcalde) y de la Secretaría de Educación (Leticia Ramírez) -no para negociar-, sino para que nos MANTUVIÉRAMOS en el Zócalo”.

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La bandera monumental no se encontraba en el asta bandera, a pesar de que el protocolo indica que la bandera se debe izar a las 6 de la mañana y que el presidente había dicho que “la bandera es de todos”.

Hoy, por una turbia razón presidencial, quizá fue la verdadera intención esperar hasta las 8:40 de la mañana para que la multitud se reuniera e impidiera, por la aglomeración, que el lábaro patrio no se pudiera colocar en el asta bandera. O bien, que la fricción entre los asistentes a la concentración y los golpeadores de la CNTE se agudizara y terminara en un zafarrancho que malograra el evento.

Minutos antes de las 06:00 horas de la mañana, comenzaron a llegar los primeros manifestantes, pero no pudieron acceder a la plancha del Zócalo debido a que la policía capitalina les informaba que la orden era que los dejarían entrar hasta las 08:30.

El presidente mandó cerrar las calles que dan acceso al Zócalo, así como cerró la estación del metro Zócalo con la consigna de que se abrieran hasta las 8:30 de la mañana para evitar que los simpatizantes de Xóchitl tuvieran acceso a la Plaza de la Constitución desde temprano.

“¿Por qué nos sabotean?”, era la pregunta que se hacían los asistentes en apoyo a Xóchitl Gálvez.

A las 07:05, en la calle 5 de mayo, y cuando ya se comenzaban a sentir los primeros rayos del sol, llegó Claudio X. González, uno de los organizadores de la protesta, quien no pudo ingresar de inmediato al Zócalo. Tras 15 minutos, el empresario pudo entrar a la Plaza de la Constitución, donde mostró su desacuerdo porque no haya sido izada desde temprano la Bandera Nacional.

A las 07:45, y debido a la presión, los primeros manifestantes comenzaron a entrar al Zócalo.

Los maestros de la CNTE cuidaban los límites que ellos mismos habían fijado de casi un tercio de la superficie total del Zócalo, intentando provocar un conflicto gritando a los manifestantes de la oposición consignas como “fachos” o “esos son, esos son, los que chingan la nación”. Algunos manifestantes exigían el retiro de las vallas que protegían el espurio plantón, pues afirmaban que “¡El Zócalo es de todos!”.

“Ustedes están apoyando a quienes nos han reprimido”, replicaban los maestros disidentes.

A las 07:45, sobre la avenida 20 de Noviembre, maestros volvieron a instalar las vallas que minutos antes policías locales habían retirado. “Es para proteger nuestro plantón”, justificaron.

A las 08:21 horas, sobre el Zócalo se presentó un globo inflable enorme con la figura caricaturizada del presidente López Obrador como un bebé llorón.

Finalmente, a las 08:40, elementos de la Policía Militar (PM) salieron de Palacio Nacional cargando la Bandera Nacional para ser izada en el asta monumental.

Ante esto, los reclamos de los pseudo maestros subieron de tono, pues los militares rompieron algunos lazos que estaban atados al asta y que sostenían algunas casas de campaña.

“¡No son las formas! ¡Váyanse!”, gritaron algunos maestros.

Tras ser izada la Bandera Nacional, y donde algunos maestros y manifestantes entonaron el Himno Nacional, los golpeadores de la CNTE sacaron a los militares a punto de empujones y regresaron al Palacio Nacional.

“¡Fuera, fuera!”, gritaron algunos maestros.

Era clara la intención de los golpeadores de la CNTE de provocar a toda costa un desaguisado que impidiera que la concentración se llevara a cabo.

El clima de tensión continuó.

En avenida 20 de Noviembre, y con la fuerza de decenas de miles que trataban de entrar al Zócalo, los manifestantes rompieron la valla que la CNTE había instalado minutos antes.

Entre gritos de “¡Corruptos!”, “¡Chairos!” y “¡Mejor pónganse a trabajar!”, pseudo maestros y manifestantes se enfrentaron a golpes. En uno de estos conatos de bronca, un hombre requirió atención médica y fue necesario que recibiera cinco puntadas por personal del ERUM por los golpes recibidos.

“Nos empezaron a agredir… me golpearon con un objeto y me abrieron. Recibí cinco puntadas. Es increíble que nos quieran someter de esta manera, somos mexicanos libres”, expresó.

En otro caso, un joven manifestante que portaba una playera rosa se enfrentó a golpes con los maestros, quienes le rompieron el labio inferior.

Con vestimenta rosa y mensajes de apoyo a la candidatura de Xóchitl Gálvez, decenas de miles de personas comenzaron a llegar a las inmediaciones de la plancha del Zócalo de la Ciudad de México para participar en la llamada “Marea Rosa”.

La concentración, que ya había adoptado a Santiago Taboada y a Xóchitl Gálvez como sus abanderados a la Ciudad de México y a la Presidencia de la República, logró romper los cordones de seguridad que mantenía el plantón de la CNTE, lo que resultó en algunos enfrentamientos a golpes, así como en el izamiento de la Bandera Nacional a última hora.

A las 10:38 horas, entre empujones y falta de seguridad, llegó la candidata presidencial Xóchitl Gálvez al Zócalo, siendo recibida con aplausos por parte de miles de asistentes.

Mientras tanto, en lo que quedó del plantón magisterial, algunos maestros observaban la escena gritando: “¡Esos son, esos son los que chingan a la nación!”.

Llegaron los líderes nacionales del PAN, Marko Cortés; del PRI, Alejandro Moreno; y del PRD, Jesús Zambrano al Zócalo. Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada lograron dar sus mensajes políticos y la tensión disminuyó. Los seguidores de la Marea Rosa escucharon y aplaudieron los emotivos discursos, y finalmente entonaron el Himno Nacional, lo que, siendo sinceros, conmovió a todos los presentes, incluidos los golpeadores de la CNTE.

El evento terminó y poco a poco los cientos de miles de simpatizantes se retiraron.

En el metro, aún se escuchaban consignas a favor de Xóchitl, y en los trolebuses, los asistentes a la concentración gritaban, hermanados en la esperanza de sacar al despótico régimen que hoy gobierna nuestro país.

 

Con información personal y de varias fuentes


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