Desconfianza y Falta de Credibilidad Ciudadana

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Los problemas de todo tipo se acumulan en esta administración federal, sin que se atisben soluciones que den al país una visión positiva del futuro. Lo mismo golpean problemas sociales como los resultados informados por el Coneval sobre la pobreza en México que llegó al 53.2% de la población, con un incremento de 3.7% sobre las cifras a 2012 y que la población en pobreza extrema, sigue siendo 11.4 millones de personas, apenas 100 mil menos que los que se tenían en 2012, a pesar de los incrementos en el presupuesto a los programas sociales de Prospera, de 65 y más, y de la Cruzada contra el Hambre, todos ellos programas asistenciales que demuestran que son sólo un paliativo a la pobreza.

A esto se agregan los problemas en la educación ante un sindicalismo magisterial hiperpolitizado y súper conservador que se opone a cualquier cambio, por muy positivo que sea, que en alguna forma afecte sus intereses económicos, políticos y de caciquismo. El ejemplo más claro es su oposición al sistema de evaluación del magisterio, que está demostrando la falta de capacidad y formación de quienes deben dar ejemplo de dedicación, estudio y capacidad para encauzar a la niñez y juventud mexicana.

Y qué decir de los problemas de inseguridad, no sólo por el número de muertes dolosas que sigue padeciendo el país, producto de la delincuencia organizada, y ahora, hasta de las propias autoridades, como los casos de Ayotzinapa y Tlatlaya, con el agravante en el primer caso, de que los asesinados son jóvenes estudiantes y en el segundo, que parece ser un juicio sumario realizado por el ejército, pero además, en ambos casos, todo está lleno de denuncias, acusaciones, mentiras y falsos testimonios, sin que hasta la fecha se tenga lo que un comentarista llamó acertadamente, la “verdad jurídica”. Todo ello, sin embargo, ha herido profundamente la credibilidad en este régimen. El golpe final en esta materia de la inseguridad se dio con la fuga del Chapo Guzmán, el “Capo” internacional que estaba preso en una supuesta prisión de alta seguridad, por cierto, seguridad sólo por arriba, mas no por abajo por donde escapó y todo con la complicidad de algunas autoridades de arriba y de abajo.

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Los problemas de corrupción, opacidad e ineficiencia saltaron y saltan a la vista de la opinión pública, a través de los nuevos medios de comunicación electrónica que descubren tranzas y situaciones incorrectas de políticos y funcionarios y que son ampliadas y confirmadas por una prensa valiente, que corre riesgos no sólo frente al poder, sino ante la misma delincuencia. Las denuncias de la Casa Blanca y la residencia de Videgaray, así como las de las empresas Higa y de OHL, han minado también la confianza ciudadana en el Presidente y en el régimen federal, a pesar de la absolución que otorgó el Secretario de la Función Pública en la que nadie creyó, ni tampoco en las disculpas ofrecidas. Todo ello ha provocado, en el fondo, el desánimo social y la pérdida de esperanza en un mejor futuro. El colmo, fue que los representantes de esas empresas, Higa y OHL, estaban sentados en buen lugar en el informe del Presidente Peña Nieto, sólo faltó también un representante del Chapo Guzmán.

Los problemas políticos constantemente se atraviesan en la actuación gubernamental, desde las elecciones de junio y el rompimiento de facto en el llamado Pacto por México entre las fuerzas políticas del país, hasta las acusaciones a gobernadores, presidentes municipales y legisladores, ya sea por corrupción o por actuaciones indebidas como los casos de “los moches”, el desprestigio del Partido Verde, socio del PRI en las últimas elecciones, que ha acumulado multa tras multa, de las que algunas paga, otras no paga y varias debe, y que son violaciones a la Ley Electoral. Todo ello ha traído como consecuencia la desconfianza ciudadana en los políticos, los partidos políticos y los gobiernos, razón por la cual se explica la insurgencia de los candidatos independientes, que han sido una válvula de escape ciudadana ante tantas noticias de corrupción y desorden público.

Finalmente los problemas en la economía, sobre los cuales el gobierno no ha encontrado salida y tanto el Secretario de Hacienda como el Banco de México y el propio sector privado, constantemente están ajustando a la baja el crecimiento de Producto Interno Bruto para 2015, pasando desde un máximo de 4.2% de Hacienda a un mínimo de 1.7% del Banco de México. Las causas se achacan a la baja en el precio del petróleo, la estrepitosa caída de la economía china, la devaluación del peso mexicano frente al dólar, la amenaza de un incremento en las tasas de interés por la FED, el organismo regulador financiero de Estados Unidos y la turbulencia en la economía global. Lo cierto es que no se observa un plan general para enfrentar estas circunstancias, lo que agrega más desconfianza ciudadana en cuanto a la capacidad de nuestros gobernantes actuales; mientras tanto, México sigue estancado.


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