¡Ay, México lindo y querido! Imagínense un país donde el sol brilla todos los días, los narcos bailan cumbia en vez de balazos, y las medicinas crecen en los árboles como piñatas. Ese es el México que nos pinta la presidenta Claudia Sheinbaum en sus mañaneras: todo va de maravilla, el pueblo está feliz como tamal en hoja, y hasta los pobres ya son millonarios gracias a los programas sociales. ¡Pura buena vibra, carnales! Pero, ¡zas!, las encuestas nos despiertan del sueño guajiro. Según el INEGI, el 63% de los mexicanos siente que la inseguridad anda peor que nunca, con la percepción de corrupción creciendo como hongos en temporada de lluvias – un 52.7% piensa que la jefa es «algo» o «muy» corrupta. Y ni hablemos de la salud: el 79% cree que hay desabasto de medicinas, como si el IMSS fuera una farmacia fantasma. ¿Falta de doctores? ¿Recortes en salud? Nah, eso es puro chisme.
Pero ojo, si osas mencionar estos «detallitos», ¡prepárate para el contraataque! La doctora Sheinbaum, con su doctorado en física y maestría en descalificaciones, te tacha de «carroñero» o parte de una «campaña de la derecha». ¿Criticas la violencia en Michoacán o Jalisco? ¡Hipócrita! ¿Señalas desapariciones? ¡Bots comprados por la oposición! Todo es una conspiración para «politizar» los temas, porque reconocer un problema sería como admitir que el Tren Maya no vuela. No, señores, aquí no hay errores; solo enemigos externos que quieren robarle votos a Morena. Porque al final, eso es lo que importa: los votos, los devotos, el poder. ¿El pueblo? Ese está feliz, ¿no ves las encuestas que ella elige?
En fin, mientras el gobierno nos vende un edén de abrazos y no balazos, la realidad nos da cachetadas. ¿Hasta cuándo seguiremos comprando el cuento? ¡Despierten, paisanos! O sigamos fingiendo que todo está chido, nomás por no ser «carroñeros». ¡Ja!
