¡A ver, a ver! Sostengan sus caballos y pongan atención a la función circense del momento. Nuestra flamante diputada sonorense, Diana Karina Barreras, de un tiempo a la fecha se ha vuelto más famosa que un meme de perrito. Pero no por sus grandes iniciativas de ley, que a decir verdad nadie conoce, sino por un chismecito sabroso que nos da para el cafecito de la mañana.
Resulta que la legisladora, en un arrebato de esos que ni el más bravo de los machos, le quiso pegar una guajolotera a una ciudadana de a pie por un tuit que, según ella, la difamaba. ¡Ah, qué bonito! El poder en sus máximas expresiones de soberbia. Pero como dice el dicho, “el que a hierro mata, a hierro muere”. A la diputada le salió el tiro por la culata, y de repente, como por arte de magia, su guardarropa empezó a ser más famoso que ella misma.
Y es que no se trata de cualquier ropita de paca, no señor. Hablamos de artículos de lujo, de esos que cuestan lo que un carro usado. Bolsas carísimas, zapatos de marca, y una que otra joyita que ni la Reina Isabel en sus mejores épocas. Y bueno, la pregunta del millón es: ¿de dónde salió la lana? Porque según los contadores del pueblo, su sueldo como diputada no le alcanza ni para los calcetines de esos conjuntos.
Pero, como buena política mexicana, en lugar de aceptar que la cacharon con las manos en la masa, la diputada se puso en plan de víctima. Que si es una campaña de desprestigio, que si la quieren callar, que si la envidia es muy mala. Y, ¿saben qué? Nos vendió el mismo cuento rancio que nos han recitado todos los políticos de todos los partidos cuando se ven en un aprieto. ¡Carajo! ¿No tienen otra? ¿No se cansan de tratarnos como si fuéramos un montón de pendejos? El que a burro va, a burro se baja, y el que se viste de seda, no es de donde se cree que es.
Y es que, como diría el buen Isaac Newton, “a toda acción corresponde una reacción de igual magnitud, pero en sentido opuesto”. Censuras a una ciudadana, y te ventilan la vida hasta por debajo de las piedras. Quieres pasar por honesta y te encuentras un closet lleno de pruebas de lo contrario.
Ahora, que la diputada se ponga a trabajar en lugar de andar buscando enemigos imaginarios. O, mejor aún, que nos dé el secreto para vivir como rica con un sueldo de clase media.
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