Trump insiste en despertar la ira del tigre migratorio

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Negar al fenómeno migratorio como parte de la conformación histórica de los Estados Unidos, le está resulta contraproducente al enloquecido Donald Trump; los disturbios registrados en los Ángeles, California, segundo Estado de la Unión Americana con mayor población de mexicanos, es el anuncio de un descontento social que puede extenderse si no se detienen los operativos que según cálculos de su gobierno, busca deportar al menos a un millón de migrantes.

La ultraderecha que llegó a gobernar al lado del empresario instalado en la Casa Blanca, comete un grave error al agredir sin motivos legales a todo ese ejército de trabajadores que con su esfuerzo y bajos salarios, ha contribuido a lo largo de varias generaciones al fortalecimiento económico de la nación más poderosa del planeta.

El mismo gobernador de California, Gavin Newsom y la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, han calificado como un “exceso de autoritarismo”, las deportaciones sin motivo. Newsom no ha dudado en señalar que evalúa denunciar por abuso de poder y acciones inconstitucionales a Trump, quien además de violar la soberanía de su Estado al enviar a dos mil elementos de la Guardia Nacional y a 700 marines, para ejercer una represión nunca vista en la nación que se jacta de respetar la democracia y las libertades, está poniendo en riesgo áreas vitales de la economía local como la construcción, la agricultura y la industria restaurantera, donde laboran de manera honrada miles y miles de migrantes, sobre todo mexicanos.

La enfermiza obsesión de las deportaciones masivas le está costando a Trump perder popularidad al caer a solo 22 puntos de aceptación, situación que se agrava aún más luego del rompimiento público con Elon Musk, su multimillonario asesor que lo ha denunciado públicamente de estar relacionado con delitos de pedofilia y que ahora amenaza con emplear su cartera para crear un tercer partido político en los Estados, sin dejar entreabierta la puerta para apoyar a los demócratas, cuya veintena de gobernadores ha patentizado su solidaridad con su homólogo de California.

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Analizando los actuales acontecimientos en Estados Unidos, no podemos dejar de recordar que ese mismo discurso de odio manejado por la ultraderecha, a través de manipulados medios de comunicación, con la utilización del ejército, resulta muy similar al empleado en los gobiernos neoliberales del PRI y del PAN, para agredir a comunidades indígenas, mineros y trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Y ahora en el caso de los maestros de la CNTE, el linchamiento mediático se repite.

Las organizaciones sociales y sindicatos independientes que hemos vivido en carne propia este tipo de represiones y persecuciones, condenamos el uso de la fuerza militar y policial que aplica el gobierno de Trump en contra de nuestros hermanos connacionales y de otros países sudamericanos, cuyo único delito es ir en busca de una oportunidad de trabajo para sacar adelante a sus familias, al carecer de oportunidades laborales en sus lugares de origen.

No debe olvidar Trump y los miembros de su gabinete fascista, ellos también son producto de la migración, él mismo es descendiente de inmigrantes alemanes y escoceses; el Secretario de la Defensa, Pete Hegseth lo mismo que la Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, llevan sangre noruega en sus venas. La tozudez del mandatario, puede desatar un movimiento social de incalculables consecuencias pues la comunidad migrante latina no es menor a los 40 millones de personas y se calcula que solo 4 millones son indocumentados, pero si a esa numerosa población que se está agrediendo se suman los 30 millones de norteamericanos empobrecidos que subsisten con solo tres dólares diarios, y que han sido olvidados por la política asistencial de Trump, el descontento puede representar un verdadero peligro interno.


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