Ya no quieren candidatos de Peña en la Corte

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Este año tendremos dos nuevos ministros en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En noviembre concluyen su periodo Olga Sánchez Cordero y Juan Silva Meza.

Hay preocupación por las ternas que armará el presidente Enrique Peña Nieto y que votará el Senado de la República.

El 10 de marzo, el ex procurador y ex director del Cisen, Eduardo Medina Mora, fue designado como ministro, luego de la muerte de Sergio Valls. No importaron las firmas y las fuertes críticas en contra de esta propuesta. Sus polémicas votaciones ya en el pleno han reforzado los temores de quienes ven un golpe al máximo tribunal con la llegada de los cercanos al Poder Ejecutivo.

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Hoy suena otro candidato de Enrique Peña cuyas credenciales inquietan. Se trata de Raúl Cervantes Andrade. Hombre dedicado a la política y abogacía, cercano al grupo del Estado de México. Primo del consejero Jurídico de la Presidencia, Humberto Castillejos y de quien fuera comisionado en Michoacán, ahora titular de Conade, Alfredo Castillo. Raúl Cervantes es mejor conocido por haber sido consejero político y coordinador de Asuntos Jurídicos del PRI y por haber defendido a su partido frente al IFE en el oprobioso Pemexgate.

Miembros del Poder Judicial, de la academia y conocedores del tema, están movilizándose por el futuro inmediato de la Suprema Corte.

Circulan peticiones de distintos grupos.

Esta semana, la Asociación Mexicana de Juzgadoras, A.C. invitó al Presidente a promover la igualdad de género y considerar dos ternas de mujeres con destacada trayectoria en la función jurisdiccional.

Por su parte, la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación le solicitó que incluya a personas con trayectoria judicial y totalmente desvinculadas de cualquier influencia partidista que pueda afectar sus resoluciones. Le pidieron un “gesto de madurez política”.

Y el miércoles se reunieron académicos del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, del CIDE, del ITAM y de la Ibero para determinar acciones que impulsen a los mejores candidatos. Rechazan a alguien que represente intereses de partidos o de la Presidencia y que vulnere la imparcialidad de la SCJN. Salieron como ejemplo de lo que no es deseable los nombres de Eduardo Medina Mora y Raúl Cervantes.

No quieren que el presidente Peña y los legisladores vuelvan a hacer de las suyas en un órgano decisorio del rumbo del país. Se rehúsan a que apliquen la medinamoriña.

Sobran hombres y mujeres que cumplan con el perfil. Ya escribiremos de ello.

 

Si el presidente Peña toma en serio sus propias palabras y está a favor de la legalidad, la equidad y los derechos humanos bien haría en acercarse este tipo de voces. En dejar la pequeñez de la negociación política y con altura de miras ser serio con los nombres de los aspirantes a ocupar las sillas que dejan Silva y Sánchez. Un hombre y una mujer que se van con el reconocimiento del trabajo cumplido.


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