El sexenio pasado, ante las críticas por el desabasto de medicinas luego de acabar con el Seguro Popular y crear un sustituto que acabó en la basura –el Insabi–, la defensa de del partido en el poder recurrió a la propaganda para defenderse con el recuro retórico de que había intenciones de dañar la imagen del presidente.
Pero fueron más allá y ante las denuncias de que no había medicinas para niños con cáncer, recurrieron al recurso de que se trata de un intento golpista orquestado por la derecha.
Ahora, ante temas como el hallazgo de restos humanos e indicios de que se asesinó a muchas personas secuestradas por un cártel del narcotráfico, vuelven a recurrir un recurso propagandístico para desviar la atención al asegurar que hay toda una campaña para mostrar campos de exterminio que afecten la imagen de la presidenta.
El partido oficial no gusta reconocer errores, mucho menos corregirlos, por lo que su principal función es conservar una imagen que le permita presumir que cuenta con una presidenta con una gran aprobación en las encuestas nacionales e internacionales, destacando las palabras de Trump hacia ella.
Es por lo anterior que recurren constantemente a la propaganda para conservar esa imagen y evadir la responsabilidad de resolver los principales problemas del país.
Mientras tanto, las encuestas –las mismas que le dan una alta aprobación a la presidenta– nos muestran que el gobierno está reprobado en temas como seguridad, salud o combate a la corrupción.
Y los problemas del país van a continuar, sin soluciones a la vista, pero con mucha propaganda para distraer la atención y que la discusión pública se entrampe en polemizar por estufas de leña, chocolates con “poquita” azúcar o una elección judicial con candidatos que dan más pena que ganas de votar por ellos.
También tenemos que mencionar que la oposición no sabe como capitalizar el contexto actual, pues no sólo no han construido una plataforma para amplificar sus mensajes, no cuentan con figuras de peso que les permita participar en la conversación pública o con estrategias de comunicación que les permita aprovechar la actual coyuntura en temas como seguridad, una de las principales preocupaciones de los mexicanos.
Con este tipo de oposición se explica porque hay personajes de Morena que ya están en campaña para las próximas elecciones sin rubor alguno, porque de poco importan sus protestas ante el desprestigio y descrédito que llevan a cuestas.
El único consuelo es que el esfuerzo para mantener el ritmo de propaganda en el partido oficial los puede llevar a cometer errores o que conforme repitan esquemas ya utilizados pierdan eficacia, a la vez que los conflictos internos en Morena crezcan y provoquen más problemas que tengan un costo electoral.
También mencionar que si la recesión empieza a sentirse en el bolsillo de los mexicanos y la inseguridad siga como está, también empiecen los electore a cobrarse en votos lo que padecen.
Porque la oposición seguirá en su burbuja sin darse cuenta de lo que podrían hacer y están perdiendo.
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