Por el PAN: candidatos panistas, pero de verdad

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Que desde este 2015 se hable de posibles candidatos a la presidencia de la república en 2018, es normal; nada de malo. Las candidaturas potencialmente exitosas llevan tiempo en darse a conocer a los votantes. Lo mismo vale para los candidatos a gobernadores y alcaldes, y de paso, a legisladores.

En Acción Nacional ha habido un grave error recurrente, que no debe repetirse, para eso sirve el aprendizaje de éxitos y de errores políticos. Muy mal le ha ido al PAN al presentar candidatos que no tienen el perfil del “buen” panista. El PAN ha postulado a cargos ejecutivos, junto a buenos candidatos, a personajes que no son ni panistas ni buenos políticos, de impecable conducta, y le ha ido muy mal.

Ha tomado el PAN para sí presuntos candidatos, aún miembros del partido, pero visiblemente alejados de su doctrina, o aspirantes frustrados de otros partidos, con la idea firme, obsesiva, de ganar esa elección.

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¿Resultado? Se gana la elección y se pierde el gobierno. ¿Sirvió de algo? No.

El error garrafal es pensar que lo importante es ganar elecciones y no: lo importante es hace de éste un mejor país, con gobiernos identificados con la doctrina del PAN.

Ganar elecciones no puede ser un fin del panismo, porque una elección es sólo un medio, para lograr la creación de una patria “ordenada y generosa” como reza su ideario. Esta confusión de medios y fines ha costado demasiado.

¿De qué le sirve tanto al PAN como a la comunidad que la gente vote azul si va a poner un mal o mediocre gobierno, apartado de los grandes principios de un buen gobierno, como la primacía del bien común, de la dignidad de la persona humana, y de la solidaridad y subsidiaridad? O por aún, que gobierne contra el interés nacional.

Y no se trata de una imaginería de posibles escenarios, ya Acción Nacional los conoce muy bien, pero hasta ahora no ha querido aprender las lecciones.

Recuerdo una conversación sobre los posibles candidatos a una elección de gobernador, en donde uno de los más probables elegidos por las dirigencias de Acción Nacional tenía muy malos antecedentes (llegado al PAN desde el PRI). Una panista fiel comentó que prefería, con ese candidato, que el partido perdiera la elección, pero no llevar a un bandido al poder.

“Dime cómo has sido y te diré cómo serás”, podemos decir de los aspirantes a las candidaturas a gobernadores, alcaldes y a la presidencia en el 2018. Cerrar los ojos ante las malas trayectorias políticas y personales es imperdonable.

Tomemos un ejemplo actual: el famoso Malova. No pudo conseguir la candidatura de su amado PRI, y se acercó al PAN, que lo hizo su candidato, y ganó. ¿Y quién gobierna Sinaloa? Un priismo descarado, que no esconde su origen. “El licenciado Juan Millán es mi padre político”, dijo Mario López Valdez, ya siendo gobernador bajo las siglas del PAN. ¿Dónde quedó el PAN sinaloense? “Nomás milando”, como el chinito.

Igual de mal le ha ido al pueblo con otros malos gobernantes postulados por Acción Nacional. ¿Se ha aprendido finalmente la lección? Hay que demostrarlo, pues ha seguido postulando algunos malos panistas, entre otros, claro. ¿Qué pueden esperar los panistas y la ciudadanía? Malos resultados predecibles.

En el PAN hay varios aspirantes y prospectos a la candidatura presidencial del 2018. Y es ahora buen tiempo para ir analizando sus personalidades, sus trayectorias y sus fidelidades doctrinales. Apoyar a uno u otro es muy importante, si lo que ponemos arriba de todo es el bien común de México, y no el simplemente ganar la presidencia (menos aún ir buscado acomodo en el futuro gobierno).

Con la “penosa” administración de Peña Nieto, y los problemas de otros partidos, o del eterno aspirante populista, el PAN tiene buenas posibilidades de ganar la presidencia. Por eso es toral que se examine bien a los posibles candidatos, lo que han hecho por el partido, lo que han hecho para legislar y en los casos de ejecutivos, si han gobernado con absoluto respeto a las leyes y por tanto conforme a la doctrina del PAN, o tienen quejas de autoritarismo, populismo o corrupción.

Pero antes están las elecciones del próximo 2016. Para ellas el PAN debe seleccionar candidatos con el perfil de buen gobernante, no con el que puede simplemente ganar más votos. Lo peor ha sido el seleccionar candidatos externos que no tienen perfil alguno ni identidad doctrinal, ni de candidatos populares. Recordemos por ejemplo a la señora Wallace. Qué error.

El panismo no pasó tantos años sin ganar una sola elección, o que le fuera reconocido un triunfo, sin abandonar su vida política. Si su finalidad hubiera sido ganar elecciones, ahora no existiría. Pero se persistió en la labor de formar una buena ciudadanía y de buscar el bien común, y los triunfos electorales se dieron.

Y quienes gobernaron y legislaron lo hicieron sin tachas. Y el país tuvo buenos alcaldes y buenos gobernadores panistas. Y el PAN ganó dos veces la presidencia, y lo hizo bien, pero perdió tras no haber sabido “cacarear el huevo”.

Pero cuando el PAN seleccionó malos o al menos dudosos candidatos triunfantes, le empezó a ir mal al partido, y a la ciudadanía. Y así la gente comenzó, con cierta razón, a decir: “ya ven, todos los políticos son igual de malos, también los del PAN”.

Y con especial dedicación a quienes ya apoyan a los aspirantes a las candidaturas del 2016 y del 2018, les podemos pedir: ¡que no se vuelva a cometer el mismo error, ganar una elección y tener un mal gobierno!


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