El tema de las agresiones y asesinatos contra periodistas ha recobrado interés en medios de comunicación y redes sociales, a raíz del asesinato de la reportera Anabel Flores Salazar y de las amenazas que recibió, vía redes sociales, Álvaro Delgado. Más allá de la natural condena de quienes contamos con una tribuna ante este tipo de hechos, conviene reflexionar un poco acerca de lo que está sucediendo en varias partes del país, pues la violencia que ha sido sembrada en décadas pasadas comienza a ofrecernos una sangrienta cosecha.
Desprotegidos
Los periodistas en México, se ha dicho infinidad de veces, están bajo asedio. De acuerdo a organizaciones como Artículo 19 y Reporteros sin Frontera, nuestro país es uno de los más peligrosos para el ejercicio del periodismo. Este tema engloba lo mismo a los reporteros que han sido asesinados, como lamentablemente ocurrió en el caso de Anabel Flores, pero también a los que han sido amenazados por supuestos usuarios de redes sociales que buscan defender a alguien o algo que ha sido criticado, como en los casos de Ricardo Alemán o Álvaro Delgado.
Lo anterior, se presenta en un contexto en el que la violencia se ha convertido en un recurso de muchas personas para lidiar con sus críticos.
Hablamos desde simples ciudadanos que buscan arreglar sus diferencias con vecinos u otros transeúntes a golpes o amenazas, pero que también llega a funcionarios gubernamentales que, en lugar de hacer su trabajo, buscan acallar la crítica con coacciones.
Por supuesto que esto también implica al crimen organizado, que es responsable de muchas muertes o ataques a medios, por el deseo de seguir manteniéndose en las sombras para operar a sus anchas.
A esto se suma la incapacidad de los distintos órdenes de gobierno para garantizar el libre ejercicio de la libertad de expresión, en el caso de los periodistas, como el derecho a tener una vida segura y libre de violencia en el del resto de la población, pues para nadie es un secreto que muchos de nuestros funcionarios son cómplices de delincuentes.
Así, la impunidad es un rasgo distintivo de este escenario en el que cualquier persona puede ser víctima de un delito y no recibir justicia. En el caso de los reporteros o articulistas, se priva además a la sociedad de voces críticas que sirvan de contrapeso a los excesos de la clase gobernante o de la delincuencial –que en muchas ocasiones son lo mismo.
Desaliento
Lo descrito líneas arriba, para nuestra desgracia, ofrece casi nulas opciones para encontrar una solución, pues la intolerancia a la crítica es muy fuerte como para ser desterrada de nuestra nación en el corto plazo. Algo similar se puede afirmar en materia de delincuencia, la cual ha crecido a niveles alarmante gracias a la lamentable combinación de impunidad e ineficiencia de los órganos encargados de la seguridad pública y la impartición de justicia.
Centrándonos en el caso del periodismo, también se tiene que lamentar la falta de colegiación de los reporteros, articulistas y periodistas, pues cada quien trabaja para su empresa sin una solidaridad gremial que permita hacer frente a este tipo de retos en forma conjunta. Asimismo, muchas de las empresas o de los dueños de medios de comunicación no apoyan a su personal al momento de ser amenazado en el contexto que hemos abordado en este espacio. A esto se suman los bajos salarios que se reciben como reportero y la falta de prestaciones en una gran cantidad de periódicos, estaciones de radio y televisión, así como portales de Internet, lo que provoca que el periodista se tenga que defender, en muchas oportunidades, solo ante este tipo de agresiones.
Los mecanismos de protección a periodistas de instancias federales, no han sido suficientes para proteger a quienes ejercen el periodismo en entidades del país que sufren de la presencia del crimen organizado y gobiernos ineptos, lo cual ha mostrado ser un cóctel mortal para la libertad de expresión, como sucede hoy en día en Veracruz, aunque no es la única entidad en la que se puede hacer esta afirmación. En este particular, la prevención ha brillado por su ausencia y no hay alguien que se atreva a pedir la intervención de alguna entidad pública para ayudar a los comunicadores a ejercer su actividad en condiciones seguras, a pesar de que se conocen las regiones en donde no se puede llevar a cabo este tipo de labores.
Por el momento, queda continuar con la denuncia de este tipo de crímenes o amenazas y esperar que el tiempo no se convierta en olvido, a la vez que hay que insistir para que la manipulación no termine por enterrar la verdad, pues además de que escribir una nota o un artículo se puede convertir en una sentencia de muerte para muchos profesionales del periodismo, el que después de meses –o años– no se tenga una respuesta a lo sucedido, pero sí se cree un movimiento que sólo busca obtener provecho político equivale a un segundo crimen contra la libertad de expresión, sólo que en este caso a ésta se le quiere sustituir con una manipulación.
Del tintero
Un día como hoy, pero en 1525, Hernán Cortés mandó ejecutar a Cuauhtémoc, último emperador azteca. Como se puede apreciar, la violencia viene desde hace varios siglos en este país.
Twitter: @AReyesVigueras
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