Por: Salvador I. Reding Vidaña
Se dice que “las apariencias engañan”, pero no siempre es así, las apariencias pueden ser engañosas o verdaderas. Cuando ejecutivamente se toman decisiones que se prestan a ser vistas como tomadas en beneficio personal o grupal, y eso parece evidente, sobre todo en política, es justificado que sean reclamadas por los posibles afectados, y hasta por observadores ajenos.
Este es el caso de Acción Nacional, que ha provocado muchos reclamos, sobre la propuesta del presidente del CEN, de haber presentado al Consejo Nacional del sábado 7 de agosto pasado, una integración de la Comisión Organizadora Electoral, encargada de las elecciones internas de este año, en vez de solicitar propuestas de la militancia. (¿Y por qué aprobada? Pudo ser por simple inercia o desinterés en discutir el tema).
¿Qué ha pasado? Que en dicha comisión hay personas afines al presidente del PAN, y que lo menos que se puede decir es que se ve mal, muy mal. Quien la preside fue un apoyador abierto a la elección de hace tres años de Marko Cortés, Gonzalo Altamirano Dimas. Y uno de sus colaboradores formales de más confianza es el amigo Julio Castillo López. Sólo para empezar. Las tres mujeres que están en la comisión llegaron a las listas plurinominales por decisión del presidente Cortés. Quizás la única persona que le es completamente ajena a Marko, es Manuel Gómez Morín, quien fue su competidor tres años ha.
La inconformidad es resultado de la no declarada pero muy deducida intención del presidente del CEN panista, de buscar su reelección. Panistas distinguidos y quienes ya han declarado buscar la presidencia del CEN, han solicitado a Marko Cortes, muy legítimamente, que, si buscará su reelección, pida licencia al cargo, para que compita en igualdad de condiciones, que haya, como se dice en política, piso parejo. O bien, que si no tiene dicha intención, que lo diga formalmente, pero ya.
Como hasta ahora Marko no ha dicho que no, es razonable pensar que buscará ser reelecto, y muchas de sus actividades y declaraciones recientes se ven como estrategia de consolidar su presidencia otros tres años. Tiene Marko todo el derecho de buscar su reelección, pero debe hacerlo en igualdad de condiciones que sus competidores, es lo digno. Pero propuso, a diferencia del proceso solicitado por los otros tres aspirantes a la presidencia, ese proyecto de comisión electoral afín a él, lo que como sabemos fue aprobado por el Consejo Nacional.
Es indispensable, absolutamente indispensable, que una comisión electoral debe ser indiscutiblemente imparcial. El juez o árbitro de un evento, el que sea, debe siempre, siempre, serlo y parecerlo. Pero aclaremos: muy importante, las simpatías o compromisos de los miembros de esa comisión no los hacen ser necesariamente parciales a su amigo o jefe, pero siempre queda la duda, por simple naturaleza humana, de que no sean imparciales, consciente o hasta inconscientemente.
Cuando hay conflicto digamos potencial de intereses en un arbitraje, lo digno de quienes están en el caso, es excusarse de participar. Por la dignidad de imagen o simple duda de actuar parcialmente, quienes en el presente o en el pasado han públicamente simpatizado o apoyado a uno de los contendientes, deberían de rechazar el encargo, excusarse de participar. A pesar de lo atractivo que significa el encargo.
Si Marko Cortés formalmente declina buscar su reelección, la comisión no sería una que pudiera favorecerle, y por tanto sus integrantes no tendrían frente a ellos la debida objeción de conciencia y el reto de declinar por dignidad. Pero hasta ahora el análisis político indica que el señor Cortés buscará su reelección, con una comisión que se ve “a modo”. La moneda está en el aire.
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El PAN debe retomar sus valores y ser ejemplo de democracia, ya que esa Ley Gandalla fue aprobada por Anaya para ser Presidenciales. Se debe modificar la norma que permite al Preaidente separarse hasta un día antes.