Nuevos rostros

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Cuando escuchamos que la política necesita “nuevos rostros” inmediatamente pensamos en candidatos jóvenes aunque no necesariamente tienen que ser personas entre 18 a 29 años para ser considerados “nuevos rostros” nos referimos a personas que no han tenido una oportunidad en la política y que sin importar su edad, aún no son presentados ante la ciudadanía mediante las formas tradicionales de difusión política.

Me refiero al profesor universitario que goza de credibilidad intelectual y que ha formado a decenas de generaciones en su municipio, me refiero, al padre de familia que aparte de ejercer un oficio o profesión se dedica a organizar actividades deportivas para los niños y jóvenes en su colonia, me refiero a la ama de casa que cocina para su familia y también para los indigentes que pasan por su municipio, me refiero al joven deportista que ha sufrido la falta de apoyo de las autoridades pero que pese a ello, regresa año con año con mayores triunfos y que es ejemplo para los demás jóvenes de su barrio.

Habrá quienes opinen que esas personas deben buscar entonces candidaturas ciudadanas o independientes y no hay nada más triste que eso, que los partidos políticos estatutariamente establecidos, les cierren las puertas, los usen sólo con fines electoreros y terminen  apoyando a los “mismos de siempre».

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Cuando digo “los mismos de siempre” me refiero a rostros políticos que debido a la sobreexposición mediática nos han terminado por hartar, aunado a sus deficientes resultados legislativos o de gestión y por su falta de principios en la vida diaria. Está demostrado, a esos políticos no los quiere la gente, por eso “los mismos de siempre” recurren a las prácticas de siempre: acarreo, operación tamal, carrusel, compra de voto, etcétera. Porque saben que la ciudadanía no votará por ellos gracias a la ausencia de credibilidad, capacidad y congruencia.

Los ciudadanos nos están enviando un mensaje clarísimo “ya no quieren a los mismos de siempre” quieren rostros nuevos, personas producto del esfuerzo y no del privilegio político, no de la herencia, no de la línea y la imposición. Si los partidos políticos no se renuevan y encabezan causas ciudadanas, los candidatos independientes seguirán ganando escaños, lo cual, en honor a la verdad, no es malo, sin embargo, siempre será mejor la política profesional y reglamentada, aquella que establezca  claramente las reglas del juego y tenga mecanismos de sanción hacia los servidores públicos que ejerzan mal su gestión, porque uno de los principales problemas de la figura independiente es que no existen medios de aprobación o no, a quienes ejercieron el cargo, porque a fin de cuentas…¡son independientes!

La solución a la crisis de credibilidad política que atraviesa nuestro país no radica en que cada quien corra por su cuenta y con su cada cual, porque aparte de caro es riesgoso, la solución es que los partidos políticos se reestructuren desde la raíz y que impulsen nuevos rostros verdaderamente ciudadanos (no candidatos que saltan de un partido a otro y que terminan encabezando causas “independientes” )

Hacemos votos porque la política se profesionalice y se reestructure a sí misma, que haya candidatos independientes ¡sí! Pero que también haya dentro de los mismos partidos políticos, nuevos rostros, nuevas opciones, nuevas propuestas, nuevas ideas, porque si quieres obtener distintos resultados tienes que empezar a tomar distintas acciones.No hace falta crear más partidos políticos hace falta impulsar rostros nuevos.

Agosto 2015, en el país donde las calcetas son más importantes que las ideas.


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