Migaja semanal: Las elecciones de los menos malos

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Al revisar las plataformas electorales de los partidos políticos en esta elección, uno podría darse cuenta que existen propuestas interesantes por parte de los competidores por el voto ciudadano, no obstante esta percepción, asistimos a una campaña electoral en la que privan los ataques a los contrarios, a la par que algunos candidatos dan a conocer algunos planteamientos para resolver problemas que son del interés de los electores, pero de manera muy breve y sin decir cómo harán para hacerlos realidad.

Campañas de contraste

Si bien es cierto que hacer un balance entre lo que representan los distintos abanderados de los partidos, es una tarea necesaria para que el elector tenga más elementos a su alcance para tomar su decisión, tal actividad no es una tarea fácil, pues los medios de comunicación se han dedicado más a difundir los aspectos escandalosos de los candidatos –destacando el diario Reforma que pone en evidencia lo mismo al panista Javier Gandara que a la priísta Claudia Pavlovich en Sonora–, a la vez que los propios partidos han privilegiado los ataques al competidor, aprovechando la difusión de llamadas como las que hemos oído de la propia Pavlovich o los abanderados a gobernador del blanzquiazul Carlos Mendoza, de Baja California Sur, o Francisco Domínguez, de Querétaro.

La falta de espacios que permitan al ciudadano evaluar adecuadamente a los aspirantes a ocupar un puesto de elección, labor que deberían realizar los medios locales principalmente, ha contribuido al desánimo que da espacio a movimientos como el que pide abstenerse o protestar en la boleta electoral.

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Esto es una de las principales características de la presente campaña electoral, a pesar de los distintos instrumentos con los que cuentan los partidos políticos para dar a conocer sus posturas a la ciudadanía, como es el caso de los millones de spots que tienen a su disposición. Son espacios que se utilizan más para atacar al contrincante, que para dar a conocer sus propuestas. Situación similar sucede con los órganos informativos de los propios partidos, espacios más orientados a difundir las actividades del líder del mismo, o las opiniones de los integrantes del grupo que lo controla, que a buscar ser un canal de difusión para la ciudadanía en general.

Otra característica tiene que ver con la rapidez del mensaje que emite cada partido, pensando más en función de las redes sociales –como si fueran el único canal de difusión existente–, además de la simplificación de los mismos, los cuales se busca convertir en verdaderos lemas de campaña, como es el caso de #las3delPAN, etiqueta para redes sociales y slogan a la vez, que a través de pocas palabras pretende convencer al votante indeciso de votar por la fuerza política que las emite.

Y como el modelo que han importado los partidos para hacer su propaganda es el publicitario, la repetición es un ingrediente importante en la presente campaña, aspecto que en ocasiones es llevado al límite. En 2012, la candidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota, debutó en la competencia por la primera magistratura del país con el lema Diferente, de inmediato abanderado a todos los cargos de elección adoptaron el mismo slogan, sin pensar que la motivación de esa idea podría estar en el género o en estudios que no contemplaban la realidad de unos comicios locales. Posteriormente, cuando las preferencias ciudadanas mostraron el declive de la campaña blanquiazul, se debió cambiar todo el discurso con todos esos mismos candidatos que repitieron el contenido de la campaña federal.

También el PAN nos enseñó que para ganar una elección, es necesario mostrar los defectos del competidor, aunque no sea del todo cierto lo dicho. Por lo anterior, en 2006 tuvimos la campaña de que López Obrador es “un peligro para México” y en 2012 aquello de “Peña no cumple”.

La novedad en la presente campaña, es que ahora los adversarios contestan y los mensajes se inscriben en verdaderos duelos de acusaciones. El ciudadano cuenta con escasas alternativas para informarse adecuadamente de lo que representa cada candidato, a pesar de la avalancha de mensajes que se pueden apreciar a través de los medios masivos.

Pero tampoco tenemos una ciudadanía interesada en cuestiones políticas. La falta de confianza en los partidos, en el sótano de las mediciones que se han hecho al respecto, así como los niveles de abstencionismo en las elecciones intermedias, reflejan que no importa la poca información de calidad respecto a los candidatos y sus propuestas, no hay una audiencia interesada en este tema al parecer.

Otro elemento de complicación, es el hecho de que en una gran cantidad de estados del país, tenemos corriendo simultáneamente las campañas locales con las federales, por lo que en muchas localidades el elector se enfrenta a los mensajes de hasta 4 candidatos a la vez.

Tal parece que a los ciudadanos no les quedará de otra más que votar sin información de calidad y por el menos malo, pues no acudir a las urnas sólo representará una victoria para las maquinarias de movilización electoral del voto clientelar.


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