México pierde panel sobre maíz genéticamente modificado; derrota para la 4T y sus falacias

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La publicación de un decreto en el Diario Oficial de la Federación (DOF) que establece la revocación y abstención del otorgamiento de permisos para el uso del grano de maíz genéticamente modificado destinado a consumo humano en México, que significa la prohibición de lmportación de este insumo con el pretexto de que está relacionado a ciertas enfermedades, algo que no está comprobado cientificamente, provocó la realización de un panel como demanda de los exportadores estadounidenses que se sintieron afectados.

Recordemos que en el sexenio pasado, desde lo que era el Concacyt, se impulsó la creencia de que el maíz genéticamente modificado era dañino para la salud, además de impulsar una serie de medidas que con el argumento de la autosuficiencia alimentaria hicieron que nuestro país retrocediera en materia agrícola.

Fuente: Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO)

El decreto publicado no tomó en cuenta la realidad del país en cuanto a este tema, como lo recuerda el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), «la mayor parte del consumo de maíz amarillo en el país depende de las importaciones: en 2022, la producción nacional (de 3 millones 183 mil de toneladas) fue 20% menor a la suma de la demanda para consumo humano, autoconsumo e industria almidonera (que ascendió a 4 millones 17 mil de toneladas). En ese mismo año, las importaciones de maíz amarillo representaron 75% del total de la oferta del producto en el país; es decir, México actualmente no tiene la capacidad productiva para cubrir su demanda total».

Pero la demagogia de Elena Álvarez Bullya, directora del Conacyt, apoyada por López Obrador, apoyada más en creencias que en estudios científicos o en datos reales provocaron que hoy México pierda un panel en el marco de la revisión del T-MEC y ayuden a la narrativa antimexicana que difunde el equipo del presidente electo Trump, es decir, es un problema adicional que nuestra nación no necesita en un momento tan complejo como el que se vive.

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El IMCO recuerda las repercusiones de esta medida en la economía nacional: «Las políticas públicas que contradicen las obligaciones estipuladas en los acuerdos comerciales, así como la lenta resolución de las diferencias que surgen entre los países socios, ponen en duda el compromiso de México con sus obligaciones comerciales. Esto tiene repercusiones directas en la competitividad del país, pues obstaculizan el buen funcionamiento de los tratados y el aprovechamiento de las facilidades al comercio que ofrecen. Persiste la necesidad de resolver rápidamente las disputas existentes y, además, atender los pendientes regulatorios para permitir que el T-MEC funcione adecuadamente. Sólo así se podrá avanzar hacia una mejor integración con América del Norte».

La analista de Banco Base, Gabriela Siller Peraza, en sus redes sociales, agregó que «en el reporte final del panel no se definen sanciones para México, aunque es probable que estas se puedan dar a conocer más adelante como medida compensatoria por las acciones de México que limitó el acceso a sus socios de Norteamérica a una parte del mercado interno de consumo de maíz».


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