Las actuales campañas electorales se caracterizan por una gran variedad de tácticas, actitudes, recursos y mañas, entre las cuales las propuestas –pese al discurso de dirigentes y candidatos– no se ubican en los primeros lugares. En muchas ocasiones, las campañas están orientadas a vender al candidato como si fuera un producto, un actor o actriz de cine, así como a demostrar que es el menos malo, pero pocas veces con base en sus propuestas.
Tendencia actual
En la pasada elección a gobernador en Colima, la guerra sucia fue la que caracterizó a la campaña electoral. Pese a que el candidato del tricolor, Ignacio Peralta, fue presentado como alguien con capacidad, fueron los ataques en contra de Jorge Luis Preciado los que ayudaron a remontar una diferencia en contra del abanderado priísta.
Y es que las actuales campañas buscan ganar el voto del elector con base en una serie de técnicas copiadas de la publicidad, mismas que hacen que el candidato o la candidata sea presentada más cerca de las formas de las estrellas del cine y la televisión que de personas de carne y hueso.
A esto se suman las campañas de contraste –o negras, como son calificadas por algunos analistas–, que buscan resaltar lo negativo del contrincante para que el elector no deposite en su favor su sufragio en la urna. Este tipo de técnicas incluyen la investigación de los antecedentes del candidato rival y, por si lo encontrado no fuera suficiente, la invención o exageración de algún aspecto que se pueda manejar en este contexto.
Asimismo tenemos la repetición constante, la búsqueda de apoyos de personajes conocidos –como actores o deportistas–, la asociación con el gobernante en turno –en particular si es del mismo partido–, o los ataques en contra del mandatario cuestionado –como sucede en Veracruz o Chihuahua–, para armar una plataforma que permita convencer al votante de sufragar a favor del abanderado que haga un mejor uso de este tipo de recursos.
Las propuestas, en estas campañas, quedan relegadas a generalidades y resumidas en una frase llamativa que ayude a identificar al candidato con amplias capas de la ciudadanía.
Desgraciadamente, el hecho de manejar las propuestas de una manera tan breve, no permite conocer cómo se harán realidad, así como los mecanismos o modificaciones legales necesarias para ponerlas en práctica o los detalles de operación de este tipo de ideas.
No es ningún secreto que tanto los medios como los ciudadanos dan escaso seguimiento a los propuesto por los candidatos para, luego de la elección, comprobar si cumplieron. A Felipe Calderón, por citar un ejemplo, poco se le reclama por no cumplir su promesa en la campaña presidencial de 2006 de ser el “Presidente del Empleo”, lo cual –como ha sido evidente– no logró.
Al actual mandatario federal, Enrique Peña Nieto, se le critica por muchas cosas, pero poco por incumplir en sus compromisos como candidato tricolor. El mismo caso de Miguel Ángel Mancera con aquello de “decidiendo juntos”.
Las propuestas de campaña, en este contexto, se convierten en uno más de los recursos para que los candidatos ganen el voto, pero que no los obliga a algo en particular, pese a las firmas ante notario.
Otro aspecto de esta problemática tiene que ver con las plataformas electorales de los partidos. A su escasa difusión y reducido análisis, se suma el hecho de que para buena parte de los candidatos no las toman en cuenta e, incluso, elaboran las propias desplazando a las creadas por los institutos políticos que los postularon.
Y si el candidato va en alianza, la cosa se puede poner peor pues la plataforma se convierte en un documento que cuidó no abordar algún tema que incomode a alguna de las partes, ofreciendo propuestas tan generales que su eventual aplicación no resolvería alguno de los problemas planteados.
Adicionalmente, en los debates no se discute algún problema que necesite alguna solución urgente, sino que se ocupa de atacar al contrario, sacando sus trapos al sol, para demostrar que el adversario no es digno del voto ciudadano.
Si bien hay algunas excepciones a lo que se describe aquí, de parte de candidatos que elaboran documentos en los cuales explican lo que harían en caso de ganar, además de organizar foros y solicitar propuestas a la ciudadanía, en la mayor parte de los casos lo que se busca es ganar a cualquier costo eliminando a la competencia con cualquier recurso.
Es así que las campañas que inician tendrán como componente principal los ataques a los rivales y propuestas tan generales, light dirían algunos, que sólo servirán para pintar bardas y hacer calcomanías, pero no para terminar de convencer a un ciudadano que tiene a la desconfianza de todo lo que suene a política como principal consejera.
Del tintero
Un día como hoy, pero de 2014, se declaró la quiebra de Mexicana de Aviación. Un tema que para desgracia de los trabajadores de la empresa, no ha sido resuelto como debiera. También la reconfiguración del sector del transporte aéreo que se dio tras la medida no ha terminado de satisfacer las necesidades de los pasajeros, pues ahora ninguna de las aerolíneas puede presumir de puntualidad, por citar un ejemplo y no mencionar costos, manejo de equipaje o atención en mostradores.
Twitter: @AReyesVigueras
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