Todos sabemos de la contaminación atmosférica si bien no todos son conscientes de sus consecuencias. Aunque se sabe que hay personas que sufren molestias, no conocemos lo que ha largo plazo nos afectará en nuestra salud, en especial en vías respiratorias. Ha pasado más de medio siglo desde que se divulgó el concepto «smog» (del inglés smoke -humo- y fog -niebla-) y aún no sabemos con exactitud lo que nos puede dañar.
Autoridades locales y la federal tardaron más de 20 años en tomar las primeras medidas contra la contaminación a pesar de que desde 1968 está presente en varias ciudades del país. Aún hoy no todas las entidades del país establecen la verificación obligatoria. Algunas lo hacen sin actuar contra quienes la evaden.
Las autoridades del Área Metropolitana de la Ciudad de México (AM) han establecido límites máximos a ciertos contaminantes, y cada que se llega a uno de estos límites decretan emergencia ambiental. Con ello se dicen estar obligados a establecer medidas emergentes para buscar que bajen los índices y no ser señalados por indolencia. Como las recetas a su alcance son muy limitadas, en cada emergencia sólo saben repetir una: retirar vehículos de la circulación.
Mientras la medida preventiva de la verificación vehicular ha logrado reducir la contaminación emitida por cada vehículo, la medida draconiana del «Hoy no circula» no logra reducir ni uno por ciento de los índices medidos. En teoría, si se retira el 20% de la flota, los índices debían reducirse en un 20%, pero ni cuando retiraron el 40% de la flota dos días seguidos bajaron significativamente los índices. Evidentemente hay fuentes que no se controlan.
Se puede afirmar que los ocho millones de vehículos que circulan en AM arrojan unas 200 toneladas de precursores de ozono diariamente (si se considera que cada uno de ellos emite el doble de la norma para automóviles nuevos, esto es 0.5 gramos por kilómetro y recorre 50 kilómetros diarios. Parámetros que muestran la magnitud del problema.
Durante los últimos últimos años los fabricantes de automóviles han mejorado mucho sus motores y reducido drásticamente las emisiones por lo que fue sorpresivo que se elevara drásticamente la contaminación. Como si el mismo día se hubieran estropeado los motores de los 8 millones de vehículos… o hubiera otras fuentes contaminantes.
Descarto los incendios forestales porque el que podría haber influido (el del Tepozteco) sucedió después de las contingencias ambientales, pero no así las exhalaciones del Popocatépetl que se dieron todo el mes de marzo. El día 10 una exhalación enorme arroja 13,200 toneladas de bióxido de azufre (o sea 66 veces el dato diario de nuestro cálculo) y a los dos días se dispara la contaminación. Enrique Dávila menciona que se ha culpado al automóvil cuando también hay un origen volcánico, mencionando los datos que menciono arriba.
Las autoridades decretaron la vuelta original del Hoy no Circula y establecen temporalmente un Doble no Circula, afectando gran parte del parque vehicular. Pero como la contaminación no disminuye, están obligadas a estudiar soluciones antes que la salud de muchos se vea afectada. Deben vigilar al volcán, los vientos y los sistemas de convección, pero también construir torres descontaminantes como en Perú y Colombia antes de poder decir que tienen oficio para gobernar.
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