En los últimos días, el tema del destino que le espera a Guillermo Padrés, exgobernador de Sonora, se suma a una ya larga lista de ex mandatarios que al dejar el cargo se convierten en objetivos de la ley, por la cantidad de irregularidades que se denunciaron aun cuando estaban en el Poder. El tema tiene distintas facetas, como lo que hará, en este caso, Acción Nacional respecto a la responsabilidad que el Partido tiene por haber postulado a alguien que finalmente se encuentra en entredicho y que ya fue juzgado en la opinión pública, un terreno en el que el PAN no las tiene todas consigo.
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El caso de Padrés en Sonora, se suma a las imputaciones que se han hecho en contra de Rodrigo Medina en Nuevo León. Ambos exgobernadores son, en esta temporada política, los villanos favoritos de la opinión pública en su lucha contra la corrupción.
Pero debemos aclarar que una cosa es la sospecha de que se ha cometido algún delito y otra, muy diferente, que en realidad se pruebe tal irregularidad, sobre todo en un sistema como el nuestro, en el cual el debido proceso no es cuidado por las autoridades encargadas de investigar las denuncias, ya sea por incompetencia o complicidad.
No obstante, en la cárcel se encuentran exmandatarios como Andrés Granier, de Tabasco, o Mario Villanueva, de Quintana Roo, lo que da esperanza para que, de encontrarse culpable, Guillermo Padrés pueda sufrir el mismo destino.
Esto nos lleva a abordar el impacto que tendrá este hecho en el Partido Acción Nacional, instituto político en el que desarrolló su carrera política el exmandatario y bajo cuyas siglas fue postulado a la elección para gobernador de su estado. Es claro que en el contexto de la creación de la comisión anticorrupción que Ricardo Anaya, presidente nacional blanquiazul, creó este tema mostrará hasta donde podrá llegar la instancia encargada a Luis Felipe Bravo Mena, pues una simple expulsión no acallará las críticas, en caso de comprobarse la comisión de algún delito por parte de Padrés.
En el terreno de la opinión pública, en donde ya fue enjuiciado el hasta hace unos meses gobernante, poco podrá hacer el PAN, en parte por la poca eficacia de su aparato de comunicación en este terreno, así como por la falta de oficio y estrategia para defender este tipo de causas.
Cabe recordar que no es la primera vez que un mandatario azul es señalado por presuntos actos de corrupción. Ha sucedido con Sergio Estrada Cajigal, en Morelos, y Luis Armando Reynoso Femat, en Aguascalientes. El primero, pese a que no se le comprobó algún delito, decidió abandonar el partido, en tanto que el segundo acaba de librar una acusación por fraude, permaneciendo en el Partido a pesar de los esfuerzos de la dirigencia estatal por expulsarlo. Es así que el reto que tiene por delante Acción Nacional se antoja mayúsculo y habrá que ver como se enfrenta.
El campeón de irregularidades
Pero si algún partido se ha caracterizado por este tipo de señalamientos hacia sus militantes, este es el tricolor. La lista ya comienza a superar la página en la que están inscritos nombres como Tomás Yarrington, de Tamaulipas; Mario Villanueva, de Quintana Roo; Humberto Moreira, de Coahuila; Andrés Granier, de Tabasco; Rodrigo Medina, de Nuevo León; Jesús Reyna, de Michoacán; Arturo Montiel, del Estado de México; Mario Anguiano, de Colima, además de otros nombres.
Aún y cuando no se ha logrado probar en varios de los casos mencionados en el párrafo anterior –pues sólo han pisado la cárcel Villanueva, Reyna y Granier–, al menos las dirigencias tricolores, estatal y nacional, han salido en defensa de ellos, lo que no ha sucedido en el caso Padrés.
De igual manera, algunos de ellos han sido enviados al extranjero para esperar que el olvido ayude a su causa. El manto protector de priísmo se ha notado en defensa de los suyos.
El juicio de la opinión pública, por otra parte, al parecer los tiene sin cuidado, pues al desestimar las acusaciones que se hacen en medios periodísticos o redes sociales, contribuyen a una defensa.
También cuenta tener al gobierno a su favor, además de aliados en los demás partidos. A la llegada de Vicente Fox a la Presidencia de la República, conviene recordar, se prometió ir en contra de la corrupción y la encomienda para el primer secretario de la Función Pública del foxismo, Francisco Barrio Terraza, fue ir por los “peces gordos”. Al final del sexenio, la crítica era que ni “charales” se había pescado.
En el gobierno de Calderón, tampoco se vio la caída de algún exmandatario tricolor, aunque las acusaciones de colaboradores del calderonismo se hicieron públicas, pero en este sexenio tampoco se ha procedido contra alguno de ellos, a pesar de temas como el de la Estela de la Luz o presuntos desvíos en Pemex.
Así que es muy probable que ese pacto secreto –en apariencia– entre PAN y PRI para que no se proceda contra sus exmandatarios, a pesar de que pueden caer figuras menores, es lo que mantiene tranquilo a un personaje como Guillermo Padrés, pese a que ya no pueda caminar tranquilo en las calles sonorenses.
Twitter: @AReyesVigueras
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