El nuevo rostro de América Latina

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Los que creían conocer a América Latina por haberla estudiado, visitado o leído sobre ella, tendrán que refrescar su conocimiento. En tiempos recientes varios países de la región cambiaron o están por cambiar de gobierno y no sólo de estilo, sino profundos de largo alcance.

Cuba encabeza la lista de naciones que están cambiando. En 2007 Fidel Castro anunció se alejaría del poder que sostenía desde 1959 y que mantuvo a la isla férreamente en un sistema comunista, incluso 16 años después de la caída de la Unión Soviética. Su hermano Raúl, al heredar el puesto inició un régimen menos restrictivo y con más libertades que cambiarán la economía y la política de la isla en forma definitiva. Y si los «cubanos de Miami» logran reinsertarse, el cambio será aún más profundo.

Guatemala comenzó a cambiar en 2014 al enfrentar el gobierno de Pérez Molina problemas de corrupción generalizada que lo llevaron a solicitar la intervención de la CICIG. Este organismo, la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, fue creado en 2006 con participación de la ONU y ratificado por el Congreso en 2007. La investigación en las aduanas hecha por la CICIG involucró a altos funcionarios y los acusó de corrupción. Después de múltiples renuncias, incluida la del Presidente, el Congreso nombró a un sustituto y convocó a elecciones. El nuevo Presidente tomará posesión en enero.

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Brasil, referente mundial por ser uno de los países BRIC y por su inmenso tamaño, enfrenta graves problemas de corrupción. Modelo de progreso y de comparaciones internacionales, cuenta con un gobierno encabezado por una mujer que en su primer mandato fue muy exitosa, pero que actualmente enfrenta acusaciones de corrupción que pueden llevarla a cambiar buena parte de su gabinete e incluso a la propia renuncia. Ya hay numerosas manifestaciones públicas en su contra.

Argentina enfrenta la corrupción de muy distinta manera. Después de 12 años de gobierno de los Kirchner (Néstor y Cristina), el sistema electoral de segunda vuelta permitió a la oposición derrotar al oficialismo.

El dominio que ejerció el Partido Justicialista (peronista) en los últimos 70 años ahora dará paso a un gobierno civilista que ha ofrecido combatir la corrupción, respetar la libertad de prensa y mejorar la economía nacional.

Venezuela está por comenzar un fuerte cambio. Los 16 años del Partido Socialista Unificado de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro fueron paradigma de autoritarismo y corrupción. Las recientes elecciones legislativas dieron el triunfo a la oposición, la que alcanzó más de las dos terceras partes de la Asamblea Nacional. Por ello, ésta no tendrá que esperar al fin del mandato para el que Maduro fuera electo, sino puede convocar a revocar el mandato del Presidente. De no haber negociación responsable, es bien posible que se desate la violencia.

Paraguay y Haití, junto con algunos países centroamericanos, son los más corruptos del continente según publicaciones internacionales serias, y ya están sufriendo grandes presiones porque la corrupción agrava la desigualdad imperante, y difícilmente es soportada. La solución no va a provenir de gobernantes de izquierda o de derecha, sino de quien ofrezca -y garantice- terminar con la corrupción y con la impunidad.

Y en México, ¿Qué estamos esperando para resolver esos dos mismos problemas que en resto de América Latina ya están atendiendo?


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