El arma secreta de Ucrania

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Durante la larga historia de Ucrania, ésta pasó de dominadora absoluta a ser país vasallo. En los albores de la historia europea, la Rus de Kiev, fundada en 882, fue el Estado más grande y poblado de Europa. El más poderoso hasta la invasión de los mongoles de 1256.

Desechada totalmente por los invasores, Ucrania se dividió en principados, uno unido a Lituania y Polonia, y el principado moscovita. Muchos siglos después, en 1772, ya convertido el principado en Imperio Ruso, ocupa el territorio ucraniano y lo anexa como súbdito. Con la revolución de octubre de 1917 se da una efímera República Popular Ucraniana, que es derrotada por el Ejército Rojo. Forzada a ceder territorio a Rusia, Polonia y Bielorrusia, a partir de 1922 es parte de la Unión de Repúblicas Soviéticas y Socialistas (URSS) hasta su disolución en 1991. El 21 de agosto de ese año finalmente recupera su independencia.

Las ocupaciones de Ucrania por sus vecinos orientales (el Imperio Ruso y la URSS) impusieron su idioma entre los ucranianos, y prohibió utilizar su lengua eslava, más cerca al polaco que al ruso, incluso en ceremonias religiosas. Actualmente ambos idiomas son utilizados por la población, generando rencores entre quienes no comparten lengua.

Su vida independiente desde 1991 ha pasado del intento de asociarse a la Unión Europea al de hacerlo con la Unión Aduanera Euroasiática de Rusia. Siempre ha estado sujeta a tensiones geopolíticas entre Occidente y Rusia, tensiones que no se dan sólo en el ámbito internacional, también en el doméstico. La poca paciencia con los que no usan su lengua se acentúa cerca de la frontera con la Federación Rusa. El caso extremo son las provincias de Donetsk y Lugansk, que buscan su independencia al estilo Texas en 1836 (para luego integrarse a la Federación Rusa).

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Al día siguiente que Vladimir Putin reconoció la independencia de ambas provincias, su ejército entra en acción, tanto por mar como por tierra, incluso desde Bielorrusia. Siguió el modelo del ejército norteamericano de 1846 cuando ocupó no sólo Veracruz y el centro de México sino también los puertos del Pacífico (San Diego, Monterey y San Francisco) así como la ciudad de Santa Fe en Nuevo México.

La OTAN y la UE no quieren involucrarse en una guerra contra Rusia y se han limitado a establecer sanciones económicas, prohibiendo el comercio con Rusia. Pero sobre el gas ruso no han dicho nada ninguna de las partes. Con su necesidad de energía, y de respetar la ecología, cambió radicalmente su panorama energético. Evitan el uso del carbón e intentan disminuir el del petróleo y sus derivados a través del uso de celdas solares y generadores eólicos. Pero requieren complementar la demanda con gas importado; por ello existen miles de kilómetros de gasoductos por toda Europa. Algunos originados en África y Medio Oriente, pero los principales provenientes de Rusia o de vecinos de ese país como Azerbaiyán o Georgia. Los europeos le dieron un arma formidable a la Federación Rusa, y su dirigente va a tomar ventaja a menos que surja un milagro.

El milagro lo puede proporcionar la actitud ucraniana. En vez de doblarse a un ejército muy superior y mejor armado, la población ha sacado la misma fuerza ciudadana con la que expulsó al presidente pro ruso en 2014, y enfrentó al invasor. Con bombas molotov y con gran determinación lograrán rechazar al ejército ruso si la ayuda material de Occidente llega a tiempo.

La actitud y acciones de la población de Ucrania, y de su presidente, son ejemplo para todos.


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