El aborto, de nuevo a escena

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La reciente discusión en la Suprema Corte de Justicia de la Nación del tema del aborto, en la búsqueda de despenalizar su práctica, generó nuevamente las protestas de grupos que se oponen a que continúe este tipo de acciones, bajo el escudo de la defensa de la vida, en tanto que el bando contrario argumenta acerca del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo. La polémica retrata la forma en que tratamos de resolver las diferencias en este país: mucho ruido y pocas nueces.

Vida contra aborto

Un amparo solicitado por Margarita Pino Salazar en contra de dos artículos del Código Penal Federal han llevado a que en el seno de la Suprema Corte de Justicia se discutiera el tema del aborto. De acuerdo al diario La Jornada, la solicitud de amparo ha generado una propuesta del ministro Arturo Zaldívar para declarar inconstitucional el delito del aborto, lo cual fue rechazado 3 votos contra 1 sobre la no procedencia del amparo.

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            El mismo medio, en una nota firmada por Alfredo Méndez, resalta algunos detalles que pudieron influir para no apoyar la tesis del ministro Zaldívar, pues Margarita Pino pidió un amparo en contra de los artículos 333 y 334 del Código Penal, además de en contra del ISSSTE –institución que le negó la realización de un aborto por complicaciones en su salud–, pero ella no fue objeto de acción penal alguna y acabó por realizar el legrado en una clínica privada en la Ciudad de México. Además, la propuesta de Arturo Zaldívar es para declarar inconstitucionales los artículos 332 y 334 de citado Código, lo que podría no servir para convencer a los demás miembros del pleno para aceptar la propuesta.

            En el bando contrario, de los defensores de la vida, han comenzado una campaña en redes sociales y vía correo electrónico en el que argumentan que con el pretexto del «libre desarrollo de la personalidad de la mujer”, se esconden terribles secuelas por el aborto provocado, además de aludir al derecho a la vida del niño por nacer y que ni en la Constitución mexicana, ni en los tratados internacionales firmados por México se contempla el «derecho» al aborto.

            Tema polémico por donde se le quiera ver, con tintes morales, el aborto es otro de esos temas que divide las opiniones en nuestra sociedad.

            Tradicionalmente, este asunto ha enfrentado al PAN –en el bando de la defensa de la vida–, con la izquierda que promueve el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo.

            El PRD en la Ciudad de México ha impulsado la despenalización del aborto, además de la creación de clínica en las que se pueda practicar bajo condiciones seguras, lo cual ha sido considerado –por los sectores proabortistas– como un avance en las libertades individuales del género femenino.

            Los gobiernos emanados del PAN, por su parte, se han mantenido al margen de la discusión, pese a que en el seno del blanquiazul se ha comentado la necesidad de que se modifique la legislación que penaliza a las mujeres que aborten, en parte motivado por los escándalos –como hace algunos en Guanajuato– cuando trasciende a los medios el encarcelamiento de alguien a causa de este tipo de prácticas.

            Como iniciativas de ley, el PAN ha impulsado que en la Constitución se contemple la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural –abriendo un nuevo flanco en contra de quienes apoyan la eutanasia–, así como algunas otras modificaciones al marco legal que nos rige para “proteger” a las mujeres embarazadas y a los infantes.

            No obstante, en el plano de la opinión pública los defensores de la vida se han visto rebasados por los que pugnan por los derechos de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, esto debido a que chocan conceptos de orden moral en contra de argumentos más práctico, pues es difícil que una tesis como que se trata de un pecado o el derecho a vivir de alguien que todavía no nace logren prevalecer ante las complicaciones que tendría una mujer con hijo que criar en un entorno socioeconómico adverso en un país con desigualdades, en el que al género femenino le toca –casi siempre– la peor parte.

            Los panistas han rehuido al debate acerca de por qué no han propuesto políticas públicas para defender a las mujeres –pues finalmente ellas deciden en este tema– tanto de ser expulsadas de sus hogares, de perder el empleo, de quedarse sin pareja o de tener que cuidar, educar y mantener a un hijo solas. En la historia del panismo se escuchan pocas propuestas –si no es que ninguna– acerca de brindar subsidios a las mujeres embarazadas o que tengan que mantener a sus hijos como madres solteras. En vez de eso, se insiste –desde sectores afines al blanquiazul– la familia es la institución a proteger, pero la familia compuesta por padre, madre e hijos, poco que hacer para con las familias compuestas por una madre y sus hijos.

            Ante este tipo de posibilidades es claro que las mujeres considerarán seriamente el aborto.

            Así, sea cual sea la decisión de la Corte, la polémica seguirá y continuaremos teniendo mujeres que sufren al saber que están embarazadas, sin ninguna protección de aquellos que dicen defender la vida, pero con opciones con quienes le ofrecen que defienda sus derechos. Lo dicho, mucho ruido…

Del tintero

Los conflictos poselectorales dejaron las calles o los medios para litigarse en tribunales. Pronto escucharemos noticias que podrían confirmar o modificar el resultado en Aguascalientes o Veracruz, pues se trata de dos de las elecciones que más recursos jurídicos han acumulado.

 

Twitter: @AReyesVigueras


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