El 6 de junio tenemos una cita ineludible

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Por: Esther Quintana Salinas

Votar en las elecciones es un derecho y un deber a la vez. Derecho a ejercer y deber a cumplir de manera responsable. Se trata de algo tan trascendente como es el decidir a quienes les vamos a otorgar nuestra confianza para encomendarles nuestra representación en la Cámara de Diputados del Poder Legislativo de la Unión. Implica elegir con conocimiento y conciencia a las personas que van a hacer posible el desarrollo de la comunidad acorde a sus dignidad de personas y la paz social como ingrediente sustantivo del bien común. De modo que ir a votar desinformados o decidir no votar es un autogolpe, es actuar de manera irracional e irresponsable. Votar es un derecho, que infortunadamente millones de mexicanos deciden no ejercer, y esto suma a hacer más grande la inequidad en la forma de vida; contribuye asimismo a que los fenómenos de corrupción e impunidad enraícen más hondo en todos los ámbitos del quehacer público y privado. Este derecho debiera ejercerse con lucidez, sopesando con sentido crítico las propuestas y las promesas que nos presentan las distintas plataformas partidistas a través de sus candidatos. Esforzarnos en conocer la trayectoria de los aspirantes, debiera de ser requisito sine qua non para definir por quien votamos. Votar a ciegas o con el hígado, sólo produce descalabros para la nación, arribo de inútiles y sinvergüenzas, ambos ácido sulfúrico para nuestra de por sí famélica democracia.

Votar es un deber cívico. Pero tampoco hace ni poquita mella en el interés de muchos compatriotas, sólo hay que ver los altos índices de abstencionismo. El año pasado en Coahuila los electores decidieron mandar a paseo su obligación, sólo el 39 por ciento salió a votar y la mayoría de ese porcentaje le entregó el Congreso local a los de siempre, al PRI. Es todo un fenómeno de masoquismo lo que se vive en nuestra entidad federativa. Ahora mismo hay una campaña a la que denominan “el voto útil”, con la que están llamando a favorecer de nueva cuenta al tricolor. Ni por asomo invitan al elector a razonar su voto, a informarse respecto de la currículum de los aspirantes, incluso destacan que hay que hacer caso omiso del pasado de éstos, porque lo único que importa es que no llegue Morena a tener la mayoría en la Cámara de Diputados. Al margen de que yo esté contendiendo por una diputación federal, lo último que haría es una campaña para que la gente votara por los candidatos del partido del que más agravios han recibido los coahuilenses. Agravios que se traducen en una falta de recursos que han privado a la población de cuanto le representa bienestar, seguridad, calidad de vida, etcétera; sobre todo en las zonas en donde viven las personas con menos recursos económicos. Ahí es donde trafican con “dádivas” entregadas de manera discrecional, porque sólo son beneficiarios de las mismas los sumisos al yugo eterno del priismo coahuilense. De ahí les viene el “egregio” mejor posicionamiento, que es el puntal en el que se sostiene el llamado al “voto útil”.

Desde esta columna sabatina, y además sabiendo que en mi próxima entrega, por mandato de ley, ya no podré llamar a votar, los invito respetuosamente a razonar su voto, a votar en conciencia por aquellas personas que quieran que los representen en la tribuna más importante de la nación, que es la Cámara de Diputados. Necesitamos políticas sociales y económicas respetuosas, que promuevan la dignidad de las personas, que impulsen la libre iniciativa social en la economía y en la cultura, que propicien  condiciones para la inversión nacional y extranjera porque esto se traduce en generación de empleos, y a mayor empleo menor inseguridad pública. Que se asista a los más necesitados, pero partiendo de criterios no electoreros, como se establece en el artículo 4 constitucional. Necesitamos invertir a lo grande en educación y salud, porque son prioritarias para el desarrollo de las personas, y antesala de una nación próspera y exitosa en la que impera la autosuficiencia.

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Por favor decida de manera inteligente su voto el próximo 6 de junio. No es cierto que todos los políticos somos sinvergüenzas y que da igual votar por uno que por otro. Es un criterio erróneo, causante precisamente de que lleguen a la Cámara de Diputados vividores e incapaces, que no tienen ni la más pálida idea de lo que significa ser los representantes de los intereses de los mexicanos.

No falte a votar el domingo 6 de junio.


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